Incondicionalmente Tuya

Amalfi es un tramo de costa Italiana, bañando por el mar Tirreno, situado en el golfo de Salerno de la región de la Campania.

Altos acantilados, playas hermosas, villas pesqueras y viñedos hacen de este uno de los sitios más visitados del mundo.

Samantha no pudo haber escogido un mejor lugar. Llevan aquí un par de días y ya el ánimo de Rachel ha mejorado notablemente.

Evitan hablar de Matt y de su situación, quieren darle tiempo para que reflexione y tome una decisión basada en el raciocinio más que en las emociones.

Hoy salieron a caminar por las pintorescas calles de la ciudad. Hay tiendas por doquier con todo tipo de cosas; vestidos, bolsos, zapatos, sombreros, joyería, cerámica.

- Quiero comprarlo todo- les dice Antonella.

- Yo también- dice Sam- pero de momento me llevo este sombrero.

- Está muy lindo y te luce increíble.

- Gracias, Rach. ¿Llevarás algo?

- No, prefiero regresar un día antes de partir.

- Perfecto, vayamos por algo de beber. Muero de calor- pide Stephanie.

Encuentran un agradable restaurante con terraza qué les permite admirar el paisaje.

- He tomado una decisión- anuncia Rachel- Cuándo regrese a Londres contrataré un detective, quiero y merezco saber lo que sucede.

- Te apoyamos, amiga- habla Antonella- ¿Matt te ha llamado?

- No, ni una sola vez y ya estoy cansada de esta situación. Si ya no me ama, únicamente debería decirlo. No estoy dispuesta a vivir en un matrimonio donde el amor es unilateral. Quiero todo o nada.

- ¡Así se habla, Rach!- aplaude Sam- Me gusta verte decidida y ya sin tanto dolor.

- No te mentiré, me duele y mucho. Pero me dolería más seguir siendo engañada. Matt me ha decepcionado, lo consideraba un hombre honesto, incapaz de llevar una doble vida.

- Te estás adelantando.

- No, Steph. Tú lo viviste, ¿de verdad piensas que hay otra explicación?

El silencio de Stephanie le da la razón a Rachel.

- Yo tampoco creo que exista otro motivo- agrega Antonella- sin duda se trata de otra mujer. Han pasado cuatro días desde que Rach abandonó Londres y él no la ha llamado para nada, ni siquiera un mensaje.

- Tienes razón, no sé por qué le doy el beneficio de la duda. No lo merece.

- Cambiemos de tema, ¿qué les parece este restaurante para ir a cenar?- Antonella les muestra su celular.

- Me gusta- responde Sam.

- Volvamos al hotel, entonces y preparémonos para la noche.

Mientras sus mujeres disfrutan su estadía en Amalfi, los hombres se divierten a su manera en Montefioralle.

- ¿Alguien sabe algo de Matt?- pregunta James.

Los demás niegan con la cabeza.

- Hace meses que no hablo con él. Es evidente que anda en algo- comenta Chris.

- Me pareció muy raro que no quisiera venir- dice Thomas.

- Sospecho qué se trata de una mujer- asegura Chris- Ustedes saben el error que cometí hace años y me comportaba de la misma forma en que lo hace Matt ahora.

- Entiendo que a lo largo de la vida puede presentarse alguna tentación, pero en mi caso, jamás haría nada que lastimara a Sam. Aprendí a las malas a no caer en ese tipo de situaciones.

- Ustedes pasaron por mucho- dice Lance- No todos reaccionamos de la misma manera ante las circunstancias. Quizá el matrimonio de Rachel y Matt estaba atravesando por problemas qué desconocemos.

- Eso no justifica la actitud de Matt- contra ataca Thomas.

- No me malinterpretes, no justifico su acción. Si somos realistas, estamos especulando. No sabemos que sucede en realidad.

- Es cierto, dejemos el tema por la paz. ¿Cómo están Ethan y Evan?- le pregunta Alessandro a James.

- Muy bien, recién cerraron un excelente negocio en Nueva York. Están trabajando bastante y pronto cosecharán los frutos de su esfuerzo.

- Las princesas de la familia son las que están desaparecidas- menciona Lance- según Oliver, Ava no se ha comunicado para nada con Aiden.

- Desde que llegaron a las Bahamas no se han comunicado con nadie. Seguro que mi hija quería alejarse del control qué ejercen sus hermanos. Somos demasiado sobre protectores con ella.

- Qué bueno que lo admites, amigo- le responde Chris- A este paso Ava está condenada a quedarse soltera.

- No exageres, tú porque no tuviste una hija y no sabes lo que significa. No quiero que ningún hombre la haga sufrir.

- Lamento decirte, amigo, que algún día se va a enamorar- asegura Tomás.

- Pues espero que sea del hombre correcto o tendrá que vérselas conmigo si se atreve a hacerle daño.

- Concuerdo con James, yo también tengo ese instinto de protección con Cloe. Ninguno queremos ver sufrir a nuestras hijas.

Siguen conversando el resto de la noche sobre sus hijos y los proyectos a futuro. Los días subsecuentes, la pasan viendo deportes, controlando sus negocios a distancia y esperando el regreso de sus mujeres.

El viaje de ellas llega a su fin. James y Alessandro esperan llegada de sus esposas. Rachel decide viajar en compañía de Lance y Thomas de regreso a Londres.

Ya en Londres se despiden y se dirigen a sus hogares. Al llegar a su casa a Rachel ya no le sorprende la ausencia de Matt.

Decide sacar las cosas de su marido de la habitación principal, después de todo casi nunca duerme ahí y espera que está acción lo anime a hablar honestamente y le evite tener que contratar un detective.

Hace algunos días Christy y las chicas volvieron de sus vacaciones y su hija no debe tardar en llegar de la oficina.

En cuanto Christy llega se dirige a saludar a su mamá.

- Hola, mamá. ¿Cómo la pasaste?

- Hola, cariño. Muy bien, me hacía falta pasar tiempo con mis amigas.

- Lo sé y que bueno que te animaste a ir.

- Hija, necesitamos hablar.

- De papá, lo sé.

- Así es. Tú sabes que hace tiempo las cosas entre nosotros no van bien y existe la posibilidad de una separación.

- Entiendo, mamá. Soy una adulta y sabes que te apoyo en lo que sea que decidas hacer.

- Gracias, hija. ¿Cenamos juntas?

- Claro, quiero que me cuentes sobre tu viaje.

Conversan largo y tendido sobre los detalles del viaje de cada una, Christy se siente más tranquila al ver a su madre animada a pesar de la situación. Sin lugar a dudas el viaje le hizo bien.

Ambas se retiran a dormir bastante tarde y Matt no ha regresado a casa. Rachel no puede dormir, espera alguna reacción de parte de su marido al ver que sus pertenencias están en la habitación de invitados.

Escucha la puerta principal a abrirse, tal y como esperaba Matt pasa de largo directo a la otra habitación. Los minutos pasa y no hay reacción alguna de su parte. Decide hablar con él muy temprano por la mañana.

A las cinco en punto, Rachel se levanta y va en busca de su marido, llegó la hora de hablar claro. Ingresa en la habitación sin llamar antes.

- Rachel, ¿sucede algo?- pregunta Matt sorprendido por la manera en que ha entrado en la habitación.

- Eso mismo es lo que yo me pregunto. ¿Qué pasa Matt? Creo que después de tantos años de matrimonio lo mínimo que merezco es honestidad. Estoy cansada de evadir el tema. ¿Tienes una amante?

El rostro de Matt refleja desconcierto, guarda silencio por varios minutos analizando su respuesta.

- ¡Basta, Matt! Exijo una respuesta, me fui de viaje por varios días y nunca me llamaste. Esto no se trata de trabajo, ya no me amas, ¡es tan difícil decirlo!

- Lo lamento, sé que no te mereces esto, me enamoré de alguien más- admite avergonzada bajando la mirada.

- Ves como no era tan difícil decirlo. Te quiero fuera de la casa para el final del día. Buscaré un abogado y nos divorciaremos.

- Rachel, espera. No tomemos decisiones precipitadas.

- ¡Precipitadas,dices! Acabas de admitir que tienes una amante, qué estás enamorado y pretendes qué siga casada contigo. ¡Eres un descarado! ¡TE QUIERO FUERA DE MI CASA!

Rachel abandona la habitación en un estado de completa furia y decepción. No quería salirse de control, más la respuesta de Matt terminó con la poca paciencia qué le quedaba.

Hoy mismo buscará un abogado y va a terminar con esta situación. Ama a su marido, más no va a permitir más humillaciones, ha llegado el momento de demostrar su fortaleza y poner por delante el amor propio.