Karina es una chica como cualquier otra y Todos los días se repite a si misma:
todas las personas en el mundo tiene un sueño incluso si es muy difícil siempre tienen éxito.
Todos tenemos problemas pero tenemos que seguir adelante, y tener fe.
A quien quiero engañar el mundo es una porquería las historias de Cenicienta y el príncipe azul nunca son verdaderas.
Pero hay algo en lo que si creo y esto es el trabajo duro siempre tiene recompensas.
Edward James es un actor americano que apesar de tener mucho éxito nunca ha Sido feliz con su fama.
Toda la gente que se acerca a el lo hace solo por interés nadie está a porque de verdad lo quieran, eso es lo que el piensa.
Los caminos de ambos se cruzan cuando el la hace pasar por su prometida frente a su ex novia.
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mi familia.
Después de la cena.
...Karina....
Hoy es viernes así que puedo ver a mis lindos hermanos. No los he visto desde que regresé de mi luna de miel. Los extraño así que hoy si duda iré con ellos.
— Buen provecho. Ya me voy.
— ¿A dónde vas?
— A casa de mis hermanos, hoy es viernes.
— ¿Enserio.? — ¿Cómo pasaron los días tan rápido?
— Seguramente lo sentiste así por estar en el hospital. Bueno me voy, cuídate mucho.
Salí de la casa de Edward, tome un taxi y llegué a casa de mis hermanos. Me pregunto si ya volvieron del trabajo. Seguro que si. Ya es tarde.
Entre y la casa era un desastre, se nota que llevan un buen rato sin limpiar. Ellos todavía no han regresado. Empecé a limpiar la casa, después lave la ropa sucia y por último iba a cocinar pero el refrigerador estaba vacío.
Hombres tenían que ser. ¿Acaso es muy difícil ir de compras.? Menos mal el mercado queda cerca de aquí.
Fuí pero ya casi estaban cerrando así que no pude comprar muchas cosas. Regresé a la casa y prepare la cena. Justo estaba terminando todo cuándo ellos llegaron.
— Hermanita que gusto verte. — Martin fue el primero en abrazarme.
— A mí también me da gusto, ya los extrañaba.
— Pues no se nota, no has venido desde el año nuevo. — Bruno expresó su molestia.
— Lo siento pero en mi trabajo me necesitaban y si no me quedaba lo iba a perder. No estés enojado. ¿Si.? — Lo abracé y le dí un beso. El no tuvo de otra que abrazarme también. Sabe muy bien que si no lo hace no lo dejaré en paz.
— No le hagas caso a Bruno ya sabes cómo es.
— No le hago caso.
— ¿Qué huele tan bien.? — Preguntó Bruno.
— Yo sólo huelo algo muy desagradable. Mejor entren a darse un baño. — Me tapé la nariz para molestarlos.
— ¿Así qué olemos muy mal.? — Martín me abrazó de nuevo y me pegó a su pecho.
— Te quiero.
— Y yo a ti chaparra.
— ¿Quién te dijo que fueras tan alto.? — Mide 1.82, no se porque yo quedé tan chaparrita si mis hermanos son unos gigantes. — Ve a bañarte ya. O te quedas sin cenar.
— Ya voy.
Martín me dio un beso en la mejilla. Mi hermanito es tan lindo, me consiente desde que tengo memoria, el es mi hermano favorito.
Siempre he pensado que cuando encuentre un hombre que me trate como el me voy a enamorar perdidamente.
Sólo que este hombre tiene el pequeño defecto de ser muy mujeriego, esa es la razón de que siempre me diga que los hombres son lobos con piel de oveja.
Bruno hace lo que puede, yo sé que me quiere pero no sabe demostrar su amor. Aunque yo siempre ayudó con eso ya que soy muy empalagosa.
— Todo se ve riquísimo ¿Dónde está tu plato.? — Preguntó Martin.
— Yo cené en mi trabajo no te preocupes.
— Mmm. No vayas a andar con dietas he, de por sí estás flaquita y luego con dieta ya no te voy a poder abrazar.
— No estoy a dieta, tus abrazos no me los perdería por nada del mundo.
El y Bruno cenaron, después vimos una película de acción y al final nos fuimos a dormir.
...Narrador....
Mientras tanto en la mansión James. Edward no podía dormir, ya se había acostumbrado a compartir la habitación con Karina y la extrañaba mucho.
Pasaban de las 3 de la mañana cuando por fin se quedó dormido.
...Karina...
Hoy me levanté a las 6 de la mañana, preparé el desayuno y un lonche. Mis hermanos bajaron desayunamos juntos y fueron a su trabajo. A las 10 llegó la señora Lucía la encargada de cobrar la renta.
Yo le pague y después fui al supermercado llene la alacena y el refrigerador para que tengan suficiente comida.
— Oye no ha venido la señora Lucía. — Preguntó Martin.
— Si llegó temprano y le pagué.
— Ten te devuelvo el dinero. — Abrió su cartera y me dió exactamente la cantidad que pagué.
— No te preocupes este mes me toca pagar a mi.
— Pero tú no vives aquí, además estás ahorrando para la universidad no dejaré que gastes en nosotros.
Me sentí tan mal, me gustaría contarle que ya tengo la universidad totalmente pagada pero no puedo, si el se entera de lo que hice no me verá de la misma forma que ahora tal vez deje de quererme.
Tome el dinero.
— Karina ¿tu cómprate todo esto.? — Dijo Bruno asombrado al abrir el refrigerador y revisar la alacena.
— ¿Cuánto gastaste.? — Seguro Martin me quería devolver el dinero.
— Poquito. Sabes que soy buena buscando ofertas.
— Dime cuánto, te lo devolveré.
— Pero ya me diste lo de la renta, déjalo así.
— Te acabo de decir que no gastes tu dinero en nosotros.
— En mi trabajo me dieron un bono muy bueno por los días extras y quería compartir un poco con ustedes, no te enojes y acéptalo. Si, si, por favor. — Le hice ojitos, eso siempre funciona para convencerlo.
— Está bien, pero que sea la última vez.
— Ok.
Llegó la tarde del domingo, antes de volver a mi trabajo entre a la habitación de Martín y dejé el dinero en su cajón, después me despedí de ellos y camine un poco para tomar un taxi.