Desde que tengo memoria, he sido repudiada por mi padre y por todo el imperio, señalada como "la princesa demonio", "la hija maldita", "la oscuridad entre la luz". Me acusan de intentar asesinar a mi hermana, la hija de la Diosa Mística. Incluso mi ex prometido me odia por querer acabar con su princesa. Estoy sola, y me espera una muerte miserable. En el cielo, mi madre y mi hermano, quienes murieron en un incendio cuando yo tenía 14 años, aguardan. Desearía haber muerto ese día también, pero pronto cumpliré mi sueño. Adiós, hermana. Nunca te odié. No sé por qué creen que intenté quitarte la vida, yo no fui. Cumple tu deber y salva al imperio de la guerra; esos fueron mis deseos antes de morir.
Sin embargo, para mi sorpresa, desperté nuevamente a los 14 años. Mi madre y mi hermano están vivos. No dejaré que mueran de nuevo.
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Una cucharada de su propia medicina
**Narra Clarisa:**
— *Ese emperador está mal de la cabeza si cree que voy a permitir que ese bastardo, al que tanto humillé, suba al trono. Sobre mi cadáver.* —pensó Clarisa, furiosa, mientras derramaba el líquido en el suelo del jardín. *Esas gotas no están funcionando, le voy a reclamar a esa bruja por hacer un trabajo incompleto. Seguro que ya perdió el efecto, le pediré algo más potente.*
En ese momento llegó Renata, madre de Jessica, una de las amigas hipócritas de Clarisa.
— *Querida amiga, ¿cómo estás? Te ves molesta, ¿o es mi imaginación?* —dijo Renata, ocultando una sonrisa.
— *Tu imaginación, querida. A veces dices cosas tan tontas* —respondió Clarisa, forzando una sonrisa.
— *Pensé que te molestaba que el emperador pronto se casará de nuevo. Ya no serás la Emperatriz como tanto dijiste.*
Clarisa rechinó los dientes de furia al escuchar a Renata.
— *No amiga, creo que estás mal informada. Yo seré la Emperatriz. Esas mujeres que aspiran al trono están muy equivocadas, solo yo puedo gobernar. Si alguna se casa con él, será solo una concubina.*
— *Amiga, ten cuidado. Dicen que esas chicas son jóvenes, bellas y nobles de alto rango, incluso una es princesa.*
— *¿Y tú cómo sabes tanto? Pensé que esto era confidencial, que solo el emperador y yo lo sabíamos.*
— *Las cosas se saben, querida. Debes tener cuidado. Las mujeres que buscan escalar no se detienen ante nada, incluso pueden poner en peligro tu vida... y la de tu hija.*
Clarisa, enojada pero confiada, respondió.
— *No tengo miedo. Nadie se mete con la mujer favorita del emperador.*
Renata, visiblemente molesta, se despidió rápidamente.
— *Gracias a ti tengo más información* —pensó Clarisa mientras Renata apretaba los puños al irse. — *Esas jovencitas desearán no haber tocado el suelo del imperio.*
**Narra Priscilla:**
— *Maldita sea. Estoy furiosa. Mi maldito padre no puede hacer esto. Si ese estúpido de mi hermano es el heredero, voy a quedar en ridículo. No puedo permitir que otro príncipe se interponga. Mi padre no se puede casar, no me conviene que otra mujer tenga al heredero. Si tengo que matarlas, lo haré.*
**Narra Lila:**
Una semana después de que mi madre se divorciara del emperador, contraté espías para vigilar a Priscilla, su madre y el emperador. No podía dejarme sorprender.
Uno de los espías me informó sobre la visita de Renata a Clarisa y me dio detalles. También supe de los planes del emperador con Alexis. Si lo nombran príncipe heredero, tendrá que regresar al palacio imperial, lo cual no puedo permitir, a menos que yo intervenga para que él sea el heredero pero sin estar en el palacio.
Lo que más me sorprendió fue saber que el emperador había regañado a Priscilla por primera vez, algo que nunca había hecho. Clarisa lo había estado manipulando con pociones, pero esto me dio una ventaja.
Priscilla no se quedará quieta, pensando que Alexis podría arrebatarle el trono. Debo proteger a Alexis y también dar a Clarisa una dosis de su propia medicina.
— *Es hora de moverme antes que ellos, siempre estaré un paso adelante* —me dije a mi misma.
*Esto no lo vas a ver venir, Clarisa* —pensó Lila, con una sonrisa fría dibujada en su rostro—. *Voy a disfrutar cada momento de esto. Te voy a dejar sin palabras, y lo mejor es que será justo enfrente de ti. Vas a ver cómo te hago caer, cómo todo lo que has construido se desmorona ante tus propios ojos. Lo que crees que es tu poder y control, pronto se convertirá en tu peor pesadilla. Te voy a hacer pagar todo lo que me has hecho, y te lo voy a demostrar con cada paso que dé. Al final, seré yo quien se ría, y tú serás la que se quede mirando impotente, como una perra a la que le han arrancado su orgullo.
el debería de pagar ante el mago por todo los pecados de la familia real