Tristán Firefly, es un esclavo que fue vendido a sus tres años de edad, siendo tratado de una forma cruel e inhumana. A sus ocho años continúa con esa vida, su único sueño es tener una familia propia con su pareja destinada, pidiendo una señal a su Dios. Encontrándose con ella un día después, pero tienen que separarse. Gracias a ello, vuelve a su vida normal, su amo casi lo mata y lo tira al bosque quitando toda evidencia para no ser acusado de asesinato. Todos los creen muerto ahora y con eso logra ser libre para hacer su nueva vida como quiera.
¿Logrará encontrarse de nuevo con Shahiem y ser felices juntos?
NovelToon tiene autorización de Someng para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
verdades
La tierra se oía debajo de sus zapatillas rojas, el conejo pudo escuchar a su depredador cerca, corriendo a su madriguera como respuesta. Otra vez había fallado como sobreviviente en la naturaleza, quitándose las zapatillas como respuesta a su falla, tirando en una piedra su calzado. Su madre fue por ella al oír el sonido estruendoso a lo lejos, encontrándose con Shahiem semidesnuda acechando a una ardilla que se encontraba en el suelo.
-¡Shahiem, tú lavarás esa ropa!.- gritó molesta.- Todavía que me esfuerzo para que tengas con que vestir y así me lo agradeces.
El animal corrió a lo más alto del árbol más cercano, convirtiéndose en su segundo intento fallido. Miró a su madre con desagrado para que se diera cuenta que había arruinado las cosas. Eso no pareció importante para ella, solamente puso sus ojos en blanco y sacó un par de pinzas junto con un mecate.
-Esto servirá para que tiendas tu ropa después de lavarla en el río.
-No me digas, aquí no hay un río.- dijo mirando alrededor.- Creo que te afecta demasiado el estar en la naturaleza y no en mansiones lujosas junto con mi hermana.
Shahiem recogió sus cosas dirigiéndose al carruaje, dejando a su madre con un nudo en la garganta. No sabía cómo acercarse a ella, incluso pensaba que era demasiado tarde como para intentarlo. La quería, pero no podía permitirse amarla como una hija más. De todas maneras, ella no era realmente su madre.
...****************...
Tristán continuaba caminando hacia la mansión de su amo. Se notaba desanimado a simple vista, los ojos de la gente no le dejaban de juzgar a cada segundo. Una niña de su edad se le acercó para molestarlo un poco. Tenía el cabello castaño claro, su cabello era lacio. Estaba con un fleco sencillo, sus ojos eran color café claro, casi miel. Tenía un vestido color azul cielo, con perlas en algunas partes del vestido. Era de familia rica,
-Oye,¿Dónde crees que estás pisando idiota?.- dijo mientras le bloqueaba el paso.- Ningún vagabundo puede pasar por aquí sin antes pagar.
-No tengo nada de valor para ti, lo lamento mucho.- dijo mientras continuaba caminando.
-Pues mi papá es un lord, talvez no escuchaste de mí, soy Alicia, futura lady de Corbad, puedo hacer que pagues con lo que sea que tú o tus padres tengan.
-Suerte con ello, si los encuentras mándales un vayanse a la mierda malditos hijos de perra, de mi parte.
La niña no se quedó ahí y empujó a Tristán. Ella no era su dueña de ninguna manera, así que empujó devuelta. Así comenzó su pelea hasta llegar a puño limpio. Esa niña comenzó a tirarle pequeñas piedras para mantenerlo lejos de ella. Lo que no contaba era que él se acercaría de cualquier forma para continuar pegándole. No dejó de pegarle hasta que llegaron los padres de ella y los separaron.
- Por dios, ¿Cómo terminaron así?- dijo su madre
-Espero niño me pegó de la nada, solo me defendí
-¡No es cierto!, ¡Tú comenzaste molestando con tú "ningún vagabundo puede pasar sin pagar"!.- dijo gritando.- Además de que me empujaste.
La madre le dio la razón a Tristán, conocía a su hija muy bien. Se ofreció llevarlo con su amo. Él accedió y fue con ellos, llegando más rápido. No olvidaría a esa niña, juró hacerle pasar un mal rato una vez fuera libre. Se fue a escondidas hasta el establo, todo estaba impecable incluso los caballos. No sé veía ningún rastro de suciedad y desorden en ninguna parte. Su amo no se había dado cuenta de que su esclavo nunca estuvo ahí, lo sabía por qué no había salido de un escondite para golpearlo.
-Menos mal que no lo notó.- suspiró de alivio.
No tenía nada que hacer ahí, lo único que podía hacer era descansar. Fue a la mansión para decirle a su amo que había terminado, el perro estaba limpio y seco. Su amo estaba en su escritorio, en esa habitación algo pequeña si la comparaba con las demás. Estaba con su hermano y cuñado, discutían sobre algo que pensaba que no era interesante para él.
-Hermano, ¿Qué te asegura que Tristán no sabe su origen?.- dijo mirando a la ventana.- Podría seguir recordando su pasado, incluso me atrevo a decir que pudo buscar en tus cosas una y otra vez cada que limpiaba.
- Él no sabe que fue secuestrado, le metí la idea de que sus padres lo vendieron a un precio bastante accesible para cualquiera.- dijo con calma.- Además tenían el físico de sus padres, no contraté cambiantes por nada.
Tristán casi se desmayaba al escuchar eso, había odiado a sus padres sin motivos. Decidió seguir escuchando para saber más.