En un mundo donde la magia y la mitología se entrelazan, "Círculos de Fuego: La Llama Eterna" narra la épica historia de un joven guardián, Elian, que descubre su destino en una antigua profecía. Su vida da un giro inesperado cuando encuentra un artefacto perdido que despierta una llama mística con un poder inimaginable. Esta llama, conocida como la Llama Eterna, tiene la capacidad de cambiar el destino del mundo, pero también atrae a fuerzas oscuras que desean controlarla.
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CAPITULO 3: La ciudad Enterrrada
Las noches en el desierto eran frías y las tormentas de arena feroces. Durante días, Elian, Kael y Lyra avanzaron con dificultad, enfrentándose a serpientes venenosas y escorpiones gigantes. Pero el desierto también ofrecía momentos de belleza y serenidad, con cielos estrellados y amaneceres dorados que les recordaban la grandeza del mundo que buscaban proteger.
Finalmente, tras una ardua travesía, llegaron a las ruinas de una antigua ciudad, casi completamente enterrada bajo las arenas del desierto. Las estructuras que aún se mantenían en pie mostraban signos de una civilización avanzada, pero abandonada hacía mucho tiempo. Según los mapas y los textos antiguos, la segunda pieza del cetro estaba oculta en una cámara secreta dentro del templo principal.
Al adentrarse en las ruinas, el grupo sintió una presencia antigua y poderosa. Las paredes del templo estaban cubiertas de inscripciones que contaban la historia de la ciudad y su caída. Lyra, con su conocimiento de lenguas antiguas, descifró las inscripciones, descubriendo que la ciudad había sido protegida por guardianes elementales, seres mágicos que aún vigilaban los secretos del lugar.
En el corazón del templo, encontraron una puerta sellada con runas mágicas. Con la ayuda de la Llama Eterna, Elian pudo desactivar las protecciones y abrir la puerta, revelando una cámara iluminada por un cristal azul brillante: la segunda pieza del Cetro del Destino.
Sin embargo, al tomar el cristal, los guardianes elementales se despertaron, desatando su furia.
Kael y Lyra lucharon valientemente contra los guardianes de fuego y aire, mientras Elian usaba la Llama Eterna para mantener a raya a los guardianes de tierra y agua. La batalla fue intensa, pero su trabajo en equipo y su determinación les permitieron superar a los guardianes y reclamar la pieza del cetro.
Con la segunda pieza en su poder, el grupo supo que habían dado otro paso crucial hacia la restauración del cetro. Sin embargo, también comprendieron que Malakar no estaba lejos y que cada victoria los acercaba más a un enfrentamiento inevitable con el hechicero oscuro. Su siguiente destino sería la selva de Azuria, donde, según los antiguos textos, la última pieza del Cetro del Destino estaba escondida en un templo olvidado.
Elian, Kael y Lyra emprendieron el camino de regreso a Eldoria, sabiendo que debían prepararse para el próximo desafío. El viaje por el desierto fue tan arduo como la ida, pero la esperanza de completar el cetro y restaurar el equilibrio en el mundo los impulsaba a seguir adelante.
Malakar, con una sonrisa siniestra en el rostro, bloqueó su camino. "Pensasteis que sería tan fácil," dijo, su voz resonando con un tono de desdén. Detrás de él, sus mercenarios se preparaban para el ataque, armados con magia oscura y determinación implacable.
Elian, Kael y Lyra intercambiaron miradas llenas de determinación. A pesar del cansancio y el desafío que tenían delante, no podían permitirse fallar. El destino de Eldoria y el equilibrio del mundo estaban en juego.
"¡No nos detendrás, Malakar!" gritó Kael, empuñando su espada con firmeza.Lyra invocó rápidamente un escudo mágico para proteger al grupo de los primeros ataques. Las explosiones de energía mágica iluminaron la selva mientras los dos grupos chocaban en un enfrentamiento épico. Criaturas selváticas se unieron al caos, atrapadas entre el fuego cruzado de los hechizos.
Elian se lanzó contra Malakar con el cetro incompleto en mano. Los dos magos se enfrentaron en un duelo de habilidades y estrategia. Malakar, con su conocimiento profundo de la magia oscura, lanzaba hechizos devastadores, pero Elian respondía con la pureza de la Llama Eterna, canalizando su energía para proteger a sus amigos y debilitar a su enemigo.
La batalla se prolongó durante horas, cada momento lleno de tensión y peligro. Los poderes de Elian y Malakar chocaban, iluminando el bosque con destellos de luz y oscuridad. Finalmente, con un esfuerzo final, Elian logró desarmar a Malakar y desviar su hechizo final.Malakar, derrotado pero no rendido, retrocedió entre las sombras de la selva.
"Esto no ha terminado, Elian," dijo con voz amenazante antes de desaparecer en la oscuridad.
Con Malakar y sus secuaces derrotados por ahora, Elian, Kael y Lyra se tomaron un momento para recuperarse. Sabían que aún tenían un largo camino por delante para completar el Cetro del Destino y restaurar la paz en Eldoria.
Con la última pieza en su poder y el cetro casi completo, el grupo regresó a Eldoria con renovada determinación y la certeza de que la verdadera batalla aún estaba por venir.