Bruno Vólkov, un hombre completamente distinto a sus hermanos. Reservado, un poco timido y distraído.
Con el trabaja una bella mujer de delicadas facciones y de carácter extrovertido. La cual pondrá su mundo de cabeza y se apoderará de su corazón.
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Capítulo 20
Bruno
Hace cuatro días que no sabemos nada de Inca, fue como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Sin embargo, solamente había una persona que sabía su ubicación y era la madre superiora.
Aquel día después de calmar a Olenka y de que muchas cosas salieran a la luz. Salimos de la mansión Novikova Cara, Omar y yo para ir directo a la casa hogar. Ya que Cara estaba convencida de que su amiga estaría ahí y no en el departamento que ellas comparten.
Cuando llegamos a la casa hogar, ya era bastante tarde. Tanto así, que la persona que nos atendió no quería dejarnos pasar porque decía que estas no eran horas de visita. Después de mucho batallar y de que Cara casi cometa una locura, logramos pasar al lugar. Una de las monjas al ver a Cara, le dijo a la muchacha de la puerta que estaba todo bien. A lo que la muchacha se fue y nosotros seguimos a aquella señora.
Dentro de lo que era la cocina del lugar, recuerdo que Cara le contaba todo a la madre superiora. Quien escuchaba con atención y sinceramente no lo podía creer. Es que hasta yo estaba de no creerlo.
Ella nos confirmó que Inca había estado en ese lugar, sin embargo, se había marchado y la había hecho prometer por Dios que no le diría a nadie para donde se iría. Cara al escuchar eso se sintió frustrada por comprender la posición de la mujer, pero era importante encontrar a Inca y aún así no conseguimos nada por más que le insistimos.
Ya habían pasado dos días y aún no sabíamos nada de ella, ni siquiera a trabajar había venido.
Yo había mandado a averiguar con personas de mi confianza sobre su paradero, pero nadie daba con ella. Igor, Izan, Olivia y Olenka habían venido a verme todos los días para saber si sabía algo de su paradero a lo que yo daba la misma respuesta negativa.
En un acto de desesperación, Olenka había ido acompañada de Cara al lugar donde creció su hija. Ella quería hablar con la madre superiora para tratar de persuadirla y que esta le dijera en dónde estaba su hija.
Cuando regresó de ese lugar, llegó peor de lo que se fue. Según Cara, el viaje había sido inútil y solamente logró sentirse más mal al saber todo lo que su hija vivió.
Ya era el cuarto día y a media mañana la secretaria de remplazo me dijo que me estaban esperando. También me informó que los medios estaban destrozando mi relación por todos lados, ya que de alguna manera se enteraron de la desaparición de Inca.
Dejando de lado los chismes de la prensa, al salir de mi oficina me había sorprendido mucho por la visita recibida. Era la madre superiora quien estaba ahí, ella había venido a decirme en dónde estaba Inca y se sentía muy mal porque iba a romper su promesa. Sin embargo, al parecer la visita de Olenka le había tocado el corazón y solo esperaba estar haciendo lo correcto.
Es por eso que en cuanto me enteré de su paradero, salí corriendo a buscarla y solamente atiné a contactar con mi hermano Santiago para que se ocupara de la empresa mientras yo, no estaba.
Con las prisas por llegar de inmediato al lugar que me dijo la madre, casi no me doy cuenta de que es un viaje de varias horas y el combustible de seguro no me alcanzaría. Debido a eso tuve que tomar algo de paciencia, relajarme para luego ir por combustible y un poco de ropa. No sabía que tiempo tardaría en ese lugar, ya que dudo que Inca quiera regresar todavía. No obstante, mi objetivo no es volver sin ella.
...
Después de casi tres horas de conducir, agarré por un terraplén escondido por el bosque y llegué a un hermoso terreno que dudo muchos conozcan. Desde el auto, podía ver a lo lejos una cabaña y un lago en el fondo de esta. También había lo que parecía la silueta de una mujer sentada en el muelle, por lo que indiscutiblemente tenía que ser ella.
Tenía pensado bajar del auto para ir hacia ella, sin embargo, al verla levantarse y caminar hacia aquí. Estacioné el auto, bajé de este y me recargué sobre él para esperarla.
Ella viene tan hermosa, tan entretenida con esa pequeña flor que tiene entre sus dedos y no se compara con su belleza. No me había dado cuenta lo mucho que la eché de menos estos días y me sorprende que yo sienta eso cuando solo hace unos pocos días que la conozco.
Inca ni siquiera me había visto, pero cuando fijó su atención en mi. Su rostro adoptó una expresión de sorpresa total, una que sin duda es porque no me esperaba aquí y la entiendo. Yo camino a pasos firmes hacia ella y una ves frente a frente puedo volver a ver ese bello color en sus ojos.
_ Hola _ Digo solamente y le regalo una sonrisa.
_ Hola ¿Qué haces aquí? _ Dice sin separar su mirada de la mía.
_ ¿No es obvio? Vine por tí _ Acaricio suavemente su mejilla, pero está retrocede.