Pídeme Lo Que Quieras

A la mañana siguiente Adria se despertó muy temprano. A su lado vio a su marido Marcus durmiendo, wow se veía tan sexy durmiendo! Adria de fijó en la forma de su nariz afilada, la línea de su mandíbula bien definida. Sus ojos grises aún estaban cerrados pero tenían el poder de hacerla temblar de las piernas. Ese hombre era tan guapo qué debería ser pecado simplemente observarlo. Después bajó su mirada del rostro de su marido hacia abajo en su cuerpo bien formado.

Adria empezó a repasar mentalmente todo lo que habían hecho la noche anterior y empezó a sonrojarse. Trató de alejar esos pecaminosos pensamientos con su mano, pero el movimiento hizo que despertara Marcus. Despertó con una sonrisa, con sus dientes blancos alineados. Si su hijo se pareciera remotamente a él sería un Adonis.

- Buenos días hermosa.

- Buenos días Marcus.

- Dios, no quiero levantarme, me encantaría poder quedarme contigo acostado toda la mañana- Marcus abrazó a Adria. Sentir su cuerpo desnudo lo hizo excitarse bastante. Y le dió un beso a Adria en los labios.

En eso tocaron la puerta.

- Mi niña, ya está todo listo para el desayuno, tenemos que irnos para alcanzar a llegar a la mansión con luz de día.- Anunció la Nana Dolores.

- Si Nana, ahorita bajamos -dijo Adria a través de la puerta. Volteó a ver a Marcus quien tenía cara de sufrimiento.- Lo siento amor, pero debemos levantarnos.

- No quisiera pero ok. Intenta levantarte lentamente por los mareos - dijo Marcus.

- Sí, lo haré con cuidado esta vez.

Así ambos se vistieron y bajaron a la taberna de la posada para desayunar y posteriormente volver a tomar camino a la nueva casa de Adria.

Varias horas después llegaron a una hermosa mansión. Tenía un jardín enorme en la parte de adelante, lleno de árboles.

Adria se quedó con la boca abierta, si bien la casa de su padre era muy grande y hermosa, la casa del duque era mil veces mejor.

Todos los sirvientes estaban esperando afuera de la mansión, eran más de 20 personas en fila.

- Bienvenido señor, me imagino que está hermosa señorita es la nueva duquesa.- dijo el mayordomo.

- Así es Gustavo, es mi esposa y nueva duquesa de Lyon. Señora Dorotea le presento a mi esposa, por favor ayúdeme a llevarla a nuestra habitación y después cuando ella haya descansado un poco si necesita un tour por la casa acompáñela. - Después de hablar con ellos, volteó a ver a Adria- debo irme a ver un asunto, te dejo en buenas manos.

Marcus besó las manos de su esposa y desapareció. Adria fue acompañada por su Nana Dolores y la Señora Dorotea a su nueva habitación. Mientras pasaba por los pasillos de la casa se quedaba con la boca abierta por los muebles y la hermosa decoración que alcanzaba a ver por su camino.

- La madre del duque es la responsable de la decoración, ella se quedó a cargo de la finca en lo que no se encontraba el duque, es por eso que no estaba para venir a recibirlos, pero volverá pronto.- Dijo la señora Dorotea.- Yo soy la esposa del mayordomo, me encargo de las habitaciones y la comida, si necesita algo de mí por favor no dude en pedírmelo.

- Muchas gracias señora Dorotea, por el momento si me gustaría poder descansar un rato y después la llamaría para hacer el tour antes de cenar.

-Claro que sí señora, hemos llegado a su habitación.- Dorotea abrió la puerta de la habitación y todas entraron.

El cuarto era como de ensueño, ni siquiera en el palacio del rey había visto tanto lujo, claro que nunca entró al cuarto de la familia real. Adria inmediatamente fue a recostarse en la cama. Era la cama más cómoda en la que había estado en toda su vida.

La Nana Dolores también se había quedado con la boca abierta, sabía que el duque de Lyon era muy rico y poderoso, pero esto estaba mucho más allá de sus más locos sueños.

Adria entró a darse un baño para poder descansar los músculos de su cuerpo. Cuando abrió el closet se encontró muchos vestidos nuevos, mandados a hacer para ella seguramente. Tomó uno de ellos y se vistió para salir a conocer la propiedad.

Cuando salió la Nana Dolores había ya salido de su cuarto y estaba en búsqueda de la señora Dorotea.

- Buenas tardes duquesa, está lista para conocer la propiedad? - dijo la señora Dorotea.

- Muy lista, vamos por favor - dijo Adria.

Así las tres mujeres recorrieron cada parte de la mansión, mientras la señora Dorotea le enseñaba un poco de historia de los antepasados del duque. Tardaron más de una hora en hacer todo el recorrido, incluyendo los jardines, las caballerizas y el hermoso lago en la parte trasera de la propiedad, dónde había varios cisnes.

Al regresar a la mansión estaba muy hambrienta, así que fueron directamente al comedor.

- Señora Dorotea, sabe dónde puede estar mi marido? - preguntó Adria.

- Salió al pueblo a arreglar unos asuntos, tal vez ya no tarda señora. Pero me avisaron en la cocina que su suegra acaba de llegar, está cambiándose para bajar a comer con ustedes.

- Muchas gracias, señora Dorotea.

- No hay necesidad de ser tan frotmal conmigo, me puede llamar simplemente Dorotea. Voy a ver si ya está lista la cena. Con su permiso.

Dorotea se retiró de el comedor. Entonces se escucharon unos tacones de alguien que iba bajando la escalera. Adria empezó a sentir nervios, era la primera vez que iba a ver a su suegra y su esposo no estaba con ella para presentarla.

Adria inmediatamente se levantó de la silla y espero que la recién llegada cruzará por la puerta.

- Buenas noches, soy Leonor Dumas, supongo que eres Adria, la nueva duquesa y esposa de mi hijo.