Cambiando El Final

En la mansión de Nick, había un gran revuelo hace más de seis horas que él no aparecía, Kai estaba preocupado, porque si es por el motivo que el cree que no ha vuelto, se armará un gran problema.

Kai se encontraba en el despacho de Nick organizando unos documentos e informes que habían llegado sobre su búsqueda, que él al igual que Leo había organizado un equipo para buscarlo. Estaba ya casi anocheciendo cuando en la oficina de la nada aparece alguien encapuchado, con una máscara que cubría la mitad de su rostro.

– ¿Quién eres? – Kai se pone alerta mientas observa con detenimiento a aquel encapuchado –

– No tengo tiempo para esto – se acerca a él tomándolo del brazo – tienes que venir conmigo

– No iré contigo a ningún lado – se desase de su agarre haciendo que el encapuchado suelte un suspiro – no lo volveré a preguntar – de sus manos comienzan a salir pequeños destellos de luz y el aire en la habitación se vuelve pesado – ¿quién eres?

– No tengo tiempo para esto – comienza a liberar su poder al igual que Kai – Necesito llevarte con Valery, ya sea por las buenas o por las malas –

El poder de Kai se desvanece de golpe, dejando confundido al encapuchado, y aún más cuando Kai lo toma de los hombros.

– Que le sucedió a Valery – su tono de voz era preocupado –

– No tengo tiempo para explicarte – se suelta de su agarre y le toma ambas manos – el tiempo se acaba

Ambos desaparecen de la oficina, dejándola en un silencio sepulcral. Minutos después aparecen en una habitación. Kai se sorprende de ver a Valery en el estado en que se encontraba y aún más al ver que había una mujer utilizando magia para poder estabilizarla. Se acerca corriendo hacia Kaya, tomándola bruscamente de los hombros, rompiendo su concentración haciendo que el hechizo se desvanezca.

– Que le sucedió – la mira fríamente – como termino en ese estado –

– No hay tiempo – dice Kaya algo cansada – si la quieres ayudar, no hagas preguntas solo quédate –

Kaya se desmaya en los brazos de Kai debido al agotamiento, el encapuchado se acerca a él y toma de sus brazos a Kaya llevándola fuera de la habitación, Kai se queda unos minutos en el mismo lugar para luego reaccionar y acercarse a la cama donde se encuentra Valery. Le acaricia la mejilla delicadamente haciendo que Valery se remueva un poco en la cama, abre los ojos lentamente, y observa la imagen borrosa de Kai algo confundida.

– Mike – dice en suspiro, haciendo que Kai frunce el ceño – vete no ya te dije que no se iba a volver a repetir –

– ¿Quién es Mike? – pregunta algo furioso –

Valery iba a responder, pero es cuando siente que una ola de dolor invade su cuerpo, sus ojos color miel se tienen de un rojo escarlata, haciendo que Kai intente retroceder por la impresión, pero es detenido cuando Valery lo jala de su ropa y hace que caiga sobre la cama quedando ella arriba de él. Kai intenta apartarla, pero, no puede, y es que se percata de que en ese momento Valery tiene mucha más fuerza, vuelve a intentar apartarla, pero esta vez Valery se adelanta y un rápido movimiento, Kai tiene las manos inmovilizadas por encima de su cabeza.

Ambos se quedan unos segundos mirándose fijamente a los ojos, hasta que Valery rompe el contacto visual, y su vista se dirige a un lugar en específico. Kai se sobresalta cuando siente como Valery lama lentamente su clavícula, y lo hace aún más cuando siente como dos colmillos le perforan la piel, sintiendo, primero dolor y luego placer, al notar como ella empieza a tomar de su sangre.

Valery deja de beber la sangre de Kai cuando ella toma el control de sus actos y se percata de que él está inconsciente debido a la pérdida de sangre. Ella intenta quitarse de encima de Kai, pero siente como unos brazos la agarran de su cintura impidiendo que se levante.

– No te vayas – susurra – esta vez no te vayas –

Valery se queda quieta, mira a Kai a los ojos y se observa como aún está inconsciente, por lo que de seguro está delirando, suelta un suspiro y se acomoda en el hombro de Kai.

– No me iré – cierra los ojos – amenos que me lo pidas, y se que lo harás cuando sepas la verdad – dos pequeñas lágrimas se le escapan de sus ojos y ruedan por su mejilla –

– No llores – susurra, limpiado débilmente las mejillas de Valery – estaré bien, solo necesito descansar – gira la cabeza, rozando su nariz con el pelo de Valery – te prometo que no me iré –

– Duerme, mañana no te acordarás de esto –

– Si lo haré y te prometo que sea lo que sea no me iré – le da un beso en el pelo a Valery – descansa

Valery se acomodó mejor entre los brazos de Kai y a los pocos minutos se quedó dormida, mientras Kai acariciaba su cabello.

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En la zona sur del bosque se encontraban en campamento los mismos mercenarios que habían atacado a Nick y Shadow, se habían pasado más de cinco horas buscando en diversos puntos del bosque, pero al ser tan extenso no pudieron encontrar mucho. El jefe de los mercenarios estaba nervioso, tenían que encontrar a Shadow si no querían morir a manos del príncipe.

– Malditos imbéciles – les lanza una bola de fuego – como que aún no la habéis encontrado

– El bosque es muy extenso es imposible encontrarla tan rápido –

– Además de que hay grandes posibilidades de que haya caído al río y la corriente la haya arrastrado – hablo el mercenario que le lanzaron la bola de fuego –

– Entonces pidan más refuerzo, pero encuéntrenla – grito dándose la vuelta y entrando a su tienda –

Horas más tarde en la noche los dos hombres que estaban haciendo guardia alrededor del campamento, escucharon un ruido, ambos se dirigieron a donde se escuchaba el ruido, pero al asomarse solo vieron a una loba negra que los miraba fijamente a los ojos.

Ambos se pusieron en posición de ataque para cazar a la loba, pero antes de siquiera hacer un movimiento, la loba ya no estaba en frente de ellos. Miraron a todos lados, y cuando iban a irse de nuevo al campamento, la loba apareció de la nada y les salto encima, directo a sus cuellos.

– No sabía que la señorita Lyla fuera tan agresiva –

– Solo es así cuando la señorita Shadow está en problemas – susurran entre sí –

– Dejen de hablar estupideces y rodeen el campamento – los regaño Lyla que ya se había transformado en humana de nuevo –

– Si capitana –

Ambas chicas dejan de hablar y les dan las señales al resto del grupo, para rodear el campamento, ponen una barrera al rededor para que nadie escape. Minutos después solo se escuchaban los gritos de desesperación de aquellos mercenarios. El grupo de Lyla estaba masacrándolos, el jefe de los mercenarios al oír la conmoción huye por la parte de atrás de su tienda junto con un pequeño grupo de cuatro hombres.

Al llegar a las afueras del campamento intentan seguir avanzado pero son detenidos por la barrera, el jefe de los mercenarios dice una maldición por ml bajo, y los pocos minutos aparece Lyla con un espada en la mano y su rostro lleno de sangre. Los hombres al verla se sorprenden pero después, se comienzan a reírse a carcajadas.

– Y tú quien eres pequeña – pregunta el jefe –

– Ella de seguro es nuestra diversión – dice otro mirando a Lyla de arriba a abajo, lamiéndose los labios –

– Entonces vengan a divertirse conmigo –

Lyla sonríe dulcemente y desaparece de la vista de aquellos hombres apareciendo por detrás de uno de ellos, atravesando su cuerpo con la espada. El que se encontraba al lado se queda en shock y Lyla aprovecha para contarle el cuello. Los otros que quedan comienzan a defenderse, uno de ellos usando magia y el que era el jefe y el otro hombre sacan sus espadas. Lyla se defendía y atacaba la vez sorprendiendo a los mercenarios por su habilidad. En un descuido es lastimada en una pierna, ella se agacha y saca de su bota una daga la cual lanza y acierta en uno de los ojos del hombre que sabía utilizar magia.

Al final termina utilizando su magia para inmovilizar a los dos que quedaban. Se levanta del suelo, y se limpia la ropa.

– Leo estará feliz cuando los vea – se acerca al jefe de los mercenarios y lo toma del cuello – pero dudo que los dos lleguen vivos, siempre puede ocurrir un accidente

— Por favor, no mates-me — intenta alejarse pero al estar paralisado no puede — te diré quien nos contrato, pero por favor no me mates

Lyla sonríe y se aleja de él, el hombre suelta un suspiro de alivio, pero, a los segundos suelta un quejido de dolor al sentir como Lyla ha clavado una daga en su entrepierna.

– Nunca dije que llegarías ileso – sonreí clavando más la daga – y esto te enseñará a no pensar de nuevo con la cabeza de abajo

Lyla saca la daga y los transporta a todos con magia de regreso con el resto del grupo. Al verla con los dos hombres, algunos sienten pena de ellos, ya que Lyla no perdona cuando de Shadow se trata.

– Ya tenemos lo que vinimos a buscar – observa a los dos hombres – quemen el resto del campamento y maten a los que queden vivos – camina hacia el frente – tenemos que encontrar a Shadow