Renace como un personaje de libro que odia... pero ella quiere cambiar su destino...
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción
26) La venganza de Leia
27) Recuerdos de mi futuro
28) Una esposa para el príncipe maldito.
** Todas novelas independientes **
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Margaret
Eleanor no logró dormir, pero en algun momento dejó de pensar en los peligros del reino y simplemente lo miró a el.
El archiduque Robin Cavendish dormia a su lado, con el rostro relajado y la respiración profunda.
La luz del amanecer comenzaba a filtrarse entre las cortinas.. Eleanor se quedó observandolo en silencio, como si intentara memorizar cada detalle.. el contorno firme de su mandibula, el leve rastro de barba, el cabello oscuro que caia sobre la frente.
Era un hombre de casi cuarenta años, doce o quizas quince años mas que ella, pero en su semblante habia una fuerza serena que imponia respeto.
Aun dormido, mantenia esa elegancia natural, casi aristocratica, pero sin arrogancia. Habia algo profundamente humano en el… algo que la conmovia.
[No entiendo cómo la otra Eleanor pudo despreciarte..]
Recordó las descripciones del libro.. el archiduque era un hombre reservado, herido por el pasado, que ocultaba su bondad tras un velo de distancia.
Ahora que lo tenia frente a ella, comprendia lo injusta que habia sido la versión escrita de su relación.
El no era frio.. era cauto. No era inaccesible.. solo habia perdido demasiado.
Eleanor sintió un nudo en la garganta.
Habia leido esa historia mil veces, suspirando por el romance entre el archiduque y la joven institutriz, sin imaginar que un dia ella misma despertaria junto a el.
Y ahora, viendolo dormir, pensó que quizas el libro habia sido cruel con el… y con la mujer que ahora era.
Levantó una mano y, con un gesto temeroso, apartó un mechón de cabello de su frente.
El archiduque se movió apenas, sin despertar, murmurando algo inaudible. Eleanor sonrió con suavidad.
[No te preocupes.. Esta vez, no voy a ser tu enemiga.]
Afuera, el cielo se encendia con tonos rosados sobre las montañas.
Por primera vez desde que habia despertado en ese mundo, Eleanor no sintió miedo.
Solo una silenciosa promesa.. cambiar la historia, empezando por ganarse el corazón del hombre al que alguna vez habia despreciado.
A la mañana siguiente, Eleanor despertó cuando el sol ya se colaba por los ventanales, bañando la habitación con una luz dorada.
El archiduque no estaba. En su lugar, sobre la mesa de noche, encontró una rosa blanca y una nota escrita con caligrafia firme..
Descanse. El doctor vendra a verla despues del desayuno.
—R. Cavendish.
Eleanor sonrió levemente. Aquel gesto sencillo la conmovió mas de lo que quiso admitir.
Se levantó, pidió ayuda a una doncella para vestirse y, tras un breve momento de duda frente al espejo, decidió enfrentar el dia.
Mientras caminaba por los pasillos de piedra del castillo, el sonido de pasos pequeños y el tintinear de una cuchara en porcelana la guiaron hacia el comedor principal.
Al cruzar la puerta, lo vio.
Roland Cavendish.
El hijo del archiduque.
Estaba sentado muy erguido en su silla, con una formalidad impropia de un niño de cuatro años. Vestia un pequeño traje gris, perfectamente abotonado, y sus modales eran tan precisos que parecian ensayados.
Sus ojos, de un verde profundo e intenso, la miraron apenas unos segundos antes de bajar la vista hacia su plato.
No sonreia.
No dijo palabra.
Eleanor sintió una punzada en el pecho. Sabia, por la novela, que Roland era un niño reservado, marcado por la muerte de su madre y la frialdad de la nueva archiduquesa.
En la historia original, aquel silencio fue lo que irritó a Eleanor Dunwich, quien lo trató con distancia y lo dejó al cuidado de los sirvientes.
Pero esta vez seria distinto.
Eleanor se acercó despacio, intentando no intimidarlo.
Eleanor: Buenos dias, Roland..
El niño levantó la vista, la observó unos segundos y asintió con un leve movimiento.
Roland: Buenos dias, archiduquesa
Eleanor sonrió, un poco sorprendida por su formalidad.
Eleanor: Puedes decirme diferente si quieres..
Roland apartó la mirada hacia la ventana.
Roland: Mi madre esta en el cielo..
Hablo sin rencor, solo con la firmeza inocente de quien dice una verdad simple.
Eleanor sintió que el corazón se le quebraba un poco.
Se arrodilló junto a el, procurando no invadir su espacio.
Eleanor: Lo se.. Pero si me lo permites, puedo cuidar de ti mientras estas aqui, en la tierra.
El niño no respondió. Se limitó a mirarla con esos ojos verdes profundos, intentando entender si podia creerle.
Por primera vez, Eleanor comprendió que ganarse su confianza no seria facil.
Pero tambien supo que aquel niño.. serio, fragil y silencioso.. era la clave para cambiar toda la historia..
Y mientras el archiduque entraba en la sala con paso tranquilo, Eleanor tomó aire y se prometió que Roland Cavendish aprenderia a sonreir otra vez.
Eleanor salió del comedor con paso tranquilo, aunque por dentro sentia el torbellino de mil pensamientos. Sabia que debia cuidar cada gesto, cada palabra.. cualquier error podria desencadenar la misma historia tragica que ya conocia.
Al entrar en su habitación, una joven de cabello castaño trenzado y manos inquietas bajó la cabeza con nerviosismo.
—B-buenos dias, su alteza —dijo, casi tartamudeando mientras sostenia una jarra de agua caliente—. Le he preparado el baño.
Eleanor la reconoció de inmediato.
Margaret.
En la novela, era descrita apenas como la doncella temerosa de Eleanor, fiel hasta el final, incluso cuando la archiduquesa la humillaba sin razón.
Pero ahora que la tenia frente a ella, con esos ojos sinceros y las manos asperas de tanto trabajo, Eleanor sintió ternura en lugar de desprecio.
Eleanor: ¿Margaret, verdad?
La muchacha asintió rapidamente, sin levantar la vista.
—Si, su alteza.
Eleanor se acercó un poco mas.
Eleanor: Gracias por cuidarme mientras estuve enferma. Me dijeron que estuviste al pendiente de mi..
Margaret alzó la mirada, sorprendida.
—Solo… cumplia con mi deber, alteza.
Eleanor: No. Lo hiciste por bondad. Y eso… no lo olvidare..
La doncella se quedó inmóvil unos segundos, sin saber que decir. La antigua Eleanor jamas le habria hablado asi.
Y sin embargo, aquella mirada dulce y cansada que ahora veia le devolvió un poco de paz.
Eleanor: Si alguna vez notas que cometo un error… quiero que me lo digas. No quiero que me tengas miedo..
Margaret abrió los ojos, incredula.
Margaret: ¿Decirselo… a usted, su alteza?
Eleanor asintió con una pequeña sonrisa.
Eleanor: Si. A partir de hoy, no solo seras mi doncella, Margaret. serás mi amiga.
La joven bajó la vista, conmovida, y por primera vez se atrevió a sonreir.
Margaret: Entonces… hare todo lo posible para no decepcionarla..
Eleanor se rió suavemente.
Eleanor: Y yo hare todo lo posible para que nunca tengas motivos para temerme.
Mientras la doncella preparaba el baño y el vapor comenzaba a llenar la habitación, Eleanor se miró en el espejo y pensó en lo mucho que tendria que cambiar.
El destino de Eleanor Dunwich no seria el de una villana.
Seria el de una mujer que, incluso entre las paginas de una historia ya escrita, se atreve a reescribir su propio papel.
Robin y Eleanor ya no tendrán que esconder lo que sienten y pronto llegarán las bendiciones 😏🤭
Ese rey cómo le gusta fastidiar a Robin 🤬🤬
A Robin se le reinició el Windows y por fin hablo como debió ser desde un principio y dejar culpas, silencios, orgullos tontos /Right Bah!/