Sin que nadie se lo dijera, Aya era muy consciente de sus imperfecciones físicas.
Durante cinco años, Cahaya trabajó en la ciudad metropolitana, y ese día regresaba porque su boda se acercaba.
Sin embargo, no encontró felicidad, sino que la tristeza volvió a su vida.
Resulta que Yuda abandonó a Cahaya y se casó con otra chica.
Cahaya debería haberlo previsto desde antes, pues los propios padres de Yuda siempre se mostraron crueles con ella, incluso burlándose de sus imperfecciones.
¿Cuál será el próximo capítulo en la vida de Cahaya?
¿Llegará finalmente la buena fortuna después de tantas desgracias?
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Capítulo 19
"Pero, Señora..." Aya aún dudaba.
"Ya, Aya. Confía en mí. Esto también es por tu bien", la Señora Syifana tomó la mano de Aya con suavidad. "A partir de ahora, concéntrate solo en la fabricación de bolsos reciclados. En cuanto a las tareas del hogar, deja que otros se encarguen."
Aya finalmente asintió resignada. No podía rechazar la amabilidad de la Señora Syifana. "Está bien, Señora. Muchas gracias", dijo sinceramente.
La Señora Syifana sonrió aliviada. "¡Así se habla! Ahora, ve a descansar. Mañana empezaremos a planearlo todo", dijo la Señora Syifana.
Aya asintió y se despidió para volver a su habitación. Dentro de la habitación, se quedó pensativa ante la oferta de la Señora Syifana. Se sentía feliz y preocupada a la vez. Feliz porque la Señora Syifana le daba la oportunidad de desarrollar su talento, preocupada por si decepcionaba a la Señora Syifana y a sus amigas.
Sin embargo, Aya estaba decidida a dar lo mejor de sí misma. Quería demostrar a todos que podía tener éxito con su talento.
Mientras tanto, después de que Cahaya se marchara, la Señora Syifana respiró hondo y luego se sentó de nuevo en uno de los sofás.
La mujer realmente amaba a Cahaya, considerándola como a su propia hija. Una vez le rondó por la cabeza la idea de adoptarla como hija de la familia Dirgantara. Sin embargo, uno de los miembros de su familia se negó.
"¡No!" Marcel rechazó rotundamente la intención de su madre.
"¿Por qué?" La Señora Syifana preguntó extrañada. Durante todo este tiempo, Marcel había sido muy cercano a Cahaya. ¿No debería su hijo estar más contento si Cahaya se convirtiera en miembro de su familia?
"¡En cualquier caso, no estoy de acuerdo! Que Cahaya siga siendo como es ahora. Es suficiente con que la ayudemos y la apoyemos." Marcel se negó rotundamente sin dar razones.
"Si ella se convirtiera en mi hermana, ¿no significaría eso que no podría casarme con ella?"
Sin que nadie lo supiera, eso era lo que realmente pensaba Marcel.
La Señora Syifana respiró hondo y luego lo soltó de nuevo. Finalmente, cedió. De todos modos, no importaba, lo importante era que pudieran seguir ayudando a Cahaya.
*
*
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Unos días después, Aya comenzó a ejecutar su plan. Con la ayuda de la Señora Syifana, volvió a comprar algunos equipos y materiales necesarios para hacer bolsos reciclados.
La Señora Syifana seguía apoyando plenamente a Aya con mucho gusto.
"Aya, no te cortes si necesitas algo. Dímelo", dijo la Señora Syifana.
"Muchas gracias, Señora", respondió Aya sinceramente.
Aya comenzó a trabajar con entusiasmo. Hizo varios diseños de bolsos reciclados que eran únicos y atractivos. También probó varias técnicas diferentes de fabricación de bolsos.
En poco tiempo, Aya logró producir varios bolsos reciclados que eran muy bonitos. La Señora Syifana quedó muy impresionada con la obra de Aya.
"¡Aya, estos bolsos son muy buenos! Realmente tienes talento", elogió la Señora Syifana.
Aya sonrió feliz al escuchar los elogios de la Señora Syifana. "Gracias, Señora", respondió.
"Aya, ¿por qué no intentas vender estos bolsos? Estoy segura de que mucha gente estará interesada en los bolsos que haces", sugirió la Señora Syifana.
"¿De verdad puedo?" Aya al principio dudaba. No sabía cómo vender los bolsos.
"¡Sí! Por supuesto que puedes. Tienes un teléfono móvil, ¿verdad? Utiliza tu teléfono móvil para algo útil. Publica los bolsos que haces en tus redes sociales. Puede que no se vendan directamente. Pero debes seguir creyendo que el esfuerzo no traiciona los resultados. ¡Además, yo también te ayudaré a comercializarlos a través de las redes sociales de Dirgantara!" La Señora Syifana siguió animando a Aya.
Aya finalmente accedió a intentar vender los bolsos que hacía. Con la ayuda de la Señora Syifana, comenzó a comercializar los bolsos en línea.
Inesperadamente, los bolsos hechos por Aya fueron muy bien recibidos por el público. Mucha gente se sintió atraída por el diseño único y atractivo de los bolsos. Los bolsos hechos por Aya se vendieron muy bien en el mercado.
Aya estaba muy contenta y agradecida por el éxito que había conseguido. No esperaba que su talento pudiera generar dinero.
"Alhamdulillah, Señora. No sé qué decir. Muchas gracias por el apoyo que me ha brindado", dijo Aya con los ojos llorosos.
La Señora Syifana sonrió orgullosa. "De nada, Aya. Todo esto es gracias al arduo trabajo y al talento que tienes. Estoy orgullosa de ti. Y en realidad, quien te está ayudando a comercializar esto no soy yo, sino Marcel."
"¿El joven amo segundo?" Cahaya abrió mucho los ojos al escuchar lo que decía la Señora Syifana.
La Señora Syifana sonrió y asintió. Era cierto, ambos eran los que hacían las publicaciones en el sitio web de Dirgantara.
Cahaya estaba realmente feliz. Sin embargo, por otro lado, también se sentía un poco incómoda con sus amigas, compañeras sirvientas. Tenía miedo de que sintieran celos por la atención excesiva que le prestaba la Señora Syifana.
Efectivamente, unos días después, Aya comenzó a notar un cambio de actitud en sus amigas. Se volvieron más frías y guardaban las distancias con ella. Incluso, algunas de ellas la criticaban abiertamente.
"Qué bien, ahora eres la niña mimada de la Señora. No tienes que trabajar duro, solo hacer bolsos", criticó Santi con un tono cínico.
Aya solo pudo quedarse callada al escuchar las críticas de Santi. No quería responder ni prolongar el problema.
Sin embargo, cada día que pasaba, las críticas y el trato desagradable de sus amigas, que estaban influenciadas por las palabras de Santi, se volvían más intensos. Aya se sentía cada vez más presionada e incómoda.
Así que decidió hablar con la Señora Syifana sobre este problema. Le contó todo lo que estaba pasando a la Señora Syifana.
La Señora Syifana escuchó la historia de Aya con atención. Después de terminar de escuchar, la Señora Syifana suspiró.
"Aya, ya me imaginaba que esto iba a pasar. Sé que no todo el mundo puede aceptar el éxito de los demás", dijo la Señora Syifana.
En su corazón, la anciana se sentía molesta porque Marcel se había negado a que Cahaya se convirtiera en familia Dirgantara. Si el nombre de Cahaya estuviera en el libro de familia Dirgantara, por supuesto que nadie se atrevería a hablar mal de Cahaya.
"Entonces, ¿qué debo hacer, Señora? No quiero que por mi culpa, nuestra amistad se arruine", dijo Aya con un tono triste.
"Aya, no tienes que sentirte culpable. No has hecho nada malo. Solo estás desarrollando tu talento. Eso no es algo malo", dijo la Señora Syifana.
"Pero, Señora..." Aya aún dudaba.
"Aya, hablaré con tus amigas. Les explicaré todo. Seguro que pueden entenderte y apoyarte", dijo la Señora Syifana.
*
Al día siguiente, la Señora Syifana reunió a todas las sirvientas en la sala de estar.
"Bu Rika, Santi y todas vosotras. Quizás algunas de vosotras os sintáis celosas por la atención que le presto a Aya. Pero, deberíais entenderlo. Le presto más atención a Aya no sin razón. Sino porque veo que tiene un talento extraordinario", dijo la Señora Syifana.
"Para que lo sepáis, nunca os he diferenciado. Abro la oportunidad si alguna de vosotras también tiene habilidades similares a las de Aya o quizás diferentes. Cualquier cosa que se pueda comercializar. ¡Mostrádmelo! Entonces lo apoyaré como lo he hecho con Cahaya."
Las sirvientas que fueron llamadas a comparecer solo pudieron bajar la cabeza. No se atrevían a mirar a los ojos a la Señora Syifana.
"¿Qué hay de ti, Santi? Veo que has sido la más vocal durante todo este tiempo." La Señora Syifana miró directamente a Santi, pero la mujer solo pudo bajar la cabeza y negar con la cabeza.
"¿Tú, Rika?" La Señora Syifana dirigió su mirada a Bu Rika. Pero la anciana también solo pudo bajar la cabeza.
"Te he puesto como jefa de sirvientes. Deberías ser un modelo a seguir, no dar malos ejemplos."
"Perdóneme, Señora. Prometo que esto no volverá a ocurrir."
"Por supuesto que no debe volver a ocurrir. Sabéis que en cada rincón de esta casa hay cámaras de seguridad. Y cualquiera que no pueda escuchar mis palabras. ¡Entonces no necesito trabajadores que tengan un corazón mezquino!"
