Ji Eun había reencarnado en su novela bl favorita, en un personaje lamentable que apenas logra reconocerlo ¿Morirá como una simple extra? Odia la idea de tan solo pensarlo. Al saber la cura del príncipe heredero decidió mejor pedir disculpas después al protagonista con tal de poder proteger su vida.
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3 - Misión una y dos completadas.
“Wow... Todo es muy bello”. Los ojos del archiduque se entristecieron al escuchar a Roxana decir esto, no recordaba que ella nunca había salido de la mansión por las humillaciones qué tuvo que pasar.
Mientras el archiduque se atormentaba así mismo... Roxana estaba probando todo tipo de comida.
“¡Papá, ven y prueba esto!”. Le gritó Roxana sacando de sus pensamientos lamentables a Gian, quien aún no se acostumbraba a esta nueva Roxana. Era electrizante, como una llama viva qué parece atraerte hacia ella lista para devorarte.
“No debes correr así, Roxana es peligroso...”. Antes de que siguiera hablando Roxana le metió la brocheta en la boca sonriendo, ella sabía que lo que había hecho era una travesura pero también sabía del amor infinito que le tenía su padre.
“Rico ¿verdad?” Roxana soltó una risita traviesa, haciendo que su padre negara para después también reírse ¿cuando fue la última vez que río así?
“Callate, Angela no me dejas escuchar que hablan”.
“El cambio de la señorita es sorprendente”.
“Dicen que cuando estas cerca de morir aprendes a valorar la vida”
“¡SE RIO EL MAESTRO!”
“¿QUÉ?” Dijeron todos al unísono al escuchar la risa del archiduque, todos encima del otro. Se terminaron cayendo.
El archiduque escuchó el alboroto de lejos, eran demasiado obvio, llamaron la atención de varios comerciantes sin querer.
“Aquí hay un sitio de postres que es famoso en el mercado”. El archiduque le tomó la mano a Roxana y casi arrastrandola la llevó hasta esa lujosa pastelería quien llevaba un puchero en sus labios ya que se le habían caído todo lo que había comprado. Gian al voltearla a ver notó su vestido manchado con las salsa y otros condimentos qué llevaban lo que había comprado.
“Disculpame, no pensé que fuera a ocurrir. Podemos irnos si asi lo deseas”. Roxana dirigió su mirada hacia donde estaba la del archiduque, su vestido estaba manchado y solamente negó.
“Mi papá está muy guapo como para no presumirlo. Prestame tu abrigo”. El archiduque se sonrojó mirando con ternura a su hija y se quitó su abrigo para entregárselo, Roxana se lo puso colocandolo de una manera que tapara sus manchas, agradeció que el color combinara con su vestido.
“Resuelto”. Le sonrió.
“Debo estar soñando”. Susurraba el archiduque, al momento en que entró en cordura Roxana estaba mirando los postres que le mostraba una señora.
“¿Te gusta el chocolate amargo, papá?”.
“Sí”. ¿Ella sabía lo que le gustaba? Quería preguntar pero era mejor mantenerse callado, esta cercanía que había logrado tener no quería perderla tan fácilmente.
Roxana lo tomó de la mano y al verla noto la rojez, quizás había usado mucha fuerza pero ella no le dijo nada. Estaba dudando demasiado, decidió mejor callar a sus pensamientos.
“Padre, quisiera ir al palacio imperial a trabajar”.
“¿Qué?” El archiduque no logró articular otra palabra, le había dado todo ¿acaso se había enamorado del príncipe? La rabia se apoderó de él.
“¿Por qué?”
“Es un secreto...pero supongo que puedo contárselo a mi padre”. La voz de Roxana se hizo cada vez más baja.
“Conozco la cura de la enfermedad del príncipe... Además, como sabes soy un beta. La emperatriz no intentará usarme de alguna manera”. Roxana tenía un punto válido, el príncipe odiaba a los omegas y los otros alfas no podían con su olor debido a que este era especialmente un alfa dominante. ¿Cómo sabía Roxana de la cura?
“¿Cómo conoces la cura?” El príncipe no era el único que poseía esta enfermedad o mejor dicho maldición que volvía a su cuerpo débil y doloroso al moverse, el solo lo soportaba porque era el heredero y el tomar supresores lograba aliviar en un 20% el dolor.
“Alquimia”. A Gian no se le hizo raro porque la madre de Roxana era una famosa alquimista, que gracias a esto logró establecer su posición en la capital como marquesa, algo casi imposible de hacer siendo un plebeyo.
“Puedo mandar una carta de recomendación... Pero, segura que no estás enamorada de él?” Roxana escupió el sorbo de té que apenas estaba empezando a beber, poniendo sus ojos en blanco. Antes era su fan pero ahora lo odiaba ¡Los iba a matar! ¡Traidor! Ahora debía curarlo para que no los matará, ojalá se muriera pero esto es casi imposible porque es el protagonista y ellos... Simples extras, mi precioso padre no merece ser un extra ¡El merece ser el estelar! Millonario, guapo y con buena actitud, le fue fiel a su primer amor aun después de su muerte pero por otro lado tenemos al príncipe heredero qué es un obsesionado, odioso, que la a matar a ella y a su ahora amado padre ¡Una horrible mala actitud! Salvate Etténi, no te merece ¡Eres un ángel!
“Absolutamente no, a mí solo me gustan hombres con buena actitud como mi padre”. Sería mejor decir que el ego del archiduque no se elevó al escuchar estas palabras de su hija, soltando una ligera risa al ver su expresión decidida.
“Mañana mismo lo haré, pero no te prometo nada”.
“No te preocupes, padre. Me hace feliz que apoyes mis decisiones”.
“Es mi deber como padre”.
“Aun así, puedes recargarte en mí cuando lo necesites”. El archiduque estaba demasiado conmovido, su hija parecía haber madurado. Ahora que parecían tener una buena relación, no dejaría que ningún patán se la quitara.
¡MISIÓN UNO Y DOS COMPLETADA! Ganar la confianza del archiduque y conseguir una carta de recomendación para ir al palacio. En la mente de Roxana no dejaba de repetirse la palabra "win" de manera constante, estaba orgullosa de su cansado proceso quedándose dormida en el carruaje de regreso.
“Nosotros le ayudaremos a llevarla”.
“No, yo la llevaré a su cuarto”. El archiduque cargó a su hija bajando del carruaje con cuidado y yendo hasta su habitación, abrigandola con las sábanas.
“Por favor, cuando despiertes sigue comportandote así. Dios, no me la arrebates una vez más”. Dejó un beso en su frente y se retiró, dejando una Roxana sollozando en silencio.
Él realmente amaba a Roxana... Si tan solo hubiera conocido esta especie de amor antes, que te hace sentir protegido y fuerte.