Mientras Tu No Estabas. Dinastia Beaumont

El doctor Roger Gregory se encontraba en su consultorio había muchas cosas que no le estaban gustando.

Faltante de medicamentos, inconsistencias en los expedientes médicos, el nosocomio era un completo caos. Demasiado que solucionar estaba observando por la ventana cuando su asistente le informó que la paciente había llegado.

La enfermera ingresó empujando la silla de ruedas. Acomodándola frente a una pequeña mesa.

— Déjenos solos Beth, dijo él doctor Gregory.

El tomo el expediente y se acercó a la paciente sentándose enfrente de ella.

— Eloisa, soy el doctor Gregory dijo mirando a la mujer que se encontraba frente a él. Eloisa ¿puede responderme?, pregunto él.

Gregory frunció el ceño abrió el expediente, y comenzó a leer delirios de persecución y delirios de identidad. Agresividad. Gregory se puso de pie y se acercó a la mujer que estaba completamente inmóvil. Tomó su linterna y miró los ojos de Eloísa, tenía unos ojos preciosos azules eran tan intensos, pero carente de vida. Tomo su mano y reviso sus reflejos. Volvió a tomar el expediente, frunció el ceño la dosis de medicamentos era muy fuerte, parecia una muñeca de trapo, que había estadoen ese estado por mas de 10 años.

—¡Enfermera!, exclamó él. Beth ingresó. Le daré una nueva dosis, lleva demasiado tiempo con dosis altas, ordenaré un chequeo y la volveré a ver en una semana, necesito que este consciente.

— Cómo ordené doctor Gregory respondió Beth llevándose a Eloisa Anderson.

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Karim la observó, había escuchado la pequeña discusión con su familia desde su terraza, por un momento pensó que la vería llorando, pero no había ni rastro de eso.

— Señorita Beaumont a donde va?, pregunto él sonriendo.

— De compras, respondió ella mirándolo estaba tan guapo.

— Te llevo dijo Karim.

Katherine subió al auto y le dio las instrucciones.

— ¿A dónde vas?, pregunto ella.

— Sali detrás de ti, quería verte dijo él mirándola.

La tensión que había en el ambiente la invadió. La mirada de Karim fue una caricia. Recordó la pasión con la que la había besado y se estremeció, sintió calor, pero hizo un esfuerzo por controlar la reacciópensésu cuerpo y se negó a distraerse y a quedarse callada.

— ¿Para qué querías verme?, pensé que había sido lo suficientemente clara anoche pregunto ella.

Mientras lo observaba Kat pensó que ella era inexperta en materia de sexo, no tonta. Había leído todo lo que había encontrado en Internet acerca de Karim y de su siempre cambiante harén. Era un hombre que no tenía relaciones, solo sexo. Estaba acostumbrado a las conquistas fáciles, atraídas por su belleza, su riqueza y su fuerte personalidad. Seguro que daba por hecho que ella terminaría como todas sus predecesoras, sucumbiendo ante su carisma sexual. No quería su atención, nunca había querido su interés, se reprendió a sí misma. Pero ¿cómo encajaba aquello con la traicionera satisfacción que le producía el hecho de que la encontrase tan atractiva? Había algo en su interior que aplaudía la atracción que ambos sentían, algo con lo que no podía terminar, algo que la asustaba porque parecía estar fuera de su control.

— ¿Porque vas a estudiar medicina?, pregunto él sorprendiéndola.

— No recuerdo habértelo dicho, pero no creo que te interese hablar de eso.

— Sí no me interesará no te lo preguntaría.

Ella lo miró confundida.

— Bueno en realidad como sabes mi padre tiene mucho dinero y mis hermanos también lo generan. No me interesa solo hacer dinero y me gustaría poder contribuir en algo, poder ser normal y corriente al menos un tiempo. Entonces dije voy a ser médico para poder ir a un lugar donde pueda cambiar algo, mi idea es irme a algún campamento de refugiados, a algún lugar donde no importa lo que tienes.

Karim la observó estaba sorprendido, con su revelacion, no podía imaginarse a una belleza como Katherine Beaumont en un lugar así a merced de cualquier hombre, definitivamente Katherine era una caja de sorpresas. Era la primera mujer que lo mantenía despierto toda la noche solo recordando una conversación.

Sus palabras, en vez de desalentarlo hicieron que la desease más que nunca. ¿Sería porque nunca había estado con otro hombre? ¿Por la novedad de la situación? Era otra pregunta más que Karim no podía responder. La estudió en silencio, fijándose en la delicadeza de su perfil, en sus ricos labios y sus preciosos ojos.

El ingreso al estacionamiento, era el momento de la despedida.

— Gracias por traerme, dijo ella.

— ¿Piensas tardar mucho?, podría esperarte y luego tomar un café dijo él.

— Bastante necesito un vestido para mañana y me gusta tomarme mi tiempo, como cualquier persona común y corriente. Nos vemos Karim dijo ella se acercó a él y lo beso en la mejilla, lo cual fue un error él se quedó helado cuando ella se acercó. El perfume de su precioso pelo envolvió todos sus sentidos. Olía como un jardín inglés en pleno verano.

Ella se bajó del coche y no fue capaz de razonar, lo que estaba haciendo.

— Kat espera ¿puedo acompañarte?, pregunto él. Ella miró hacia atrás donde estaba el coche con los custodios.— Cómo dos personas comunes y corrientes dijo él.

— Está bien, pero te vas a aburrir dijo ella.

Él se bajó del coche tomo sus gafas de sol y se las coloco, Stus y los custodios bajaron automáticamente.

Karim se había puesto unos pantalones cortos y una camisa que no se había abrochado hasta arriba y se acercó a Kat luego de hablar con Stus y la tomo de la mano.

Por el rabillo del ojo Karim pudo ver la sonrisa burlona de Stus.

Ella miró los escaparates y entró en una tienda de regalos, donde insistió en pagar un pequeño búho de cristal que sabía que a Emma le gustaría para su colección.

— ¿No sueles ir de compras?, pregunto ella.

— No, cuando quiero algo lo encargo a un especialista.—He decidido que no me gustan las mujeres independientes –le contó Karim mientras ella miraba los anillos que había en el escaparate de una joyería– . Aquí no te interesa nada. Con esos precios, tienen que ser falsos...

—No soy una esnob...

–Yo sí –dijo él sin dudarlo–. ¿Cuál te gusta? –El verde –le confesó Kat, sorprendida por la pregunta.

—No soportaría verte eso en el dedo –se burló él, llevándosela de allí.

Katherine seguía mirando escaparates, cuando el teléfono de Karim empezó a sonar.

— Debo atender esta llamada dijo él al ver que se trataba de uno de sus consejeros.

Katherine se apartó dándole espacio, mientras él conversaba, ella se probaba unos lentes de sol, mientras la miraba sonreír al empleado se preguntó ¿ como esa mujer podía arrastrarlo una y otra vez?.

Vio como el empleado la observaba con interés. Corto la llamada y se acercó a ella.

—¿Qué opinas?, le pregunto ella mostrandole los lentes.

— Estan bien pero prefiero ver tus ojos dijo él sonriendo mientras la besaba.

Cuando llegaron a la tienda ella se detuvo

— Porque no esperas en la cafetería dijo ella.

— Prefiero acompañarte, te ayudaré a elegir.

— ¿Sabes algo de moda?, pregunto ella burlona.

— Por supuesto, comencé a comprar ropa de mujer cuando tenía tu edad.

— Es bueno saber eso le dijo ella sin darle importancia.

Ingresaron a la tienda y Karim pidió que la cerraran.

— Supongo que es algo que hacen el común de los mortales dijo Kat.

— Su excelencia su novia es muy hermosa le dijo una de las empleadas.

— No soy su novia dijo Katherine algo irritada.

Karim la observó estaba indignado, él estaba acostumbrado a que las mujeres se acercasen a él con ganas de complacerlo y entretenerlo, no sabía qué hacer con una que prefería guardar las distancias. Estaba deseando que llegase el día en el que Kat intentara atraparlo, como todas las demás.Pero ella era completamente indiferente.

Katherine Beaumont salió del probador, él la observó, mientras ella se miraba frente al espejo.

— Demasiado ajustado dijo él.

— A mí me gusta dijo ella dando una vuelta.

Katherine era irritante, siempre le llevaría la contraria, jamás le diría lo que él quería escuchar.

Karim la contempló salir del probador una vez más.

—¿Qué tal? -radiante pensó, con un vestido verde esmeralda Kat giró en redondo. Karim buscó algún fallo, pero el vestido no era demasiado apretado ni demasiado corto, y solo dejaba al descubierto sus torneados brazos. Aún le parecía demasiado llamativa, fueran donde fueran todos los miraban. Ella volvió a ingresar al vestidor.

—Este tiene que gustarte -insistió Kat con una sonrisa traviesa-. ¿Se puede saber qué te pasa? Karim no lo sabía. No entendía por qué siempre quería verla tapada. Él no era un hombre posesivo. Sus amantes siempre habían llevado ropa escandalosa y, aparte de que lo irritaran sus ansias constantes de atención, eso nunca le había molestado. Pero Kat solo tenía que ofrecerle un atisbo de muslo y el se ponía tenso.

—¿Estás aburrido? - Kat hizo un mohín y se acercó.

—No, me encantan los desfiles... pero los prefiero en privado -confió Karim, bajando el tono de la voz, ella lo miró a los ojos, hechizada por sus atractivos rasgos. Se deleitó con ese aroma masculino que le resultaba tan fa­miliar y lo beso.

— Voy a cambiarme y nos vamos.— Me llevare esos cuatro dijo ella. El miró los vestidos, se llevaba uno muy ajustado, uno muy corto y dos que él había elegido, estaba irritado.

—¿Dónde quieres que nos tomemos un café? Kat eligió una tranquila terraza con bonitas vistas al mar y sillas cómodas. Karim puso gesto de resignación y se instaló en una de las sillas, que crujió bajo su peso.

–¿Y qué tiene de emocionante venir aquí? –inquirió, deseando saberlo.

–De eso se trata. No es emocionante ni elegante, sino normal y tranquilo – le respondió Kat.

— ¿Cómo es que la hija del aristocrático Charles Beaumont adquirió un gusto por lo normal y corriente?, pregunto él.

— Supongo que tiene que ver con el hecho de que mi madre, tiene una enorme preferencia por lo aristocrático y elegante. Me propongo no ser como ella.

— ¿ Porque no quieres ser como ella?o ¿porque te gusta irritarla?.

— Ambas, no quiero ser como ella y me gusta irritarla.

— ¿Tú madre vendrá mañana?, pregunto Karim.

— No, no vendrá. Tenía asuntos más importantes que mi cumpleaños, no soy una prioridad para ella.

— Lo lamento, no quise dijo él.

— No lo lamentes, yo ya no lo hago. Acepto las cosas como son y sigo adelante. Así es la vida.

Karim la observó, ahora empezaba a ver las piezas faltantes.

Katherine miraba a unas mujeres observando a Karim.

— ¿Ansiosa de que llegue tu cumpleaños?, pregunto él.

— En realidad no es un día que me entusiasme mucho, pero este año es diferente es un antes y después en unos días me voy a la universidad y comenzaré a vivir mi vida.

Karim se quedó en silencio, era ci to ella regresaría a América y el a Burhan. Todo terminaría. No la volvería a ver hasta la boda.

Lo lógico era que se terminase. Lo lógico era no implicarse. En lo relativo a las mujeres, era demasiado listo y disciplinado para dar importancia a sentimientos ilógicos e irracionales...