Eldoria, un reino donde la magia mantenía el equilibrio entre la luz y la oscuridad, se enfrentaba a una antigua profecía: el resurgimiento de una gran sombra.
En el pueblo de Luminara, Anara, una joven con sueños de una torre oscura y susurros ominosos, descubrió que era la Elegida destinada a enfrentar esta amenaza. Su abuela, Meridia, reconoció las señales y la preparó para su misión.
Anara debía emprender un peligroso viaje para restaurar el equilibrio de Eldoria y confrontar la sombra. La batalla entre la luz y la oscuridad estaba por comenzar, y Eldoria necesitaba a su última guardiana.
NovelToon tiene autorización de millisen para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
la profecía oculta
**Capítulo 21: La Profecía Oculta**
La construcción del Gran Archivo había cimentado el legado de Eldoria, pero no pasó mucho tiempo antes de que nuevos desafíos comenzaran a emerger. Durante una de sus investigaciones en el archivo, Finn descubrió un pergamino antiguo y polvoriento, escondido detrás de un estante olvidado. El pergamino estaba escrito en una lengua arcana que no reconocía de inmediato, pero sus símbolos destilaban un poder inquietante.
Finn llevó el pergamino a Elara, quien, con su profundo conocimiento de la magia, identificó la escritura como una forma antigua del lenguaje de los druidas, una secta mística que había desaparecido hace siglos. Con gran cautela, comenzaron a descifrar el contenido. Lo que encontraron los dejó perplejos y preocupados: una profecía que hablaba de una amenaza aún más antigua y oscura que cualquier cosa que Eldoria hubiera enfrentado.
La profecía mencionaba a una entidad conocida como el Devorador de Almas, un ser capaz de absorber la vida y la magia de todo lo que tocara. Según el texto, este ser había sido sellado en un plano de existencia diferente por los druidas, pero las energías liberadas en las recientes batallas podrían haber debilitado el sello.
Kael, al enterarse de la profecía, convocó a un consejo de emergencia. Anara, Dorian, Lyra y los demás guardianes de mayor rango se reunieron para discutir las implicaciones y planificar una estrategia. La amenaza era real y, aunque el Devorador de Almas aún no había mostrado señales de actividad, sabían que debían actuar rápidamente para reforzar el sello o enfrentarse a su despertar.
Para encontrar más información sobre cómo reforzar el sello, Anara sugirió buscar la ayuda de los últimos druidas que quedaban en Eldoria, una orden secreta que vivía en los Bosques Antiguos. Aunque reacios a interactuar con el mundo exterior, se sabía que guardaban conocimiento y artefactos de gran poder.
Kael, Elara y Finn partieron hacia los Bosques Antiguos, guiados por un rastro de leyendas y mitos. Después de días de viaje, encontraron un claro oculto donde los druidas residían. Los druidas, vestidos con túnicas verdes y marrones, los recibieron con cautela pero también con respeto, reconociendo a los héroes de Eldoria.
El líder de los druidas, un anciano llamado Thalor, escuchó atentamente la historia de la profecía y el reciente descubrimiento. Thalor confirmó que el Devorador de Almas era real y que su sello había sido debilitado por las perturbaciones mágicas recientes. También reveló que para reforzar el sello, necesitarían realizar un ritual en el sitio original donde el Devorador había sido sellado: el Valle de las Sombras.
El Valle de las Sombras era un lugar temido y evitado por muchos, conocido por ser un cruce entre el mundo físico y el plano de los espíritus. Para acceder a este lugar y realizar el ritual, necesitarían cuatro artefactos específicos que representaban los elementos: la Piedra de la Tierra, la Perla del Agua, la Pluma del Viento y el Corazón de Fuego. Estos artefactos, dispersos por todo el reino, eran guardados por poderosos guardianes y espíritus.
Determinado a salvar a Eldoria una vez más, el trío de guardianes se dividió para buscar los artefactos. Kael se dirigió a las Montañas Rugientes en busca de la Piedra de la Tierra, Elara viajó al Lago Espejado para encontrar la Perla del Agua, y Finn se adentró en los Bosques Susurrantes para recuperar la Pluma del Viento. El Corazón de Fuego, sin embargo, se encontraba en el corazón de un volcán activo, lo que representaba el desafío más peligroso de todos.
Kael, utilizando su fuerza y resistencia, escaló las traicioneras Montañas Rugientes, enfrentando avalanchas y criaturas rocosas. Finalmente, en una cueva oculta, encontró la Piedra de la Tierra, un mineral brillante que irradiaba una energía calmante y poderosa.
Elara, en el Lago Espejado, navegó por aguas cristalinas pero peligrosas. Utilizando su magia, invocó a los espíritus del agua y superó pruebas de pureza y sabiduría. Al final de su viaje, halló la Perla del Agua, una joya iridiscente que parecía contener el océano en su interior.
Finn, en los Bosques Susurrantes, navegó por un laberinto de árboles y sombras. Con su astucia y conocimientos estratégicos, desentrañó los secretos del bosque y localizó la Pluma del Viento, una pluma ligera como el aire y brillante como el cielo.
El último desafío fue el más arduo. Kael, Elara y Finn se reunieron y juntos se adentraron en el volcán para recuperar el Corazón de Fuego. El calor y la actividad volcánica eran casi insoportables, pero con determinación y cooperación, encontraron el artefacto en una caverna llena de lava. El Corazón de Fuego era una gema incandescente que pulsaba con una energía intensa y vital.
Con los cuatro artefactos en su poder, los guardianes regresaron a Eldoria y se prepararon para el viaje final al Valle de las Sombras. Anara, Dorian, Lyra y los druidas se unieron a ellos, conscientes de la importancia y el peligro del ritual. La marcha hacia el valle fue solemne y llena de expectativas.
Al llegar al Valle de las Sombras, comenzaron el ritual. Los cuatro artefactos fueron colocados en un altar antiguo, y los druidas, junto con los guardianes, comenzaron a entonar cánticos antiguos. La atmósfera se cargó de energía mientras el sello del Devorador de Almas se reforzaba. Sin embargo, justo cuando parecía que el ritual sería un éxito, una sombra gigantesca emergió del suelo, desafiando su esfuerzo.
El Devorador de Almas, despertado por la energía del ritual, apareció con una furia incontenible. La batalla fue intensa y desesperada. Kael, Elara y Finn lucharon con todas sus fuerzas, utilizando los artefactos elementales para contener a la entidad. Anara, Dorian y Lyra canalizaron sus poderes para apoyar a los guardianes, mientras los druidas mantenían el ritual en marcha.
Finalmente, en un esfuerzo combinado, lograron sellar al Devorador de Almas de nuevo en su prisión, esta vez con un sello aún más poderoso que antes. Exhaustos pero victoriosos, los guardianes y sus aliados regresaron a Eldoria, sabiendo que habían prevenido una catástrofe.
El regreso fue celebrado con gran alegría y alivio. Eldoria, una vez más, había prevalecido ante la oscuridad. La historia del Devorador de Almas se convirtió en una nueva leyenda, una prueba más del coraje y la unidad de su gente. Los nombres de Kael, Elara, Finn y sus compañeros fueron grabados en las páginas del Gran Archivo, asegurando que sus hazañas fueran recordadas por generaciones.
Eldoria continuó prosperando, siempre vigilante, siempre preparada. Los guardianes siguieron entrenando a nuevas generaciones, transmitiendo las lecciones aprendidas y los valores que habían hecho del reino un bastión de esperanza y luz en un mundo lleno de incertidumbre.
