Adriano Mancini, un mafioso de Sicilia, dueño de varios casinos, frío y despiadado, le hará una propuesta a Alice, una bella joven que acaba de entrar en uno de sus casinos para ayudar a su hermano que ha contraído una elevada deuda de juego.
Alice tendrá que elegir, o firma el contrato de matrimonio, o su único hermano muere.
El sueño de Adriano es ser padre, pero quiere una mujer pura, que dé a luz a su hijo, con un pasado que no le gusta recordar, se niega a volver a amar a una mujer, pero será imposible luchar contra el amor que sentirá por Alice, su esposa por contrato.
Una historia de amor de un gángster con un corazón tan frío como el hielo, que acabará derritiéndose por su mujer que para él, sólo era un contrato.
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Un pasado doloroso...
Eugenia detiene el beso apartándolo y recobra la cordura, diciendo pronto:
-¿Qué sientes por mí? No quiero ser como un juguete que puedes usar y cuando te enfermas lo desechas, ¿crees que no sé lo que haces, cómo eres?
-Lo que haga no afecta a lo que siento por ti -dijo-.
-No sabes lo que sientes Lorenzo, ¿por qué no me dejas en paz, por qué me insistes? Crees que no lo sé, que te gustan los juegos, como una competición, ¿no me has tenido ya? ¿Qué quieres todavía de mí?", preguntó.
-No te quiero sólo para mi satisfacción personal, Eugenia, siento haberte llamado puta, ninguna mujer merece escuchar eso y fui inmaduro al decir algo tan hiriente, no sé lo que pasaste en tu pasado, pero si no me lo dices, me enteraré-dijo.
-¿Mi pasado? -preguntó ella mirándole.
-Me gustas mucho, Eugenia, pero necesito que seas sincera y me digas si realmente quieres algo conmigo, o si vas a llevar esta protección todo el tiempo, pensando que te voy a hacer daño, o que voy a hacer lo mismo que algo o alguien te ha hecho, no te voy a traicionar, no voy a herir tus sentimientos.
-Ya he oído eso Lorenzo, no lo entiendes, no estoy dispuesta a involucrarme con nadie, te pido que me olvides- dijo abriendo la puerta.
-Tienes miedo, pero no puedes negar que también sientes algo por mí, o que el sexo para ti no significó nada... -preguntó.
Eugenia permanece en silencio, él se acerca a ella, rodeándola con su brazo y ella se asusta, dándole una bofetada.
Lorenzo entonces la abraza fuertemente y Eugenia llora pidiéndole que la suelte y la deje en paz, pero él sigue abrazándola.
-Mi padre una vez al volver de una mañana de tiro me vio apuntando a un pajarito que tenía un ala rota, nunca olvidé ese día, sólo tenía quince años y me lo dijo:
"Lorenzo, no puedes quitarle la vida a un inocente, está herido, está lastimado y sólo necesita cuidados". "Te lo digo porque mi padre se llevó ese pajarito a nuestra casa y lo cuidamos durante unas semanas, hasta que una mañana se fue volando, pensé que nunca volvería, pero cada mañana escuchaba la voz de ese pajarito cantando, así que aprendí algo valioso de eso, no debemos eliminar en nuestras vidas a los inocentes que están luchando con sus heridas, debemos cuidarlos y protegerlos, hasta que se curen".No voy a renunciar a ti Eugenia, aunque no sientas nada por mí, sólo quiero estar a tu lado y quiero que te liberes de todo lo que te hizo daño y sobre todo quiero saber que siempre estarás presente en mi vida, ya sea como mi esposa o sólo como una amiga.
Ella deja su abrazo, se sienta y dice:
-Prefiero que lo escuches de mí.
Lorenzo cierra la puerta y se sienta a su lado.
Eugenia estaba cabizbaja, con las manos juntas y entonces empieza a decir:
-Estuve comprometida una vez, era un buen hombre, cariñoso y amable, pero cuando empezamos a vivir juntos después de nuestro compromiso, conocí el lado de él que estaba oculto frente a la familia y amigos, mi ex, era agresivo, me golpeaba cuando llegaba a casa del trabajo y un mes después de que empezó con las agresiones físicas, me enteré de que estaba embarazada, así que huí, dejé la casa que compré con mis ahorros, pero me encontró dos semanas después y estaba dispuesto a matarme, pero mi hermano, mi único hermano me defendió, parecía tan furioso, yo gritaba, le rogaba que no disparara, pero hizo varios disparos, mi hermano que estaba delante recibió cuatro disparos y uno de ellos me dio a mí, luego lo vi huir, tirado en el suelo del salón de la casa de mi hermano, que estaba encima de mí.Poco a poco salí de debajo del cuerpo de mi hermano y grité pidiendo ayuda, llegaron los vecinos y ya era demasiado tarde, acabé en el hospital, perdí mucha sangre y con todo lo que pasé también sufrí un aborto, no hay un solo día que no vea la mirada de mi hermano ahí tirado en el suelo, muerto, por defenderme de un hombre que creía que era el amor de mi vida.
-Encontraré a ese hombre, vengaré lo que le hizo a tu hermano -habló Lorenzo con rabia.
-Está en la cárcel, Massimo en ese momento aceptaba casos de gente que no podía pagar, era mi abogado en ese momento, por eso me llamó para que fuera su secretaria- dijo ella.
Sigue...
