_Princesa, llegó la hora de que vuelvas a tu hogar, es allí en dónde me encargaré de mostrarte la verdad.
_Eras tú el que estabas ese día allí. Jamás podría olvidarlo. No olvidaría jamás la voz del sujeto que juró quitarme la vida.
Me llamo Alice o al menos así me conocen los mundanos y mi historia no es cómo la de cualquier otra chica, un misterioso secreto y una terrible promesa me llevarán a desenterrar los secretos escondidos de mi verdadera sangre. Los oscuros deseos, la codicia, la ira y la pasión serán los encargados de llevarme por el camino de mi verdadera identidad.
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Capitulo 20: Una discusión y Obsequios
_No se imaginan cuánto trabajo llevó hacer esto pero mi modista lo logró, además lo pudo terminar a tiempo y estoy tan feliz por eso. No se imaginan lo que costó conseguir este tipo de telas, ya que al parecer estos colores que solicité sólo se pueden obtener gracias a la ayuda de unos peculiares insectos del otro mundo -el rostro de Aleina resplandecia de tanta felicidad y su llegada a la habitación liberó a Ionela de responder mis preguntas-
Había entrado a la habitación acompañada de su guardián y de dos de sus damas de compañía. A diferencia de muchas de las nobles a las que había conocido en estos dos años, Aleina hasta el momento era la única noble con un hombre cómo guardián. Él era distinto al resto de guardianes ya que no poseía una apariencia joven cómo la de los demás, su apariencia era la de un hombre que había vivido muchos años, aparentaba aproximadamente unos cuarenta o un poco más. Sus ojos negros, piel oscura y cabello corto al raz del cuero cabelludo lo hacían ver cómo un hombre maduro y capas de controlar el comportamiento alborotado de la futura condesa. Es la segunda vez que lo veo ya que Aleina es de andar sóla a excepción de cuándo viaja a su palacio en el otro reino. La primera vez que lo ví fue en la frontera del reino cuándo asistí al torneo anual de destrezas y armas (obviamente no participé porque no entendía las reglas ni estaba calificada) allí fue en dónde me hice amiga y aliada de Aleina y en dónde ví a su guardián por primera vez. Desde entonces no lo he vuelto a ver junto a ella. Hay rumores acerca de él, se dice que antes cuidaba de su padre y por alguna razón este lo puso a servicio de su hija, aún yendo en contra de la ley, le cedió su guardián a su única hija. Pero cómo había dicho antes, sólo son rumores.
Volviendo al regreso de Aleina, puedo notar que los ojos de Christopher (guardián de Aleina) se posan sobre Ionela. Y de manera rápida intentando disimular mira a las damas que estaban a su lado y con un gesto hace que éstas salgan de la habitación.
_Asi que está era la razón por la que saliste de aquí tan rápido ¿O me equivoco? -Ionela parecía nisiquiera haber notado a Chris… ella lo ignoró por completo-
_Claro querida, es que había recordado que debía ir por nuestros vestidos, en realidad no tenía que hacerlo yo pero no queria dejar pasar ningún detalle. -ella sonríe y señala los portavestidos que cargaba Chris-
_Pero Aleina ¿Porqué lo hiciste? -estaba sorprendida-
_Espera, acaso dijiste ¿nuestros?
_Claro chicas, es mi obsequio para ustedes. Hoy Zhartis, tú, yo y todas las doncellas de nuestro clan deben lucir preciosas.
_¿Porqué hoy? Sólo es un baile cómo tantos otros -mi desinterés pareció molestar a Chris, quién había cambiado su mirada relajada a una más seria-
_Como lo suponía y demuestra su actual falta de interés, no tiene idea de quiénes serán los anfitriones del baile de esta noche ¿verdad princesa? -con una ceja levantada y con una sonrisa orgullosa posa sus ojos sobre mí-
_No tienes porque hablarle así, si no sabe aún es porque no encontré el momento indicado para decirle. -la molestia en la mirada de Ionela se hizo notar-
_Entonces, ¿en qué momento ibas a decirle? -sus miradas se habían encontrado, sus miradas eran similares a las del deseo y el desprecio- acaso el informar este tipo de cosas, ¿no es tu obligación?
_Yo no soy una criada para llevar mensajes día y noche -Ionela arruga la frente y muestra su enojo-
_¿Criada? En ningún momento dije o dí a entender que seas una. ¿Que te sucede mujer? -Chris no mostraba intenciones de callarse-
_Claro que lo diste a entender tonto y hablas de mis obligaciones cómo si tú tuvieras claras las tuyas. -parecían ignorar por completo el hecho de que estuvieramos los cuatro en la misma habitación-
_¿Acabas de llamarme tonto? -Chris abre la boca cómo si estuviera asombrado y se acerca un poco a Ionela-
_¡Si! Te he dicho tonto ¿y qué?
_La única tonta aquí eres tú..
_¿Yo?, acaso sabes quién soy. Aprende a reconocer a los que tienes adelante de tus ojos, guardián.
_Lo único que ven mis ojos es a un intento de guardiana patético y con fallas. Y has el favor de no olvidar a quién tú, tienes en frente.
_Cuida tus palabras Christopher, no soy cómo las guardianas del norte con las que acostumbras a tratar. -las palabras de Ionela parecieran tener la intención de lastimar a Chris-
_No te atrevas a hablar de temas que no te conciernen, ocúpate de tus asuntos.
_¿Que no me conciernen?, por tu maldita causa nuestra existencia es de las más solitarias. ¡Eres un maldito idiota! - Ionela levanta la voz en gran manera y se acerca más a él ignorando incluso nuestra presencia-.
_Eres una…
_¡Suficiente!. Ambos no olviden su lugar y tampoco olviden que a pesar de ser amigos estamos en presencia de una noble de sangre pura -me miran- . Además creemos que no es el momento ni el lugar para que empiecen a discutir temas del pasado-Aleina interrumpe lo que parecía era el inicio de una pelea que no íbamos a poder frenar-
A diferencia del resto a Chris parecía no importarle en lo absoluto el poder recibir castigos por sus acciones. Él luego de la discusión le entrega de manera brusca los portavestidos a Aleina y sale de la habitación, dando un gran portaso que provocó que me espantara un momento. Ionela parecía lentamente volver en si, sus ojos parecían cristales. Su gran orgullo no le permitía llorar delante de quién en su momento consideraba un enemigo. Con los puños cerrados y la voz algo ronca logra decir unas palabras.
_Mis ladys, no fue propio de una guardiana de mi nivel mostrar ese tipo de comportamientos. Mis disculpas -se reverencia ante ambas-
_Ay por favor olvídalo, todo mundo sabe que clase de idiota puede llegar a ser Christopher. -aleina se mostraba despreocupada y acomodaba los vestidos sobre su cama-
_Descuida, aquí no paso nada. -a pesar de querer saber el error que había cometido Chris y que los llevó a la soledad, no puedo permitirme hacer esta pregunta ahora-.
_Gracias a ambas. Por cierto Zhartis, no tengo idea de quiénes serán los anfitriones del baile de máscaras, de haberlo sabido te lo hubiera dicho.
_Eso es extraño -opina Aleina-.
_¿Que es extraño? -pregunto-.
_Él no te ha dicho quiénes serán los anfitriones¿verdad? -la mirada de Ionela se posa sobre Aleina-
_Chris sólo mencionó que esta noche los nobles más fuertes y antiguos vendrán, además se espera la llegada de los emperadores del imperio del Sol.
El Imperio Del Sol, a pesar de que sea la primera vez que escucho nombrar dicho Imperio, no puedo evitar sentir esa sensación de Déjà Vu. El nombre resuena en mi mente, un leve mareo se apodera de mí lo que provoca que me sujete por el borde de la cama. Ionela rápidamente se acerca a mí y me sujeta de la mano. No puedo evitar sentir lo que hay en su interior. A pesar de mostrarse fría y fuerte por fuera en su interior siento cómo si yo misma caminara sobre mil vidrios rotos, el dolor que siente es tan grande y el peso de los recuerdos la consume por dentro. No puedo soportarlo y para evitar también que se de cuenta la suelto rápidamente.
_¿Que tienes? -pregunta-
_Solo me mareé un momento, ya pasó.
_Tal vez se deba al estrés o a que no has comido nada aún Zhartis -dice Aleina que se encontraba observandonos a ambas-
_Si puede ser…
_ El imperio Del Sol, ya había visto a sus príncipes Pero jamás a sus Reyes -dice Aleina-
_Tengo la sensación de que esta noche no será cómo cualquier otra -agrega Ionela-
_Bien chicas, cambiemos de tema y si están listas creo que llegó el Gran momento -Aleina se mostraba ansiosa por que veamos los vestidos-.
A cada una nos hace entrega de un portavestido, yo lo coloco sobre mi cama. Ionela toma el suyo y lo coloca en la cama de Aleina. No podía creerlo, al abrir el portavestidos veo en su interior un hermoso vestido, decorado en su parte de abajo con rubíes ¿reales? Era asombroso. Un hermoso corset de veinte puntos con incrustación de rubíes hacían al vestido aún más bello. Su color carmesí era bellísimo. Los zapatos me recordaron a los de Cenicienta, con la única diferencia de que no eran del todo cristal, y tenían en la parte superior una mariposa hecha de rubíes.
Los ojos de Aleina brillaban de la alegría. Su vestido era corto adelante y con una bella y larga cola atrás, cubierta de diamantes. Los diamantes incrustados en la cola de su vestido eran diamantes salvajes, a diferencia de los diamantes normales los diamantes salvajes se adaptaban a su propietaria/o y tomaban la forma que su poseedor deseaba. La tela del vestido era de un azul único, jamás había visto tanta belleza y de paso hacia juego con el cabello de Aleina. Sus zapatos si parecían los de Cenicienta, estaban hechos por completo de diamantes salvajes.
El vestido de Ionela era aún más hermoso, era largo y en corte sirena. Un delicado y a la vez salvaje color verde cubrían las mangas y la parte baja del vestido, mientras que el corset era de color negro con incrustación de esmeraldas y un bello encaje con formas de rosas. La sencillez y delicadeza lo hacían el vestido perfecto. No era ostentoso ni nada parecido, Aleina conocía a Ionela y sabía la clase de ropa que le gustaba usar. Pero en cuánto a sus zapatos, Aleina ignoró por completo la sencillez y lo mandó a hacer de esmeraldas.