Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capitulo 21
Capítulo 21: El Príncipe que Decidió Derrocar a la Reina
El príncipe, ahora coronado como el legítimo heredero del trono, se encontraba en la sala del trono, rodeado de sus consejeros y aliados. La noticia de su victoria se había extendido por todo el reino, y la gente celebraba con júbilo. Sin embargo, el príncipe sabía que su tarea más difícil aún estaba por delante: derrocar a la reina malvada y restaurar la paz en el reino.
Al enterarse del regreso de Lucía, el príncipe envió una orden imperial para que la trajeran al palacio. Quería recompensarla por su valentía y otorgarle un nuevo título. Cuando Lucía llegó al palacio, su transformación en elfa asura dejó a todos sorprendidos. Su presencia irradiaba una energía poderosa y su conexión con la naturaleza era evidente.
El príncipe, impresionado por su cambio, se acercó a ella y preguntó:
—Lucía, ¿qué te ha pasado?
Lucía sonrió y respondió:
—Muchas cosas, mi príncipe. Si te las contara todas, no terminaríamos nunca.
El príncipe asintió, comprendiendo la magnitud de sus experiencias.
—Lo siento, Lucía. Comencemos con la ceremonia de conmemoración. Me he enterado de que te has convertido en una maestra de la espada espiritual. Tu nombre ha resonado en los once reinos, y por eso no solo te haré caballero real, sino que también serás la comandante de las Rosas Negras, un escuadrón de guerreros fuertes y valientes. Tus amigos también están aquí.
Lucía, conmovida por el honor, se arrodilló ante el príncipe mientras él le colocaba la espada ceremonial sobre los hombros.
—Levántate, Comandante Lucía de las Rosas Negras —dijo el príncipe con solemnidad.
Lucía se levantó, sintiendo el peso de su nuevo título y la responsabilidad que conllevaba. Sus amigos, ahora caballeros reales, la rodearon con sonrisas y palabras de felicitación.
—Estamos orgullosos de ti, Lucía —dijo uno de ellos—. Sabemos que liderarás a las Rosas Negras con valentía y sabiduría.
El príncipe, satisfecho con la ceremonia, se volvió hacia sus consejeros y aliados.
—Ahora, debemos centrarnos en nuestra misión más importante: derrocar a la reina malvada. No podemos permitir que siga gobernando con mano de hierro. Ha causado demasiado sufrimiento y destrucción. Es hora de poner fin a su tiranía.
Los consejeros asintieron, conscientes de la gravedad de la situación. Uno de ellos, un viejo sabio, habló:
—Mi príncipe, debemos actuar con cautela. La reina tiene muchos seguidores leales y su magia es poderosa. Necesitamos un plan estratégico para asegurar nuestra victoria.
El príncipe asintió, sabiendo que el sabio tenía razón. Se volvió hacia Lucía, ahora una elfa asura con poderes renovados.
—Lucía, tu transformación te ha dado una fuerza increíble. Necesitaremos tu ayuda para enfrentar a la reina. ¿Estás lista para esta batalla?
Lucía, con determinación en sus ojos, respondió:
—Estoy lista, mi príncipe. Haré todo lo que esté en mi poder para proteger a nuestro reino y derrotar a la reina.
El príncipe sonrió, agradecido por la lealtad y el coraje de Lucía. Juntos, comenzaron a trazar un plan para infiltrarse en el palacio de la reina y enfrentarse a ella de una vez por todas.
Mientras tanto, en el palacio de la reina, la malvada soberana estaba furiosa. Había recibido noticias de la victoria del príncipe y sabía que su reinado estaba en peligro.
—¡No permitiré que me derroquen! —gritó la reina, su voz resonando con furia—. ¡Enviaré a mis mejores guerreros para acabar con ellos de una vez por todas!
El cazador, ahora al mando de un ejército de caballeros rojos y blancos, se preparaba para la batalla final. Sabía que esta sería su última oportunidad para capturar a Lucía y asegurar la victoria de la reina.
La tensión en el reino aumentaba a medida que ambos bandos se preparaban para el enfrentamiento decisivo. El destino del reino estaba en juego, y solo el tiempo diría quién saldría victorioso.