Qué es la belleza?, pienso que es un término que se inventó el ser humano, solo para menospreciar a los que no encajan en un patrón determinado, yo siempre he creído que existe mucho más en las personas que solo un rostro bonito, pero ciertamente en esta sociedad en la que vivimos los estereotipos de belleza ya están anclados y es algo muy díficil de cambiar,... pero no imposible...
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Capitulo VII Ella es mi mujer
— Quien demonios se cree que es?, acaso piensa que por ser profesor puede tratar a un estudiante así?. — pregunto Álvaro enojado
— Que sea la última vez que te acercas a Isabella, ella no es tuya ni de nadie y si no quieres pagar las consecuencias mejor no te acerques. — dijo Ignacio con elegancia, colocando a Isabella tras de él.
— Te encuentras bien?. — le pregunto Ignacio a Isabella volteando a verla.
— Sí, estoy bien, gracias por ayudarme. — respondió Isabella con timidez.
— Veo que ya conseguiste a otro idiota a quien engañar. — comento Álvaro con los ojos rojos de la ira.
Ignacio tomó de la mano a Isabella y la llevo fuera de aquel lugar, los presentes se quedaron asombrados al ver a la pareja alejarse sin mirar a nadie.
Al salir de la universidad y llegar hasta donde estaba estacionado el auto de Ignacio, este le abrió la puerta para que ella subiera, una vez él también subió se volteó a ver a Isabella, estaba molesto y eso era obvio.
— Por qué no me dijiste que vendrías a este lugar?. — pregunto Ignacio con rostro sombrío.
— No quería molestarlo profesor, ya usted ha hecho bastante por mí y no quiero seguir abusando de su amabilidad. — respondió Isabella tímidamente.
— Quiero pedirte dos favores. — dijo Ignacio más relajado.
— Claro profesor si está en mis manos le ayudaré. — respondió Isabella más animada.
— Lo primero, ya no me llames más profesor ni señor, por favor solo llámame Ignacio. Y lo segundo quiero que sepas que siempre contarás conmigo para lo que sea, así que no te dé pena pedirme nada. Ok. — explico Ignacio poniendo en marcha el auto y concentrándose en la carretera.
Isabella quedó anonadada, pues pensó que Ignacio le pediría otra cosa, este hombre es realmente interesante, pensó Isabella viéndolo fijamente.
— Si me sigues viendo así, me desgastaras. — comento Ignacio con una sonrisa de medio lado.
Isabella volteó la mirada a la ventanilla del pasajero y volvió a pensar, este hombre es realmente guapo, esa sonrisa derretiría a cualquier mujer, pero ese pensamiento duro muy poco, pues ella juró no enamorarse de nadie nunca más y además el profesor solo la estaba ayudando por lástima.
Después de un rato llegaron al apartamento donde vivía Isabella.
— Vendré por ustedes a las cinco de la tarde, por favor estén listas. — dijo Ignacio mientras detenía el auto.
— Así será señor...
Isabella no terminó de decir la oración cuando Ignacio volteo a verla con una mirada de advertencia.
— Lo siento, así será Ignacio, nos vemos más tarde.
Isabella bajo del auto y subió corriendo las escaleras, ella se sentía intimidada cuando estaba en la presencia de Ignacio, no entendía el por qué, se sentía, pero era algo que nunca antes había sentido.
— Hija, al fin llegas, dime cómo te fue. — dijo Miranda a penas vio entrar a su hija.
— Ay, mamá!, me encontré con Álvaro y me hizo una escena, si no fuera por Ignacio que llevo en ese momento, ese poco hombre me hubiera llevado a la fuerza. — contó Isabella a su mamá dejandola con la boca abierta.
— Pero que imbécil es ese sujeto, gracias al cielo nos iremos pronto de este país y así podrás alejarte de toda esta gente.
El día transcurría y Miranda e Isabella se sentían cada vez más ansiosas y tal y como lo dijo Ignacio llegó por ellas exactamente a las cinco de la tarde.
— Buenas tardes, señora Miranda, Isabella, ya están listas. — saludo Ignacio tan amablemente como siempre.
— Buenos días, hijo, si ya estamos listas, Isabella está por salir de su habitación. — respondió Miranda.
Isabella salió inmediatamente tan y como lo dijo Miranda, la muchacha iba como siempre con ese atuendo que tanto le gustaba usar, lo que más pedía Miranda era el milagro de que su hija cambiará un poco su estilo, pero bueno ella tenía la esperanza de que Isabella estando en otro país recapacitara.
— Buenas tarde, Ignacio, ya estoy lista disculpa si te hice esperar. — saludo Isabella algo apenada.
— No te preocupes, ahora vamos que se nos hace tarde. — respondió Ignacio.
Isabella llevaba una pequeña maleta donde apenas cabría un par de mudas de ropa, era igual con Miranda, eso se le hizo extraño a Ignacio quien las miro con
— Eso es todo lo que llevarán?. — pregunto Ignacio curioso.
— Así es, nosotras no tenemos mucho. — respondió Isabella apenada.
Ver las carencias que tenía Isabella conmovió el corazón de Ignacio, pues aquella joven tan inteligente no contaba con los recursos necesarios para sacar buenas notas y aun así lo lograba, esto dejaba claro que lo que te hace progresar en la vida no es el dinero, sino las ganas de querer salir adelante.
— Cada día me sorprendes más Isabella. — dijo Ignacio orgulloso de la muchacha.
— Qué te sorprende?. — pregunto Isabella intrigada.
— Eres única, no sabes la suerte que tengo que vengas a trabajar conmigo en mi empresa. — respondió Ignacio muy serio.
— No juegues, mejor dejemos de conversar y vayamos al aeropuerto, se nos hará tarde. — respondió Isabella saliendo del apartamento.
Isabella salió junto con su mamá e Ignacio del apartamento, cuando estaban caminando hacia el auto la figura de un hombre salió de la nada y se interpuso en el camino de la muchacha.
— Isabella!. — grito Álvaro.
— Que demonios estás haciendo aquí, quítate de mi camino y déjame pasar. — respondió Isabella molesta.
Ignacio agarró a Isabella de la mano y se interpuso entre ella y el loco de Álvaro, este hombre sí que era cara dura pensó Ignacio fulminándolo con la mirada.
— Acaso te vas con este hombre?. — pregunto Álvaro enojado.
— Así es imbécil, ella se irá conmigo y si no lo sabías, Isabella es mi mujer y no permitiré que ni tú ni nadie se le acerque. — respondió Ignacio por Isabella.
Isabella quedó en schok ante las palabras de Ignacio, ella no podía creer que él dijera aquellas palabras, como que su mujer?, pensó Isabella, por otro lado Álvaro quedó perplejo ante la confesión de Ignacio, entonces todo lo que Lucero le había dicho de Isabella había resultado cierta, entonces quería decir que Isabella era una descarada que solo busca el mejor postor.