¿Es posible volver a amar después de una ruptura? Cinco años después de romper su compromiso, Gus y Félix vuelven a cruzar miradas. El pasado regresa como una herida abierta, trayendo consigo el amor que nunca murió… y la falta de valor que amenaza con destruirlos. Esta vez, no solo se juegan el corazón: también su última oportunidad de salvarse el uno al otro para poder terminar juntos.
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MIENTRAS
La mañana estaba muy agradable. Estábamos por formarnos a la fila para abordar el teleférico, cuando de pronto...
—¡Discúlpame! —Dice el hombre—. Me gustaría cederte mi lugar.
—¡No te preocupes! Tú llegaste primero y...
—No es ninguna molestia. ¡Por favor! Quédate mi lugar, yo iré al final de la fila.
—No es necesario.
Sus pupilas brillaban en un tono miel y su altura era el punto que me permitía mirar con más atención esos ojos.
—¿Puedo abordar contigo y tus amigos? —Se anima a preguntarme.
Volteó a ver a mi grupo de amistades. Laura, Henrrieta, John y James parecen no estar atentos a lo que yo estoy haciendo.
—Creo que...
—¿Puedo ayudarte en algo? —Félix interviene en mi conversación y su reacción me sorprende un poco.
¿Por qué parece que está molesto?
—No. No creo que puedas ayudarme para lo que realmente necesito ayuda —le responde él.
—¿Y para qué necesitas ayuda? —Félix no parece amigable.
—Él puede ayudarme —y dirige su mirada a mí.
Entonces la encargada nos llama para abordar la góndola.
—¿En qué puedo ayudarte? —Me atrevo a preguntarle.
A toda velocidad, me toma de la mano.
—Hazme compañía en la góndola —Comienza a caminar en dirección a la zona de abordaje.
—¡¿Qué te pasa?! —Félix se exalta y está por tomarme de la muñeca—. Él no...
—Tranquilo. Nos vemos arriba —me limito decirle a Félix y acepto ir con el muchacho.
La góndola cierra sus puertas, mi grupo de amigos se queda sorprendido a excepción de Laura. ¡Ella sabe cosas! Me guiñó el ojo y asintió como si aprobara lo que yo había decidido.
—¡Gracias por aceptarme! —Dice él—. Mi nombre es Alán.
Me ofrece su mano y yo acepto su saludo.
—Yo me llamo August, pero me gusta más Gus.
—¡Mucho gusto!
Alán tiene una sonrisa amplia, sus dientes brillan y me es agradable. Está sentado frente a mí.
—Voy a tomar fotos de paisaje.
La góndola comenzaba a tomar altura, la ciudad se veía preciosa.
—¿Me puedo tomar una selfie contigo? —Me pregunta.
—Sí.
Después de varias fotografías y a medio camino, la conversación entre nosotros continúa.
—Ayer te vi en el Palacio De Hierro.
—¿De verdad?
—Sí. Vi cuando te subiste a la cama de clavos y tú sonrisa me pareció muy bonita.
—¡Gracias! No me percaté de ti.
—Ya me di cuenta de eso. ¡Pero me dio gusto coincidir contigo esta mañana! Por eso me atreví a pedirte tu compañía. Espero que eso no te moleste.
—¡Para nada! Pareces un buen tipo.
Ahora soy yo quien sonríe con amplitud.
—Tu pareces un chico muy gentil.
—¡Gracias!
—El tipo que estaba contigo, ¿qué es tuyo?
Su pregunta me tomó un poco desprevenido.
—Es un amigo.
—Pensé que tal vez era tu novio. Parecía celoso de mí.
—¿Celoso? ¡Para nada! A veces él se preocupa, solamente.
—Entonces es un buen amigo tuyo.
—Sí.
❤️❤️❤️
Quise centrarme en disfrutar del recorrido y conocer a Alán. Resulta que él vive en la misma ciudad donde ahora vive mi padre. Tiene treinta años, es fotógrafo y su familia es importante.
—¿Podrías esperarme? Me gustaría pasar al sanitario —pide él.
—Claro, aquí te espero.
No pasaron ni cinco segundos cuando Félix se acercó a mí.
—¿Cómo estás? —Se anima a preguntarme.
—¡Muy bien! ¿Y tú?
—¿Ya lo conocías? —Evade mi pregunta.
—No. ¿Y tú?
—¿Por qué accediste a hacerle compañía a un desconocido? Me parece que...
—¿Cómo va todo? —Laura interrumpe a Félix—. ¡Ese muchacho es muy guapo!
—Es un buen tipo —me limito a decir.
Félix pasa a segundo término en este momento.
—Ayer me preguntó por ti cuando estábamos en Palacio de Hierro. Quería saber si eres soltero y bueno, le dije cuál sería nuestro itinerario.
—¡¿Tú le dijiste?! —Ahora yo soy el sorprendido.
—Sí. Resulta que él es el dueño de la casa donde vive papá. ¿Puedes creerlo?
—¿Cómo averiguaste eso? A mí solo me dijo que vivía en la misma ciudad que papá.
Ella se ríe, Félix escucha con atención.
—Conversamos un poco. Sabes que soy buena dialogando.
—¿Y estás permitiendo que tu hermano conozca a ese tipo solo porque es dueño de la casa donde vive tu padre? —Félix se anima a preguntarle a mi hermana.
Ella lo encara y con toda la tranquilidad del mundo responde.
—Mi querido hermano está soltero. No hay ningún problema si le doy un empujón para que conozca a este muchacho que realmente parece ser un buen hombre. ¿Te afecta que Gus este con Alán?
Félix parece quedarse petrificado ante la pregunta de mi hermana. Veo que Alán sale del sanitario y sonríe al verme, comienza a acercarse a nosotros.
—Yo...
—¡Gracias por permitirme acompañar a Gus! Estoy en deuda contigo —él se dirige a mi hermana.
—No tienes porque agradecerme —Laura sonríe con amplitud.
—¿Puedo invitarlos a comer? Me gustaría pasar la tarde con ustedes —Alán es muy educado.
—Puedes pasar la tarde con nosotros, pero no es necesario que nos invites a comer —Félix se atreve a decirle—, yo soy el que invitará la comida.
Ambos intercambiaron miradas y entonces...
—Aquí nadie invitará nada. Cada quien pagará su cuenta —intervengo en la tensión que Félix acaba de crear—. Deberíamos ir a tomarnos fotos a esa torre. ¡Vamos!