LA VIUDA. LA VENGANZA LLEVA MI NOMBRE.

El día de la boda había llegado, la bella Francesca se casaría con Reginald y ambas familias unirían sus imperios, pero no solo eso no dejaban ver a la pobre Fiorella con nadie estaba en su habitación y sus hermanos tenían prohibido ir a verla, ella estaba demasiado triste, solo quería dejar de sufrir.

No solo rechazaron a la joven y divulgaron su supuesta traición, también la sentaron en primera fila para que viera la boda del hombre que amaba con su hermana Francesca.

La novia lucía un vestido hermoso que se ajustaba a su cuerpo como un guante, caminó como una reina y llegó al lado del novio que estaba en el altar muy guapo, los ojos de Fiorella picaban y su corazón se partía con cada minuto en ese lugar.

Reginald miró a Fiorella cuando el padre pidió sus votos y él le recitó hermosas palabras a Francesca solo para dañar a Fiorella.

Fiorella solo quería irse de allí, estaba deshecha.

Francesca recitó sus votos y dijo acepto ante todos, Fiorella en ese momento murió y en ese preciso instante llegó a la conclusión que el amor era una mentira, palabras vacías.

La ceremonia terminó y todos murmuraba mirando raro a Fiorella, ante todos era una deshonra, una traidora, ningún hombre la iba a recibir, solo quedaba una opción muy desagradable.

La fiesta fue divina con cada detalle deseado por Fiorella, era su boda con otra novia, el pastel, los manteles, los centros de mesa y el montón de rosas rojas.

Reginald bailo con su ahora esposa y le regaló un ramo de rosas, actuaba como lo hacía con ella.

La boda terminó y ella pensó que no vería más a ese par, creyó que se harían a su mansión y no se quedaron allí para hacerla sufrir.

Cuando la joven iba a su habitación, la pareja se besó en frente de ellos y él la volvió a insultar.

—No nos vas a felicitar cuñada, soy dichoso al tener a una mujer decente a mi lado. —Fiorella no levantó su cabeza y trató de seguir, pero él la detuvo del brazo.

—Por qué no me respondes cuñada, zorra desgraciada, querías esperar para que para revolcarse con otro. —Grito él.

—Fue por eso que querías entregarte a mi yo estando ebrio para que no me diera cuenta de tu mentira, zorra. —Volvió a gritar y la abofeteó, ella lo miró a sus ojos y habló.

—Solo respetaba a mi cuñado, ahora no lo puedo ver igual y espero que cuando habrá sus ojos y vea la verdad no regrese. —Dijo mirándolo firme.

—Porque no encontrará nada así lo haga media hora después de esta conversación, porque por la única persona que ha valido mi amor, que es mi madre, te prometo que te vas a arrepentir. —Dijo y se alejó antes de que la volvieran a agredir.

—Eres una puta como tu madre, eres tan zorra como ella —Dijo Francesca.

Fiorella no se detuvo.

—Detente, desgraciada, nadie te va a aceptar, pero te voy a vender para que me pagues con tu cuerpo cada moneda que he gastado en ti, irás al Sex infierno. —Hablo el padre de la joven y la chica estaba deshecha, ahora su vida acabaría, pero no lo iba a permitir, ella en ese instante decidió que de cualquier manera sé vengativa de su padre, así fuese algo pequeño.

El padre de la joven salió y más tarde un alboroto se escuchó, ella bajó y observo como llevaban a un hombre amarrado y decían que por fin habían atrapado al gran mafioso, por lo que decían era un enemigo de su padre, así que decidió poderlo de esa manera.

La joven esperó en la noche casi madrugada y tomo un cuchillo de la cocina, luego fue al sótano, no quería seguir escuchando los gemidos de su hermana y fue directo a ese lugar donde estaba ese hombre amarrado.

Fiorella entró con cuidado con su llave maestra, a esa hora ya todos dormían y la puerta era una verdadera bóveda, así que una vez cerrada no había necesidad de cuidarla.

El hombre allí estaba muy lastimado, tenía mucha sangre en su cara y ropa, era joven y guapo a pesar de sus golpes, ella se acercó y el hombre la reconoció.

—Tú… Que hace la hija de Francesco aquí… Tú eras la novia que resultó ser una vergüenza. —Dijo el hombre.

—Estoy aquí para dejarte ir, escúchame bien, vas por ese pasillo, tocas la aleta del delfín, entras y cruzas a la derecha, sigues el camino y al final aprietas la vela de oro en la pared y sales.

—Qué, me dejarás escapar, por qué, te van a matar por traición. —Dijo y ella asintió.

—Igual me van a vender por ser una zorra según ellos, y sobre tu pregunta lo hago porque eres enemigo de mi padre, eso te convierte en mi amigo. —Dijo y lo soltó.

—Ten este cuchillo, escapa, no podemos los dos, uno debe distraerlos. —El hombre negó ese ángel, era hermoso por qué no escapaba.

—No, ven conmigo, podemos hacerlo, te matarán —ella negó.

—Estoy muerta ya, el hombre que según me ama se casó con otra y me repudia, no hay peor muerte que esa. —Él negó.

—Necesitas venganza vámonos. —Dijo y ella sonrió.

—Entonces véngame, jódele los negocios, quítale el territorio o mátalo. —Dijo y lo empujó para que se fuera, ella regresó y se dieron cuenta de que no estaba obviamente dieron con ella y la golpearon, su padre estaba furioso al igual que Reginald que odiaba al hombre que escapó, ahora era una traidora.

—Bastarda, fuiste tú y no lo niegues. —Ella sonrió.

—Es cierto, al menos te puedo joder así, es nada con lo que me has hecho. —Dijo ella.

—Mañana te venderé como puta y allí pagarás todo. — dijo y la encerraron, pero ella no dejaría que hicieran eso, tomo una tijera y cortó su hermoso cabello castaño claro.

Fiorella lloraba y le ardía el alma una vez quedó demasiado corto por los cortes que se hizo para que quedara como hombre y casi si cabello, luego tomo una hojilla de afeitar y termino de sacar todo su pelo, luego jurándole as madre que no se dejaría vencer tomó la hojilla y se cortó la cara de cada lado dejándose horribles cicatrices, ella conocía a esos hombres y sus gustos por como se lo habían inculcado y odiaban a las chicas feas y ahora ella daba asco una victoria para ella, estaba segura de que la matarían y no tendría que suicidarse, para no quedar como cobarde.