Segundo Libro de la serie de novelas titulada Más Allá Del Rechazo: Teniendo como primer novela de la serie La Luna Rechazada Y El Rey Vampiro.
Este es el segundo Libro con la historia del rey mago, es independiente a la primera y no es obligatoria leerla, Pero sería bueno para conocer varios personajes que salen aquí y han sido presentados en la primera.
Zarthus, el rey de los magos, proyecta una imagen despreocupada y jovial, aderezada con un toque pícaro y fama de libertino. Pero tras esa fachada se oculta un corazón herido por la brutal pérdida de su hermana, arrebatada por la traición y obsesión de su propia alma gemela. La venganza es el único propósito que lo mantiene de pie.
Zarthus descubre en Nayana a su alma gemela, una humana ajena a su mundo de magia y dolor. Atrapado entre su anhelo y sus miedos, deberá despojarse de su máscara y enfrentar sus miedos y dolor para mostrarse vulnerable ante la única mujer capaz de sanar su alma.
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Capitulo 3: Decepción y partida
__Mamá, ¿has visto el monedero con el dinero que tenía guardado dentro de la plantilla de mis zapatos deportivos__. Pregunté, saliendo de la habitación con una punzada de inquietud, tratando de silenciar la sospecha de que mi madre, una vez más, hubiera tomado mis ahorros.
__Lucía, lo tuve que...__ Empezó mi madre, tratando de sonar tranquila. No la dejé continuar. Las palabras que se avecinan son un eco familiar, una verdad que mi corazón se resiste a admitir, por ser ella quien las pronunciara. Pero esta vez, la resignación no será mi respuesta. No bajaré la cabeza de nuevo.
__Ni me lo digas... otra de las emergencias económicas de mi hermano, y como siempre, allá vamos a solucionarle el problema o a cumplirle el capricho__. Resoplé con frustración. Es la misma historia de siempre: él se mete en líos y hay que sacarlo; el príncipe caprichoso quiere algo y hay que comprárselo. Al final, mis ahorros, los únicos de esta familia, siempre terminan pagando los platos rotos.
__No me hables así, Nayana. Soy tu madre, tenlo presente__. Ante esa típica apelación, solté un bufido que intenta ocultar una mezcla de risa irónica y creciente irritación.
__Para mí, no hay duda: eres mi madre. La que siempre ha dudado, la que siempre ha preferido ignorarlo, eres tú. Solo cuando te conviene, recuerdas ese lazo__. El impacto de su mano me hizo tambalear, y siento cómo las lágrimas se acumulan, pesadas, en mis ojos. Pero en este instante, decido que no lloraré más frente a ella. No voy a mendigar un amor de madre que jamás brotará del corazón que me engendró.
__A mí me respetas, Nayana. Y si tomé ese dinero fue porque tu hermano lo necesitaba, y tú me lo debes. Te di la vida, y este techo que te cobija es mío, así que te adaptas a mis reglas. Si no te gustan, la puerta está abierta__. Sus palabras, frías y tajantes, se clavaron en lo más profundo de mi alma, infligiendo un dolor que jamás creí posible sentir. Ser reducida por tu propia madre a una mera fuente de ingresos, ver cómo mis esfuerzos son sistemáticamente ignorados, es una herida profunda que te atraviesa hasta el alma.
__Bien, si esto es todo, entonces me voy. No hay nada para mí aquí__. La voz me tembló, pero la decisión es firme. Me giré, dejando que las lágrimas corrieran sin permiso mientras entré casi corriendo a mi habitación. En un arrebato de rabia, lancé dos cambios de ropa, una pijama, zapatos, ropa interior, mi teléfono y mis documentos a la mochila. Salí de la habitación, encontrándome con la furiosa figura de mi madre en la sala.
__Si cruzas esa puerta, Nayana, olvídate de volver. Las puertas de esta casa se cerrarán para ti, sin importar tus lágrimas ni tus súplicas por querer volver__. Sus palabras resonaron frías, pero ya no me alcanzan. Lo único que anhelo es escapar, aunque mi hogar fuese debajo de un puente. Cualquier lugar es mejor que seguir viviendo bajo este yugo constante, donde no basta con despojarme del setenta por ciento de mis dos sueldos, sino que también mis ahorros son confiscados al antojo para sufragar los caprichos de un hijo que solo sabe exigir y enredarse en problemas, un rey egocéntrico al que todos deben complacer y rescatar.
__¿Sabes para qué es ese dinero? Para mi laptop__. Espeté, la amargura y el resentimiento saliendo a flote.
"Casualmente, cuando por fin compré la primera, tras más de un año de privaciones económicas para comprarla, al 'príncipe' de mi hermano le surgió una 'urgencia' universitaria, y tú me la arrebataste sin importarte mis lágrimas ni mis ruegos. Esa laptop era mi ventana para escribir mis novelas, para empezar a cumplir mi sueño de ser escritora__. La bofetada siguiente ardió en mi mejilla, castigo por confrontar su favoritismo. Porque a diferencia de mi hermano, yo me he destrozado estudiando y trabajando para construir mi presente, mientras que él solo abre la boca y mis padres se desviven por cumplir sus deseos.
__Escribir novelas no te dará un futuro decente, así que esa laptop era más necesaria para tu hermano, que sí está estudiando una carrera de verdad__. Una risa seca, teñida de amargo dolor, escapó de mis labios al escuchar las absurdas palabras de mi madre. ¿De verdad cree esa farsa, o simplemente se niega a ver la realidad de que mi hermano no está estudiando nada?.
__¿Qué carrera dura más de diez años? Mi hermano roza los treinta y sigue enfrascado en su eterno estudio de administración de empresas. ¡Ni siquiera medicina exige semejante dedicación en este territorio! Pero claro, como es 'él', todo son aplausos. Si fuera yo, ya me habrías desfigurado a golpes. No te preocupes, a partir de hoy se acabaron tus dolores de cabeza por mi culpa__. Salí de la casa sin concederle una última mirada. Si lo hago, se que mi determinación se puede desmoronar, y no puedo permitirme volver a esa casa donde solo he recibido sufrimiento y una decepción tras otra.
Camino con dirección al terminal de autobuses, impulsada por una necesidad visceral de huir, sin un destino claro en mente. Solo la idea de alejarme de este lugar me da fuerzas. Mis pasos frenéticos se detuvieron bruscamente al impactar contra un cuerpo. Murmuré una disculpa automática, y al levantar la vista, la sorpresa me heló la sangre: es él, mi hermano.
__¿A dónde con tanta prisa, hermanita?__. La burla y la satisfacción se evidencian en su sonrisa, una combinación familiar que solo puede significar una cosa: otro capricho financiado o una crisis evitada. La prueba no tardó en aparecer cuando sacó de una bolsa de una tienda de tecnología la inconfundible caja de un teléfono nuevo.
__Mira, mira, ¿te gusta mi nuevo juguetito?__. Presumió, agitando el teléfono como un trofeo. Una oleada de furia me recorrió. Ahí esta, el fruto de mis sacrificios, financiando su innecesario capricho. Un teléfono recién salido de la caja, mientras el que tenía, casi nuevo, es desechado sin más. Y yo, con mi viejo móvil luchando por sobrevivir a su segundo aniversario.
__Bueno, aunque no es el último modelo, para la próxima ya sabes, ahorra más rápido y un poquito más para comprarme el iPhone que tanto quiero y necesito__. El cínico de mi hermano sigue parloteando, ajeno a la furia que me envuelve. Apreté los dientes hasta que me dolieron, una mezcla de rabia, frustración e impotencia ante su descaro. Seis meses de trabajo arduo para comprar la laptop que tanto necesito, arrebatados por él y mi madre para un caprichoso teléfono nuevo. Un acto puramente malicioso, una burla cruel para restregarme su estatus de hijo predilecto y pavonearse ante sus amigos y conquistas.
__Que lo disfrutes mientras dure, hermano__. La ironía muerde mis palabras, reteniendo la avalancha de reproches e insultos que me queman la garganta y el corazón. No puedo arriesgarme a que mi huida sea frustrada. Mi hermano, holgazán, mentiroso y vividor sí, pero astuto. Sabe perfectamente que mi partida significaría el fin de su existencia llena de apariencias, sostenida por mis trabajos en conjunto con los de nuestro padre.
La decisión es un cerrojo echado, sin posibilidad de retroceso. Llegué al terminal y me subí a una buseta con destino a la frontera, huyendo de la familia que ha convertido la definición de hogar en un campo minado de sufrimiento.
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__Esa malagradecida se fue__. Balbuceó Laura, restándole importancia a la pequeña mochila que Nayana se había llevado.
__Ya se le pasará el berrinche, no tiene a dónde más ir. Somos su única familia, así que volverá, no te preocupes__. Luciano frunció el ceño, inquieto. Por mucho que Nayana se enfadará cuando invadian su espacio y tomaban sus pertenencias, jamás había amenazado con irse. Esa novedad no le gusta en absoluto. ¿De dónde sacará ahora dinero fácil para sus caprichos, para deslumbrar a las chicas y llevarlas a la cama, o para cubrir sus constantes deudas?.
__Madre, si Nayana se va de verdad y no regresa, estaremos en un aprieto. Recuerda que ella y papá son quienes cubren los gastos de la casa__. Las palabras de Luciano sacudieron a Laura, cuya mente, nublada por el resentimiento ante la "falta de respeto" de Nayana, no había considerado esa implicación. Sin embargo, se aferró a la convicción de que Nayana no tiene otro refugio, que su rabieta se desvanecerá ante la cruda realidad de la soledad y la falta de un techo.
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Feliz tarde ✨✨✨.
Aquí les dejo un poco de la protagonista.