El Surgir Del Sol — La Única Emperatriz

EN EL PALACIO IMPERIAL...

Aunque pareciera que Jacob había traido mal al Imperio, en realidad fue todo lo contrario en parte. Sus primeras acciones como Emperador de Caelum, fueron ayudar a las personas de más bajos recursos.

Había ordenado que se hicieran paquetes de alimentos y viveres, mismos que fueron llevados por los soldados de Caelum a las zonas más pobres. Las personas de la capital veian esto como algo malo, pues para ellos la gente de bajos recursos eran personas inservibles que no aportan nada.

Caminando por los pasillos del palacio, Blad iba apresurado hasta llegar a una habitación cuya puerta abrió. Dentro se encontraba Jacob escribiendo más ordenes.

— Emperador... — Dijo Blad acercándose hasta el. Jacob levanto la cabeza y mostró una sonrisa.

— Dime Blad.— Dijo Jacob amablemente.

— Mmh, afuera la gente de la capital está comenzando a hacer una huelga, dicen que no les parece que envíe la comida a las personas de bajos recursos.— Dijo Blad.

— Oh ya veo... Mmh, bueno trae al representante. Hablaré con el.— Le dijo Jacob terminando se escribir en un papel para después tomar el mismo y darselo a Blad enrollado. — envía esta orden, falta asistir los pueblos de todos los reinos, envía a los reyes que hagan lo mismo.— Dijo Jacob.

— Como ordene — Dijo Blad haciendo una corta reverencia antes de irse.

Apenas se fue Jacob suspiro se levanto y camino hasta otra mesa en donde tenía una larga hoja con muchas cosas en forma de lista. De un pequeño cajón saco un pequeño libro que llevaba el nombre de Euridice.

— Veamos...— Dijo abriendo el libro hasta una página que tenía marcada como "su favorita".

Alli pudo ver el escrito en el que Euridice relataba algo que para el era importante:

< DIARIO DE EURIDICE - PAGINA 57 >

– Me encantaría que Jacob sonría más, siempre esta muy triste y no me gusta verlo así... Ahora intente jugar con el para hacerlo reír y funciono!! Pero solo por un momento... llego Leonard y le jugo una broma pesada... Lo golpeare por eso. Pero un dia, cuando sea grande, podré detener a Leonard de hacerle eso y Jacob sonreirá todo el tiempo!! Todos seremos una familia feliz!, yo quiero que seamos felices todos -

Era lo que decía esa página, para Jacob su motivación a mantenerse feliz aun con todo lo que había pasado. Finalmente cambió a otra pagina, en la que se había quedado y miro lo que tenía escrito.

Papa me dijo que el reino enemigo se habia apoderado de un pueblo pesquero en las orillas del reino de Bloom, me dio tanta rabia saber que gente inocente estuviera sufriendo... No me dio detalles, pero le dijo a Edmund que se llevaban a las jóvenes y jamás volvían... Quisiera hacer algo...‐

Leyendo eso, Jacob cerro el diario y anoto en el papel aquello para después caminar hasta su escritorio. Poco después llegó a la habitación un hombre quien se presentó lo más cordial posible.

— Emperador Jacob... Un placer tenerlo en persona.— Dijo él hombre.

— Debe ser el representante de la capital. Por favor tome asiento, ¿gusta algo de te?.— Preguntó Jacob con suma amabilidad. El hombre se quedó sorprendido con su amabilidad, el anterior Emperador; Sauce, era muy duro y arrogante con quien no se podía hablar, pero Jacob era todo lo contrario...

...

Habían pasado dos días, el viaje había seguido hacia el este; justo hacía las costas del reino de Bloom. Sin embargo en todo ese tiempo Euridice se había decidido a algo.

Ella también quería pelear, ella también quería servir en algo. No le parecía justo ser la princesa que debía de ser salvada y protegida.

Durante la noche; Euridice se encontraba un poco alejada del resto, sentada en un tronco caido mientras miraba a la luna. Mientras miraba el cielo; con sus estrellas, Arjona camino hasta ella y se sento a su lado dándole el tazón de comida que le había traido.

Euridice tomó el tazón y miro al suelo suspirando, Arjona noto que estaba decaída asi que solamente intento distraerla.

— Suspiras mucho, que tonta.— Le dijo Arjona comiendo de su tazon. Esperaba que su reaccion fuese agresiva como siempre que le daba esos pequeños insultos, pero contrario a eso... Euridice mostró una amplia sonrisa que dejo a Arjona sorprendido. Justo en ese momento, frente a ellos aleteo una pequeña mariposita de alas arcoiris, misma que admiro Euridice.

— Desde siempre has sido así... — Dijo ella cuyos ojos se iban humedeciendo. — Siempre que lloraba o estaba triste... Me hacías enojar ahajaa....— dijo ella finalmente dejando salir sus lágrimas. — Sin importar la situación quieres que no este triste... Quisiera ser tan fuerte como tu...— Dijo dejando el tazón de comida en el suelo para después cubrir su rostro y seguir llorando. Arjona escucho cada palabra, dejo su tazon y termino por abrazarla de manera suave. Esta vez no cambiando sus emociones, si no dejando que se desahogue pues era todo lo que ella necesitaba...

Después de desahogar cada lagrima, ambos comieron aun sobre ese tronco y cuando Euridice acabo ella le hablo con total firmeza en sus palabras.

— Arjona... Quiero que me enseñes a usar un arma.— Dijo Euridice mirándolo.

— ni lo sueñes.— Dijo Arjona mientras miraba al cielo.

— por favor... — Le dijo ella levantándose hasta ponerse frente a el tapando su vista.

— ¿Para que quieres usar un arma?. Estamos tres presentes para protegerte. — Dijo Arjona moviendo su cuello para relajarse un poco.

— Por qué... Quiero protegerlos.— Dijo Euridice mostrando una sonrisa a lo que Arjona sonrio de manera burlona.

— ¿Tu?. Protegernos?. — Dijo poniéndose de pie para después inclinarse hasta su frente se pego con la de ella logrando ver su rostro con detenimiento.— Eres demasiado pequeña. No puedes levantar ni una espada.— Dijo sin despegarse de ella.

— Entonces... busca algo que pueda usar!.— dijo ella tomándole de las mejillas, buscando que le haga caso.

— Las armas son pesadas. Y tu muy pequeña.— Dijo él dando una sonrisa para después besar su frente.

— Entonces que use un arco.— Dijo Exar llegando hasta ellos. Arjona le miro mostrándose furioso, pero Exar lo ignoro. — Los arcos son ligeros, y puede pelear a distancia.— Dijo él sonriente.

— ¿De verdad? ¡De ser asi quiero un arco!.— Dijo ella dando saltos de emoción y alegría. Arjona suspiro y se estiro para después volverse hacia el otro lado.

Apenas se fue, Exar sonrio y se acerco hasta Euridice quien había agachado la cabeza al ver que se había molestado.

— ¿Por que no quiere que use un arma..? Quiero ser tan fuerte como el y pelear por ustedes y a su lado.— Dijo Euridice.

— Bueno, para él, significas demasiado. Quiere protegerte el mismo.— Dijo Exar.

— Solo por un juramento... Desearía que lo rompa.— Dijo Euridice a lo que Exar puso una mano sobre su hombro.

— Creo que aun no entiendes lo que ese juramento significa para él, lo que tú significas para él — Dijo Exar para después volver con el resto a lado de la fogata.

Euridice escucho eso y miró a Arjona quien se había sentado en su manta sobre el suelo y hablaba entre discutas con Undo.

— Lo que... significa... — Sé repitió sin entender a que se referia. Miro hacia el suelo una última vez y después regreso con ellos...