Queda huérfana y tiene que cuidar de sus hermanos, así que con sólo 15 años se casa con un hombre ciego y malhumorado.
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Capitulo 3
Camila sigue viviendo en Chiapas, con su familia, han pasado cinco años desde su encuentro con Bruce, ella ahora tiene 14 años.
Sigue siendo solitaria, ella dice que es feliz así. Pero sus padres saben que miente, y que no le han prestado la atención suficiente, por lo que deciden irse de viaje con toda la familia, al lugar que ella elija.
Camila está feliz de al fin tener un poco de atención. Sus padres los llevan a una tienda para comprar cosas, uno de sus hermanos se esconde en ella y no lo encuentran, la culpan a ella por no cuidarlo bien y Camila se enoja.
— Ojalá ustedes tres desaparecieran de mi vida. Los odió. — Dice a sus hermanos de seis años. Sus padres la regañan por decirles palabras duras. Ella se molesta aun más. — Ya no quiero ir a ese estúpido viaje. ¡Váyanse ustedes con sus hijitos.! — Grita enojada para después irse a su casa. Sus padres cómo castigó la dejan. Camila pasa una semana completamente sola, ya está acostumbrada a eso, pero le duele que realmente la hayan dejado.
Mientras ella ve la televisión alguien toca la puerta, ella se sorprende al ver a su tía ahí.
— ¿Mis padres te mandaron? — Pregunta ella. — No te preocupes por cuidarme. Yo puedo hacerlo sola.
— Tus padres tuvieron un accidente. — Dice la tía con tristeza en los ojos.
— ¿Qué? — Ella se preocupa y quiere ir a verlos. — ¿En qué hospital están?
— Ambos murieron. — Las piernas de Camila se debilitan, ella está por caer pero su tía la sostiene.
— ¿Mamá y papá me dejaron? — Unas lágrimas empiezan a correr por sus ojos. — ¿Y mis hermanos? ¿Ellos también murieron?
— No. Ellos están bien.
— ¿Por qué? ¿Por qué se fueron mis padres y no mis hermanos?
— Camila no digas eso. — Regaña su tía.
— Eso es lo que siento. Yo quiero a mis papás. — Camila sigue llorando sin poder controlar su llanto.
Al día siguiente va al funeral de su familia, sus hermanos no están ahí, ella siente su corazón preocupado al no verlos. Pero finge que no. Ese día le dan la noticia de que ahora su tía será tutora de ella y de sus hermanos. Pero la tía elige quedarse sólo con ella. Pues le será difícil cuidar de tres niños pequeños.
Su tía se muda a la casa de Camila, vive ahí varios meses, Camilla a pesar de al fin tener atención sólo para ella, extraña a sus hermanos, cada domingo va a visitarlos, y les lleva chocolates, ellos se alegran mucho con ese pequeño gesto, pero ya no quieren vivir en ese lugar. Le piden con lágrimas en los ojos que los lleve con ella.
Camila hace lo posible por convencer a su tía. Pero no sale como quiere. Pues ella no tiene dinero suficiente para mantener a los pequeños. O eso le hace creer. Ya que los padres de Camila si le dejaron dinero para que vivan cómodamente por unos años.
— — —
Tiempo después, en San Francisco, Bruce encuentra a su esposa nuevamente con su hermano.
— ¿Quién está ahí? — Pregunta el fingiendo ceguera. Su hermano sonrie burlonamente, e intenta salir de su habitación — Si tanto te gustan mis esposas, ¿por qué no te casas tu con ellas? — Le pregunta molestó a Luis. Este se sorprende.
— ¿Cómo sabes que estoy aquí?
— Tú perfume es asqueroso. Deberías ocultarlo mejor.
— Ja. — Rie el. — No me gustan tus mujeres. Sólo me gusta tenerlas.
— Quédate con ella. Tiene buen cuerpo según he notado. No sé si es bonita, pero quiero pensar que mamá no me casaría con una fea.
— Es bonita. — La esposa permanece en la cama sin decir nada.
— Si estás desnuda cámbiate. Y lárgate de mi casa. — Le dice el a la mujer. Está le hace caso de inmediato.
— Ya he perdido la cuenta. ¿Este es tu quinto o tu sexto matrimonio que sale mal? — Pregunta su hermano burlonamente.
— Es el sexto. — Responde el sin inmutarse. — Gracias por hacer que me divorcié nuevamente, ella ya me había cansado.
— Yo esperaba que me golpearas. ¿Pero como podría un ciego como tú hacer eso? — Bruce se enoja, a pensar de ya no ser ciego todavía le afecta que se lo recuerden. El tiene un episodio de su enfermedad. Se pone agresivo y rompe todo lo que encuentra. Su hermano se burla de el, y su madre va a intentar calmarlo.
— ¿Qué lo puso mal está vez?
— No se madre. — Luis finge preocupación. Bruce sigue mal, y no tienen más remedio que encerrarlo.
Cecilia intenta buscar una solución a su problema, ella siempre penso que el amor podía solucionar su amargura, pero sólo ha conseguido empeorar su salud. Ahora sus episodios agresivos duran hasta una semana, y lo peor de todo es que el se olvida de lo que hace. En ocasiones recuerda, y en otras no. Lo ha llevado a Psicoterapia, pero no le ha dado resultados.
Ella recuerda a la niña de Chiapas. Lo linda que fue con Bruce. Y la enorme sonrisa que le provocó su comentario sincero. Cecilia entonces decide viajar a Chiapas. Ahi encuentra de nuevo a Camila, ella ahora tiene 15 años, y trabaja en el hotel dónde ella se hospeda. Es camarera.
— Sólo tiene 15. No puedo hacerlo. — Piensa Cecilia con culpa. Pero su sentimiento no la detiene. Le ordena a uno de sus hombres averiguar todo sobre ella. Es un pueblo pequeño, por lo que rápidamente se entera de todos los detalles. Incluso del más mínimo.
Cecilia piensa que ella es la mujer indicada, hará lo que sea para que Camila y su hijo se enamoren. Ella sólo podrá morir tranquila el día que lo vea enamorado de alguien. Por eso lo ha casado tantas veces. Y espera que esté séptimo matrimonio sea el definitivo.
Camila recibe la noticia de que una mujer la busca. Ella va al encuentro y ve a Cecilia.
— Hola. ¿Me llamó?
— Así es. Toma asiento. — Camila se sienta algo preocupada, tené haber ofendido a la señora y que la despidan. — Adoptaré a tus hermanos. — Le cuenta Cecilia.
— ¿Qué?
— Esos trillizos son encantadores. Los conocí y me enamore de ellos. — Camila está sin hablá, sabe que la mujer no es de esté pueblo, así que probablemente se los llevará lejos de ella.
— Por favor no se los llevé. Yo pronto seré mayor de edad y pediré la custodia de ellos.
— Te falta mucho tiempo. Apenas tienes 15 años.
— Por favor no me separé de mis hermanos. Son lo único que me queda.
— ¿Qué hay de tu tía?
— Ella me abandonó. Se fue sin despedirse. Yo sé que no me conoce, pero no soy una mala persona, mis hermanos estarán bien conmigo.
— ¿Quieres permanecer al lado de ellos?
— Si.
— Entonces ven conmigo.
— ¿Qué?
— Tus hermanos se irán cómo mis hijos, y tú puedes irte cómo mi nuera.
— No entiendo.
— Tengo un hijo complicado, y quiero casarlo, creó que eres adecuada para el.
— Pero yo... Yo apenas tengo 15, no soy mayor de edad, es imposible que me casé.
— Nada es imposible, conseguire un permiso de tu tía.
— Ya le he dicho que mi tía se fue.
— Hay muchas maneras de localizarla, tú déjamelo a mí. Yo me haré cargo de todo.
— Pero no me quiero casar.
— No te preocupes. Si no quieres está bien. Pero igual me llevaré a los niños, sólo estaba siendo cortes contigo. Pero si rechazas mi amabilidad es tu problema. Ya te puedes ir.
— No. Esperé. — Cecilia sonríe con malicia. Sabe que consiguió lo que deseaba.
— Dime.
— Si me casó. ¿Debo hacer lo que una esposa hace?
— Si hablas de intimidad si, deberás cumplir cómo esposa, cuidarlo y tratarlo con amor. Son condiciones que yo te pongo.
Foto de Camila Jiménez.