Luego de vivir una vida de forma sumisa, pensando que de esa forma todo era mejor, Luna muere en manos de un asesino, fuera de un supermercado a sus treinta años, arrepentida por no vivir de la forma en que quería, pide fervientemente una segunda oportunidad. ¡Que luna tan hermosa la de esta noche, lástima que no la podre ver más! piensa antes de morir desangrada. ¿Qué ocurrió?, desperté en un hospital, pero este no es mi cuerpo y ¿porque tengo orejas de conejo? Reencarnada en otro mundo, ocupando otro cuerpo, descubre que la chica tambien se llama Luna y la dificil vida que llevaba, ademas de que la intentaton asesinar y el principal sospechozo es un hombre que aparece en sus sueños, como un recuerdo de lo ocurrio, quien ademas es uno de sus compañeros de clase y un lobo blanco, uno de los principales peligros para los conejos. Asi comienza esta trama dondd Luna buscara al culpable para tomar venganza
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Capitulo 18. Disfruta la función
Luego de pasar por el baño de la escuela para poder cambiar su ropa, tomar los supresores y clamarse, volvieron al aula de clases, primero entro Kaelth y tras él iba Luna, mientras todos los observaron caminar hacia sus asientos, se sentaron uno al lado del otro, no porque quisieran, sino que eran los dos únicos disponibles, el profesor ya se había retirado y estaban esperando que llegara el de la siguiente clase, Isabela y su grupo reían en forma de complicidad.
- Luna, ¿Qué se siente ser toda una puta? – le dice Isabela.
- ¿Qué dijiste? – le dice Luna molesta, luego voltea a mirar la pizarra, donde había escrita una oración en grande, ocupando todo el espacio “Luna es una puta fácil” - ¡¿Qué es eso?! – dice alarmada y molesta.
- Esta interesante – dice Kaelth riendo.
- ¿Qué es tan divertido? – le dice Luna molesta viendo al hombre.
- Solo siéntate y ya lo veras – le dice Kaelth haciéndole un ademan con la mano, para que se relaje y tome asiento.
- ¿Qué voy a ver?, ¿el problema en el que me meteré en cuanto el profesor lo vea? – le dice señalando la oración en la pizarra.
- ¿tú crees? – la mira y sonríe - ¿quieres apostar lo que va a suceder? – le dice – siéntate y disfruta de la función.
- Si termino en problemas, será por tu culpa – le dice molesta.
- Te dije que nunca haría algo para causarte problemas – le dice – así que confía en mi – haciéndole caso a las palabras del hombre, Luna decide sentarse y dejar la pizarra tal cual y como estaba.
Todos siguieron conversando y burlándose de ella durante el resto del tiempo, mientras Luna respiraba profundo para poder soportar el impulso de levantarse, borrar la pizarra y lanzarle el borrador justo en la frente de Isabela y sus amigos. Al abrirse la puerta y ver que se trataba del profesor, Luna sintió un gran nervio en su estómago, se agarró fuerte al asiento para aguantar lo que le venía, mientras Kaelth sonreía ante la situación.
- Buenos días jóvenes – dice el profesor entrando y dejando sus cosas sobre el escritorio – saquen sus libros de práctica, el día de hoy haremos unos ejercicios de allí – abre el libro y comienza a buscar la página – bien, trabajaremos con la pagina ciento treinta y uno, por favor vayan todos a esa página – toma el marcador y se voltea para escribir a la pizarra, algo por lo que Luna no pudo evitar un brinco interno, acompañado de espasmos y una respiración agitada – pero, ¿Qué? – dice el profesor viendo la oración en la pizarra - ¡¿alguien puede explicarme que es esto?! – dice molesto.
- Profesor, fue Luna – dice Isabela, su tono de voz parecía nervioso.
- ¿Luna? – dice el hombre confundido
- ¡Eso es mentira! – Kaelth agarra su mano para evitar que se levante de su asiento para protestar por la acusación
- Te dije que te quedaras tranquila y disfrutaras de la función – le dice para que se calme – siéntate – sonríe – confía en mí.
- Pero… - lo mira a los ojos, y por alguna razón decidió seguirle el juego.
- Ahora – dice el profesor – señorita Isabela, explique lo que acaba de decir – le dice el profesor de forma imponente.
- Lo que usted escucho profesor, Luna fue quien escribió eso en la pizarra – le dice señalando a Luna.
- ¿Podría jurarlo? – le pregunta el hombre
- ¿disculpe? – le dice sin entender a qué se refiere
- Le acabo de decir, que si usted podría jurar lo que está afirmando – le dice viéndola de forma severa.
- Claro, que lo puedo jurar – le dice.
- Muy bien – dice el hombre y Isabela sonríe victoriosa – si ese es el caso, entonces ¿podría usted darme una explicación lógica del porque la señorita Branir escribió este tipo de frase en la pizarra, poniéndose en escarnio frente a todos los aquí presentes? – la observa, la mujer quedo helada ante la pregunta del profesor.
- Disculpé, no comprendí su pregunta – le dice acorralada.
- Ah ¿no? – dice de forma sarcástica - ¿será que no fui claro? – se acerca a Isabela – bien, en ese caso formulare la pregunta de otra forma, ¿podría usted decir porque la señorita Branir se ofendería a sí misma, utilizando ese tipo de palabras degradantes? - los ojos de Isabela se abrieron como dos platos.
- Pu, pues… - no sabía cómo responde a la pregunta– no lo se
- Recuerde que usted juro señorita – le dice viéndola de forma objetiva.
- ¡Ella lo hizo! – dice Isabela alterándose – no estoy mintiendo – señala a Luna – debe créeme esa mujer está loca totalmente.
- ¿Usted sabe que creo? – dice el profesor – creo que el culpable es otro y todos lo están encubriendo - dice señalándolos a todos – el motivo por el cual haría este tipo de cosas, solo el culpable lo sabrá – los observa – el motivo por el cual ustedes lo encubren, ustedes lo sabrán – toma el borrador y borra la pizarra – pero déjenme decirles que esto no se quedara así – voltea a mirarlos - para el día de mañana quiero que me traigan un ensayo sobre el comportamiento y conductas de una sociedad, manejo y aprendizaje para el aula – les dice serios – que sea de ocho páginas escritas con su puño y letra – todos comienzan a hacer gestos de molestia – además deberán traer cada uno una carta disculpándose con la señorita Branir – todos empiezan a quejarse - ¡Silencio! – les dice el profesor – o ¿debería subir el número de páginas del informe? – todos se callaron – bien, como les decía – prosigue con el castigo – deben traer una carta pidiendo disculpas a la señorita y la leerán en voz alta – todos se miraron las caras – Bien, ahora continuemos con la clase.
- Te dije que disfrutarías de la función – le dice Kaelth a Luna en voz baja.
- ¿Cómo sabias que eso sucedería? – le responde, cuidando que el profesor no los vea platicando.
- Debes aprender a ser más astuta coneja – le dice sonriendo – a menos de que quieras ser presa fácil – ríe
- ¡Allá atrás, ¿Qué tanto murmuran?! – les grita el profesor
Siguieron con la clase hasta que por fin termino, luego de eso, la actitud de todos con Isabela no parecía ser la misma, ya que estaban molestos porque debían hacer trabajo extra solo por seguirle el juego.