La vida en la época victoriana años después de la segunda revolución industrial y de las dos guerras del opio. Está es la vida de un profesor con su hija y la maldición del vestido azul.
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Otro vestido azul
Philip se dedica a sus estudios para impresionar a Sophia que es el más inteligente de su clase. Hoy no hay clases, por qué los profesores están en un seminario, por lo tanto, Philip va a ver a Sophia, y como Alexander está en la escuela, sólo queda Iván quien gatea en casa y lo recibe con una sonrisa, dejando al descubierto una rayita blanca, sus dientes están saliendo.
- Buenos días, esposa mía. Vengo a pasar la mañana contigo.
- ¿Te escapaste de la universidad?
- No hay clases hoy, los profesores están en seminarios.
- Ten cuidado dónde pisas, hay un rodillo andante.
- ¿Rodillo andante? – Philip no entiende a su novia.
- Iván está empezando a gatear. Que termine de cocinar su comida, lo alimento y lo pongo hacer su siesta.
- Que buena noticia, así podemos practicar un poco tú y yo, en lo nuestro.
Llegó el momento de dar de comer a Iván, Philip se encarga mientras Sophia limpia la cocina. El niño come toda su comida, en la última cucharada de comida se adormece. La comida le da sueño al bebé. Sophia lo prepara que vaya a dormir.
Philip y Sophia se encierran en otra habitación van comiéndose a besos, se incentivan con las caricias y terminan entrados en las sábanas.
- Nos hacía falta estar unidos. Tres meses entre una unión y las otra es un cruel castigo.
- Philip, te estuve extrañando tanto.
- Yo también, amor mío. Casémonos de una vez, ya no hay que sufrir de esta manera.
- Pero ¿Los mayores estarán de acuerdo?
- Sí se oponen, nos veremos en la obligación de hacer un hijo.
- ¿Un hijo? – está sorprendida.
- Sí hacemos un hijo, tendrán que aceptar nuestra relación les guste o no.
Philip continúa amando a Sophia por una hora, mientras se aman estudian sus anatomías, muchas cosas son nuevas, y hablar de sexo es un tabú, los padres hablan de eso con sus hijos a vísperas de la boda, las madres aconsejan a sus hijas como y que hacer en la noche de bodas. Pero está pareja están aprendiendo con la práctica y con la necesidad de satisfacer sus curiosidades.
Philip y Sophia se han entregado por segunda vez. Ahora, ella debe ponerse de pie y cocinar tanto para su padre como para Alex, el pequeño viene a casa con mucha hambre.
A la tercera semana, después de la intensa actividad amorosa, Philip trae un regalo para Sophia, un vestido azul y elegante. Ellos están cuidando a los niños, Iván juega y Alex hace las tareas del colegio.
- Sophia, ya hice mi tarea.
- Muy bien, la vamos a revisar y si está bien te vas a jugar.
- Sí.
Philip revisa la tarea de Alex, al dar el visto bueno, el niño puede ir a jugar, Iván lo sigue a gatas. Ahora Philip puede hacer la entrega del regalo.
- Esta caja que he traído conmigo, es un regalo para ti.
¿De verdad? ¿Un regalo para mí? No te hubieras molestado.
- Eres mi esposa, como no hacerte un regalo.
Sophia le agradece con un beso, Philip no desaprovecha la oportunidad para comer un poco, antes de partir. El frío es fuerte, Philip se envuelve bien en su abrigo y se despide.
- Con este frío se complica vernos, pero haré lo posible para que por lo menos un besito de la buena suerte se pueda recibir.
- Cuídate mucho y gracias por el regalo.
- A ti, por aceptarme como tu esposo.
Philip se va y Sophia cierra la puerta y vuelve a la sala y abre la caja y dentro tiene que remover los papeles que tapan el regalo, y descubre el vestido azul. Era como usan las mujeres de la alta sociedad el día domingo, es decir, un vestido elegante.
- ¡Oh, Philip! Es hermoso el vestido, por fin un vestido dominical.
Sophia está feliz, el hombre que la ama le regaló un vestido y el color era su favorito. Está feliz, un vestido elegante para salir el domingo. Pero la caja sigue algo pesada y debajo de otros papeles encuentra un sombrero que hace la combinación.
- ¡Oh, Philip! ¡Qué lindo regalo! Este domingo me lo voy a poner para ir a la iglesia.
De inmediato le escribe a Philip para darle la carta al día siguiente si lo ve. Una vez terminada la carta, va a la cocina y prepara el postre para la media tarde. Alex e Iván les encantan el postre de media tarde.
Thomas llega a casa muerto de frío.
- Buenas tardes, señor Lauren. La comida está lista.
- Buenas tardes, sírveme, hace mucho frío allí afuera.
Sophia sirve a su padre. Mientras prueba pregunta por sus hijos.
- ¿Cómo se han comportado los niños?
- Alex, ya hizo su tarea, está jugando.
- ¿Has revisado si está bien hecha la tarea?
- Sí, se demora un poco, pero lo hace bien.
- ¿Iván? – le habla como si fuera una sirvienta.
- Gatea con más rapidez, pero no deja de babear, no deja de chupar su mano, parece que los dientes le molestan.
- Lo mismo con Alex. No es novedad ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás preparando? – le pregunta con indiferencia.
- Estoy horneando biscochos, a Alex le encanta con su leche tibia; también a Iván.
- ¿Estás segura de que Iván puede comer biscocho?
- No es la primera vez que come, se demora mucho, porque su boca es pequeña, pero disfruta mucho.
- ¿No crees que es pequeño para comer eso?
- Si se le quita, grita, llora y hace escándalo. Hay que darle su tiempo y come muy bien con su leche.
- Está bien ¿Hay que hacer compras?
- Sí, mañana voy. Después de que los niños coman haré el listado.
Thomas busca su billetera en uno de sus bolsillos, y coloca unos billetes sobre la mesa.
- Te estoy dejando el dinero, y con lo que sobra te compras un vestido, un colega y amigo mío vendrá a conocerte saliendo de la misa.
- Entiendo.
- Que sea un vestido decente, el próximo mes te vas con él. - le habla como si fuera de lo más normal.
Eso petrifica a Sophia, está asustada ya no es virgen, está con Philip.
- ¿No me has escuchado?
Sophia no puede decir nada, no puede articular palabra alguna.
- Sophia, te dije que vas a casar el próximo mes ¿No entiendes?
- ¿Quién va a atender a los niños?
- Con él ya hicimos los arreglos. Él te va a mantener; espero te portes bien, no quiero quejas. Tienes que comportarte como una buena mujer y darle hijos a tu esposo, nunca darle un disgusto, siempre debes apoyarlo ¿Quedó claro?
- Sí, señor Lauren.
Sophia está entre la espada y la pared, va a tener que escribir una nueva carta para Philip ¿Qué puede pasar? ¿Qué planes tendrán en mente estos dos enamorados? ¿Qué actitud tendrá Thomas cuando vea a su hija con el vestido azul tan elegante?
en palabras, que dan por resultado tantas historias. Felicitaciones.