Son tantas las lágrimas que he derramado en mi vida, que mi corazón se volvió de piedra. No me juzguen, soy Marina y ésta es mi historia.
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Paz
Sentí que alguien se quejaba, me levanté asustada, no sabía dónde estaba. En unos segundos recapacité y me acordé que estaba en la casa del hombre viejo, los quejidos provenían de la cama.
Me acerque lentamente a ver al hombre. Dormía.
Le llevé agua y lo incorporé para que bebiera.
--Niño, ve al mueble grande donde hay unos libros.
Abajo en el tercer cajón, saca la caja que dice Ketorolaco Trometamol. Y me la traes....
Sentí vergüenza no sabía leer, fuí y abrí el cajón había muchas cajas. Tomé varias y se las llevé.
--Cuál es?
--Esa, la naranja con blanco. Saca una pastilla y me la das. Mira el reloj y en ocho horas más me das otra. Se quedó nuevamente dormido.
Cómo iba a saber esa hora? No sabía verla, nadie nunca me enseñó.
Nunca despertó, calculé que ya era tarde. Lo desperté, le dí la pastilla, y lo mismo.
Comimos pescado, estaba saladito, tan rico que nos repetimos. Y comimos nueces de postre. Junto al fuego de la cocina al lado de ella nos dormimos.
--Niño, ayúdame quiero ir al baño.
Nunca supe que la casa tenía baño, ni sabía dónde estaba. No me moví de dónde habíamos entrado, la cocina era grande y todo estaba junto, la mesa ,sillas, una cocina a leña y un sillón grande dónde descansaba él. Habían más puertas pero nunca se me ocurrió abrir alguna para mirar. Lo ayudé a levantar y pudo caminar mejor. Seguramente el medicamento estaba haciendo efecto.
--Mañana estaré mejor, muchacho y ahí hablaremos, no te olvides de mis pastillas, deben ser a la hora.
Los lamidos en mi cara me despertaron, mis perros querían salir. Me levanté despacito y en silencio, estábamos acostumbrados. Aún no amanecía. Me senté en la escalera y mientras los esperaba ví aparecer el sol, que maravilloso espectáculo, estaba feliz, mi estómago estaba saciado y yo en paz. Sin los sobresaltos de escuchar los gritos y sin esquivar los palos que volaban sobre mi cabeza, una vez más mis lágrimas caían, pero no eran de pena. Era algo dentro de mi pecho que no podía describir. Quizás tranquilidad, el peso que llevaba en mis hombros ya no estaba. Podía moverme, bailar y jugar y a nadie molestaría.
Era libre....
Entré con leña para el fuego aún tenía carbones prendidos, esto lo hacía en silencio, para no despertar al hombre. Preparé café y vi que sobre la mesita había un frasco de vidrio, tenía harina así que rápidamente hice pan. Me quedó rico. Desperté al hombre para darle su pastilla. Se incorporó y me preguntó por el olor.
--Disculpe, hice pan y preparé café, quiere llenar las tripas?
Me miró como si fuera un bicho raro, en todo caso estaba acostumbrada.
--Se dice: quiere comer?
--Eres una... niña!!!...la inflamación de mis ojos no me permitía verte bien.
--Estás muy delgada, estás enferma?
--Que hacen esos perros dentro de mi casa? --Sácalos deben estar sucios, y a ti también te hace falta bañarte.
Me sentí triste, era verdad estaba sucia y no olía bien. Me había dedicado a caminar y a alejarme. Pero el lavarme no era costumbre, a nadie le importaba como andaba. Mientras les hiciera sus cosas.
--Estaba esperando que despertara para su pastilla. Ahí le dejé pan y café. Me voy con mis perros.
--Niña tu tienes familia? Cómo que te vas? Aún necesito ayuda y te voy a pagar, tu gente se alegrará que lleves dinero, se nota que lo necesitas.
--Señor, yo debo seguir mi camino y mis perros están conmigo, siempre. Y no están sucios. Nos bañamos en el río...... cuando podemos.
No iba a reconocer que tenían un poco de pulgas, pero yo se las sacaba.
--Espera unos días más y me ayudas mientras me recupero y los perros no pueden estar adentro.
--Está bien....
Era su casa y eran sus reglas, yo no era nadie para discutir. Me callé y le servi.
...Me salí con mis perros, y me dedique a mirar los alrededores.Y no podía más de asombro, Habían árboles frutales manzanos, peras y unos frutos que no conocía estaban colgando de un estructura de madera, eran pequeños, saqué uno y lo probé era dulce. Comimos muchos. Probé unos frutos pequeños, pero eran amargos. Seguimos recorriendo y había una pequeña laguna!!! y asientos en la orilla. con enredaderas de flores que olían tan bien. Todo era perfecto me senté en el suelo. El hombre era gruñón y no quería que se molestará si me viera sentada en sus asientos ...
Volví a entrar a la casa calculando la hora.
--Dónde estabas niña? te he llamado y no respondes.
--Estaba mirando su laguna. Y comiendo de sus árboles.
--Por favor serías tan amable de prepararme lo mismo de la mañana?
En silencio y rápido le preparé y serví, cuando salia me llamó
--Donde vas?
--Afuera, con mis perros.
--Los animales son de afuera, por eso te pido que los saques.
--Ellos son animales lo sé y pero son mi familia. Son lo único que tengo. Nunca me he separado de ellos, no se preocupe yo estoy acostumbrada a dormir afuera con ellos.
--Estas loca niña............. está bien....que entren.
--Yo no le estoy pidiendo nada, no se preocupe no es la primera vez que dormimos afuera. Pa que se va a molestar si estamos bien afuera.
--No seas terca, que entren...
Nuevamente nos sentamos en el suelo al lado de la cocina de leña. Estábamos calientitos.
--Niña, vez la puerta de la izquierda? Lleva una lámpara, ve allá
Me levanté y abrí la puerta y era un dormitorio. Había una cama y muebles, todo se veía limpio. El piso brillaba.
--Mientras estés aquí, puedes usarla. Ve a la otra puerta ese es mi dormitorio abre el tercer cajón de la cómoda y saca ropa. Te quedará grande, pero está limpia.
--Báñate, hay jabón, agua caliente. Después come algo, tú y tus perros y te acuestas.
Escuchaba y era como no entender nada. Había sequedad en su voz, pero a la vez un tono que no podía descifrar. Hice todo lo que él me dijo. Y me bañé con un jabón de rico olor. Me cambié la ropa y aunque me quedaba grande, estaba limpia, la mía olía muy mal. Mañana había que lavarla.
Entré al dormitorio y cerré la puerta, abrí las cortinas para mirar la noche, me metí a la cama y los chicos se tiraron a mis pies. Era la primera vez que dormía en una cama, era blanda y cómoda. Conversando con Vaquero y Susy y mirando las estrellas me dormí. Era mi primera vez en que dormía en un lugar limpio, todo olía bien.
Y lo más importante estaba en Paz. Y mañana sería un mejor día.