Alfa, Yo No Seré Su Amante

La tez de la marquesa cambio de blanca a pálida y más con lo que dijo el marqués después.

– Quiero que me des un balance de los gastos de mi hija y de los gastos tuyo y de tu hija, a partir de hoy, Marcel regresa a su habitación antigua y más te vale que las cosas de mí hijas estén bien o la que dormirá en esta habitación tan fea, son tú y tu hija – dice este para luego darse la vuelta para regresar

Susana, cuando vio que el marqués se fue de la habitación, quiso darle unas bofetadas a Marcel para que vuelva a ponerla en ridículo, pero esta le tomo el brazo y la sacudió con violencia.

– Óyeme vieja bruja, te he tolerado todos estos años no sé ni como, pero ya ves que eso va a cambiar a partir de hoy, si me tocas un solo pelo, veamos cómo te irá con padre cuando él se entere, todo lo que me has hecho todos estos años que ha estado en esta mansión _ dice ella apretando a Susana con fuerza y su hija trató de meterse y la cosa terminó más fea de lo que ya estaba, ya que Marcel no sabe de dónde sacó toda esa fuerza que surgió de su cuerpo, pero logró derribar al piso a Elena y a Susana

– Tú... ¿Cómo te atreves bastarda?– gritó Susana enojada

– Jajaja Hablas de bastarda, cuando yo soy la única hija del marqués y tu hija no eres más que la hija de quién sabe quién, será mejor que me dejen en paz antes de que me enoje más de la cuenta y les rompa sus caras a ti y a tu bruja madre _ dice ella con los ojos rojos por la ira, ya que esas mujeres le sacaron de quicio.

– Esto no se queda así insolente, vámonos hija, por hoy dejaremos esto así, ya que el marqués aún está en la mansión – dice Susana parándose del suelo y luego ayuda a su hija.

Ambas antes de irse dejan una mala mirada como despedida y luego salen de la habitación azotando la puerta, y esta se estremeció por dicho impactó.

Tal como lo dijo el marqués, Marcel se mudó a su habitación, y Elena se fue a la que debió ser suya desde que llegaron ella y su madre a la mansión

Marcel por precaución, le entrego a su padre su dote, con la escusa de que ella no tiene donde guardar nada.

Por su nueva habitación, Elena hizo un berrinche, pero nada puede hacer ya que la orden llegó de boca del marqués.

El marqués también mandó a comprar muchos vestidos caros y mandó a comprar también todo cuanto necesita tener una señorita, por ese hecho, la marquesa estaba enojada, ya que no solo se le está comprando esos vestidos tan caros a la mocosa, sino que el marqués le quitó el 80% de su mesada por 6 meses y se lo dio a su hija, ya que él descubrió por los libros contables, que Susana tenía años de no darle la mesada a Marcel, y en cambio gastaba el dinero en ella y su hija. Como era obvio, este suspendió su viaje de negocios, para solucionar el problema dentro de la mansión.

El marqués obligó a Susana y a su hija a vender sus joyas más caras y ese dinero fue a parar en manos de Marcel, ya que aún durando tanto tiempo sin sus 80% de sus mesadas, Susana ni su hija pagarían todo lo que se le debe a la joven.

Ellas por más que lloraron y suplicaron, este no les hizo caso en lo absoluto, ya que ellas estaban cometiendo injusticia en contra de su única hija, y el marqués a la hora de hacer justicia por su hija, no se mide ni tiene misericordia.

Como resultado a eso, Susana y su hija por más de una ocasión a espalda del marqués trataron de herir a Marcel, pero esta se defendía de una forma o de otra, y ellas acababan en el suelo con el cuerpo dolorido, por ese hecho, los empleados de la mansión dejaron de pasarse de listo, y ya no le hacían daño a Marcel, ni le mandaba comida mala, ya que tenían que ella le de una paliza en cualquier momento.

Aunque los empleados se detuvieron de ir en su contra, Marcel le pidió al marqués sustituir a dichos empleados, con la excusa, que ya tienen mucho tiempo en la casa, y deben de estar cansados de tanto trabajar, como resultado, más de la mitad de los empleados a favor de Susana se fueron de la mansión, y fueron sustituidos por unos nuevos y eficientes.

Luego de esos cambios en la mansión, pasó un mes,

Un mes más tarde

Un mes había pasado desde la llegada de Marcel, y en ese mes las cosas cambiaron para bien.

En la sala de estar, estaban Susana y su hija Elena hablando.

– ¿Madre que vamos a hacer con esa bastarda? el marqués está de su lado. Extraño mi habitación, la quiero devuelta otra vez – dice Elena haciendo un berrinche de niña pequeña.

– Calma Elena, mantengamos la calma, será mejor que dejemos ir por ahora a esa bastarda, ya luego tomaremos represalias en su contra, no hagas nada estúpido, o perderemos esa fortuna que el marqués le entrego – dice está apretando el puente de la nariz mientras deja su té en la mesa de la sala de estar, pues siente un terrible dolor de cabeza por la situación que está pasando, ya que tuvo no solo que pagar una fortuna con su mesada y vender sus joyas más valiosa, sino, durante seis meses no tendrá todo lo que le toca cada mes.

Lo que más le enojó fue enterarse por boca del marqués, sobre el dote que su madre le dejó, y desde entonces ha querido aquella fortuna para ella y su hija, ya que esa chiquilla no puede tener nada, ni tampoco lo merece.

Ese mes fue aprovechado por Marcel al máximo, ya que ella le dijo a su padre sobre aprender sobre los negocios de la familia, y con tan solo un mes, ella sabe todo lo necesario para hacer un buen negocio.

– No es justo que solo nosotras tengamos que perder, esa fortuna que le dio el marqués a esa tonta debe ser de nosotras, ella no puede tener todo y nosotras – dice ella apretando los puños hasta hacer que sus delicadas uñas se enterraran en sus manos.

– Eso no será por mucho, vamos a pensar la cabeza fría, si ella se casa, nos puede dejar el camino libre. Para eso el marido tiene que ser el más bajo de todos, ya que si se casa con alguien de mayor estatus al que tenemos, la cosa se saldrán de control – dice ella con desprecio y su hija se sintió feliz, tanto, que sus ojos se iluminaron.

– Madre, el barón Román Casio es tu amigo, él puede hacerte el favor de ser el esposo de esa inútil – dice ella sin pensar y Susana se puso pálida al escuchar el nombre de su amante.

– Bueno, vamos a ver qué se pueda hacer, esa niña tiene que salir de esta mansión más tardar dos meses, luego de eso nos desharemos del marqués y nos quedamos con la fortuna de su bastarda y con la suya – dice Susana feliz sin saber que Marcel todo el tiempo había escuchado su conversación, ya que pasaba por casualidad por la sala de estar.

"Ni en tus sueños bruja, nadie tocará a mi familia, ni tampoco su fortuna"– piensa ella para luego irse a su habitación a ver qué puede hacer en contra de esas dos mujeres tan infames.

Cuando llegó a su habitación, ella cerró la puerta y al hacerlo, su Nana salió del baño, lo que provoca que ella se asuste.

❤️La nana Mary