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RIVALES DE OFICINA

RIVALES DE OFICINA

Status: En proceso
Genre:Oficina / Equilibrio De Poder / Malentendidos / Traiciones y engaños / Amor-odio / Romance de oficina
Popularitas:28.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Yazz García

Camila tiene una regla: no mezclar negocios con emociones. Pero Gael no es fácil de ignorar. Es arrogante, brillante y está decidido a ganarle. En los proyectos, en las reuniones… y también en el juego de miradas que ninguno de los dos admite estar jugando.

Lo que empezó como una guerra silenciosa de egos pronto se convierte en una batalla más peligrosa: la de resistirse a lo prohibido.

¿Hasta dónde están dispuestos a llegar por ser los mejores… sin perderse el uno al otro?

NovelToon tiene autorización de Yazz García para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Pérdida, pero feliz

*⚠️Advertencia de contenido⚠️*:

Este capítulo contiene temáticas sensibles que pueden resultar incómodas para algunos lectores, incluyendo escenas subidas de tono, lenguaje obsceno, salud mental, autolesiones y violencia. Se recomienda discreción. 🔞

...****************...

Me odiaba un poco.

Un poco mucho.

Porque ahí estaba yo, mirando el pintalabios rojo como si fuera un contrato con el diablo. Un contrato que sabía que iba a firmar. Otra vez. Con mi cuerpo. Con mi ego. Con ese impulso que me decía solo una cena, solo un rato, aunque en el fondo ya sabía cómo terminaba la película.

¡Camila, recapacita!, gritó la voz sensata en mi cabeza.

Pero la voz sensata no tenía barba de dos días, ni brazos fornidos, ni sabía decir mi nombre de esa forma que hacía que me olvidara hasta el apellido.

A las 9:30 estaba tocando su puerta convenciéndome de que esto no significa nada. Me había jurado no volver a repetirlo, mantenerlo todo profesional, maduro, corporativo.

Gael abrió con esa sonrisa torcida que era la versión masculina del pecado. Tenía una camiseta gris, el cabello mojado y los pies descalzos.

—Pasa —dijo con toda confianza.

—Una cena. Solo eso.

—Ajá.

—¿Sabes qué me gusta de ti?

—¿Mi inteligencia?

—La forma en la que te mientes a ti misma. Entras como si vinieras a matarme, y yo sé que en el fondo quieres quedarte hasta el desayuno.

—Tal vez solo quiero el helado.

—Camila, lo que tú quieras, yo te lo doy, y si me lo pides como anoche...

Este imbecil.

Me empujó suavemente hacia dentro, cerró la puerta con el pie y yo ya sabía, sin sombra de duda, que estaba perdida.

Que me iba a quemar en este juego.

En la mesa había pizza —con piña, el muy psicópata— y dos cucharas junto al pote de helado. Vanilla caramel crunch. Mi favorito. Por supuesto.

Después de un rato realmente estábamos en el sofá, compartiendo el helado, reímos, discutimos sobre el cliente de Spark y la pésima elección de música para la campaña.

Después de unos minutos me dio algo de sed y fui hacia su cocina.

—¿Y qué más tienes en la nevera? —pregunté, mirando el congelador vacío como si esperara milagros.

—Unas cervezas, medio limón seco y una salsa de tomate que compré en 2019.

—Estás listo para sobrevivir al apocalipsis.

—Solo necesito una cosa para sobrevivir. Bueno, dos —me miró con esa sonrisa torcida—cerveza ... y tal vez tú.

Rodé los ojos, pero no pude evitar la sonrisa tonta que se me escapó. El problema de Gael no era solo que fuera guapo. Es que sabía exactamente cuándo usar sus frases de idiota encantador.

Saque dos cervezas de la nevera y regrese al sofá a seguir con el helado.

Nos miramos. Las cucharas dejaron de moverse. Él se acercó un poco más.

Y luego, yo (como toda persona racional que quiere mantener la compostura), me incliné... y le tiré sin querer el helado en la camiseta.

—¡Camila!

—¡Ups! Mi mano resbaló —dije, con una sonrisita malvada.

—Te vas a arrepentir —gruñó él, poniéndose de pie, quitándose la camiseta y dejándola caer con el helado pegado. Me miró con algo de lujuria. Esto le divertía—. ¿Sabes qué más se te va a resbalar?

—Gael...

—Tu autocontrol.

Y me besó.

Después, su mano en mi cuello. Mis piernas alrededor de su cintura y otra vez nos dejamos llevar.

Otra vez mi dignidad colgando de la lámpara, saludándome con ironía.

Horas después, estábamos en medio de su alfombra arrugada, con su camisa tirada en el suelo, al igual que el resto de nuestra ropa, él me miró con esa expresión idiota que, lamentablemente, me estaba empezando a gustar.

—Esto no puede seguir pasando —jadeé después, recostada sobre su pecho, con el corazón al galope.

—¿Ya lo dijiste ayer?

—Seguramente.

—Y sin embargo… —besó mi frente con ternura.

Me quedé en silencio. Porque odiaba admitirlo, pero no había escapatoria. Realmente me gustaba esto.

Minutos después Gael se levantó hacia la cocina.

—Dejaste tu brasier en mi cocina —dijo, alzándola con un dedo.

—¿Qué hace allí?

—No sé. Me estás afectando cognitivamente.

—Perfecto, así ninguno de los dos puede pensar.

Me reí mientras me abrazaba por la espalda. Era una risa nerviosa, porque esto estaba yendo demasiado rápido, demasiado intenso... y porque muy pronto nos tocaba presentar la primera parte del proyecto juntos como si fuéramos profesionales civilizados y no dos adultos calenturientos con problemas de límites.

—Gael, si alguien se entera...

—Se van a enterar cuando te vuelva a hacer gritar en mi cocina.

—Eres un idiota.

—¿Y tú?

—Una idiota con muy mal gusto.

Nos quedamos en silencio por un momento.

—¿Te vas a quedar? —preguntó haciendo puchero

—Solo hasta que se me baje la cerveza.

—Entonces te voy a abrir otra lata.

Ese idiota.

1
Carmen Cañongo
ay dios mío que 🔥 ojalá él chistesito no le deje su semilla sembrada
Carmen Cañongo
Davian lo qué hacé él poder y las ganas dé ser líder, seguro qué vas por él sin importar qué es tu sangré yá quiero ver cómo sales tú Gael si es un verdadero hombre
Carmen Cañongo
por fin agarraste al toro por los cuernos aprovecha y destruye todo lo que te tienen entré la espada y la pared
Carmen Cañongo
a veces hay qué estar en los zapatos de los demás para ver cómo actuamos, cómo sé puede digerir sentirse traicionada por la persona que amamos, ánimo Camila
Carmen Cañongo
Davian eres un demente
Carmen Cañongo
Anika verdad que eres mala yerba
Carmen Cañongo
qué almas tan podridas y sucios los dos
Carmen Cañongo
por lo menos la ex no es tóxica y sé vé qué tiene una bonita amistad con el claro me imagino que es por Manuelle
Carmen Cañongo
tiene qué haber algo que Gael haga para zafarse de las garras de su papá
Carmen Cañongo
Camila tienes razón una cómo madre jamás puede comparar a los hijos se les ama incondicional con sus victorias y derrotas
Mirta Liliana
Va hermosa..
Mirta Liliana
Yo entiendo que la madre tenga miedo,pero ellos son grandes y pueden tomar responsabilidades como adultos que son....
Mirta Ramirez
suegra densa!!! metida! es de palo...
Mirta Liliana
Si,si tanto se aman,pueden vivir juntos...
Mirta Liliana
No digo que la madre no pueda tener razón,pero está en la casa de su hija,no es su casa,no puede prohibir a Gael de ver a su hija.....
Empera Salas
excelente historia
Carmen Cañongo
a no Camila no salgas ahora con ésto té está contando la verdad yá tú sabes cómo es su padre piénsalo bien aunque té sientas dolida, perdonarlo plis
Carmen Cañongo
cuenta regresiva Gael
Carmen Cañongo
Gael es preferible que le cuentes antes qué sé enteré por otra persona, díselo tú no seas miedoso hombre no parecen cosas tuyas
Carmen Cañongo
lo intui, pensé que él secreto era hijos caramba y no entiendo porqué lo esconde del papá
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