La persona equivocada

Max me protegió de Jack, pero, ¿por qué hizo eso después de que yo lo dejé aquel día, atrás en el coche después de aquella llamada? Las cosas cada día me dejaban más confusa sobre todo. ¿Rhys me está observando? ¿Quién era aquel tipo llamado Thian? ¿Quién llamó a Max cuando estábamos en el coche? ¿Por qué Max es tan protector conmigo?

—Esto no se va a quedar así.

Jack profirió, su voz estaba un poco temblorosa. No era una advertencia, sino una amenaza. Max no escondió su despreocupación con aquellas palabras, no parecía temer.

—Vamos a fingir que no oí eso.

Él le respondió, tan tranquilo. Jack bufó y salió de la sala dando un golpe con el pie de rabia, haciéndome abrir una sonrisa genuina con su reacción.

—¿Por qué hiciste eso?

Encaré a Max y finalmente me alejé de él. El mismo se mantuvo con la misma expresión y parecía no entender mis cuestionamientos.

—Él te forzó.

Instantáneamente no me atreví a decir nada al respecto, en aquel momento perdí el argumento. ¿Qué podría decir? Jack realmente me forzó, pero yo cedí.

—No importa. Esto no tenía nada que ver contigo, Max.

—No me digas qué hacer. Solo quería protegerte.

Max se aproximó a mí.

—¿Por qué?

Arqueó una de las cejas, no entendiendo lo que yo quise decir.

—¿Por qué siempre quieres protegerme?

Mantuve mis ojos fijos a los suyos, sin siquiera parpadear. La expresión de confusión desapareció repentinamente, estampó luego una de burla. Está claro, no tomó tan en serio mis palabras.

—Es tierno.

Una sonrisa apareció en su rostro y gentilmente tocó mi mejilla, actuando conmigo como si yo fuera una niña.

—Idiota.

Alejé su mano de mi rostro, negando el contacto con él.

—¿Quién es Rhys?

¡Ah! Mi cuerpo se congeló, sentí un escalofrío correr por todo mi cuerpo, me trabé por completo, las palabras no salían de mi boca. ¿Pero qué diría? ¿Qué podría responder sobre eso? Max estaba tan serio cuando me preguntó por Rhys. Mis manos temblaban y yo mordía el labio inferior para intentar contener el nerviosismo, en una tentativa frustrada.

—¿Qué... Rhys?

Las palabras se enmarañan en mi cabeza, no sabía bien qué responderle. ¿Por qué parte podría comenzar sobre aquel tipo?

—¿Quién es Rhys, Alisson?

Max repitió con la voz más firme y seria, fácilmente dejándome más nerviosa de lo que ya estaba. Suspiré profundamente e intenté nuevamente responderle.

—¿Dónde oíste sobre Rhys?

Intenté desviar un poco del asunto, pero como mi cuerpo reaccionó cuando fue citado ese nombre, entregaba que Rhys tenía algo que ver conmigo. Max me encaró serio y dijo:

—¿Olvidaste que hay cámaras en tu casa? Yo vi a través de ellas. ¿Quién es Rhys y qué tenían en la carta que recibiste ayer?

Droga. Quedé tan confusa ayer, que olvidé completamente que había cámaras en mi casa. ¿Qué escapatoria tenía a no ser decir sobre lo que hubo?

—La carta no necesitas saberla. Y sobre Rhys…

Antes de continuar hablando, me senté encima de una de las mesas en la sala. Yo balanceaba los pies con nerviosismo antes de decir;

—Mi ex abusivo.

Revelé con repulsión, trabé la mandíbula al hablar. Instantáneamente las memorias sobre Rhys reaparecieron en mi mente, cada momento malo que él me involucró en el pasado. Desde el inicio de aquella maldita pesadilla que aún me persigue aunque hayan pasado años. Las cicatrices y memorias quedaron para siempre.

—¿Tu ex?

Max habló un poco desacreditando, pero en shock aún más.

—Rhys fue mi novio en la época en que yo estaba en la enseñanza media. Al comienzo, él parecía una buena persona, pero, a medida que el tiempo pasaba, él comenzó a actuar extraño conmigo.

Conté un poco más. Me sujeté firme en la mesa, clavando mis uñas en ella. Max se mantuvo callado mientras yo hablaba sobre.

—Él me dejó cicatrices, algunas físicas y mentales, pero hasta que superé bien.

Sonreí al final de la frase.

—Cuando él desapareció, me mudé de ciudad y vine para Nueva York, donde comencé la facultad y seguí mi vida normalmente. Comencé a salir con Jack y el resto lo sabes.

Continué sonriendo para Max, su expresión era de pura sorpresa con lo que oía sobre Rhys. Él desvió la mirada por un instante de mí y repentinamente se aproximó.

—¿Las cicatrices que vi en tu cuerpo antes entonces, fueron hechas por él?

Max me sujetó por la cintura, mirándome fijamente en los ojos. La sonrisa de mi rostro desapareció.

—Sí...

Murmuré cabizbaja con eso. Recordar eso de nuevo, me hace percibir que no importa cuánto tiempo pase, yo nunca voy a ser capaz de olvidar los malos momentos que acontecieron conmigo mientras estaba saliendo con Rhys. Max parecía resentirse sobre eso, pero, ¿por qué? No fue él quien me hizo llorar por días y noches, no fue él quien me lastimó física y mentalmente, que tornó mi vida un infierno por casi dos años.

En algún momento, yo espero mismo olvidar eso. Pero, mis cicatrices siempre van a hacerme recordar del pasado. Y espero también que la carta que recibí, no sea obra de Rhys, no quiero que todo vuelva a ser como antes. Solo quiero finalmente vivir en paz y sin miedo, ¿será posible que eso acontezca algún día? Max, al final, no es tan malo como yo siempre pensé. ¿Pero qué hubo en su pasado, antes de decidir venir para Nueva York?