La vida está llena de sorpresas, alegrías, gozo, pero también hay momentos donde todo se vuelve un torbellino sin salida que nos sume en una oscuridad inmensa. Está es la historia de Alexander y Samanta, cuyas vidas se unen en un camino de pasión, deseo, pleitos, rencores, amistad, entrega, dedicación y sobretodo amor, un amor tan sublime que se vuelve una utopía entre ambos, los amores prohibidos desencadenan los más bajos instintos del ser humano, tanto para los que lo viven, como para los que lo desprecian por la sola idea de saber el motivo por el cual se vuelve imposible.
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Capítulo 3 La cena
Llega la noche y con ella la dichosa reunión familiar, me termino de vestir y arreglar para ir al comedor, bajo y me siento al lado del señor Alan.
- ¿Cómo te has sentido? – me pregunta el señor Alan
- Muy bien señor – le respondo automáticamente
- Ya te he dicho que no me llames señor, ahora yo soy tu padre – me dice con ternura y despeinando mi cabello, en ese instante tocan la puerta y son los invitados
- Papa – habla el que creo es Robert
- Hijo ¿cómo estás? – saluda a el señor Robert
- Sorprendido de tu repentino cambio, ahora se te ha dado por recoger pordioseros en la calle – dice Robert mirándome con desprecio y yo le lanzo una mirada igual
- No digas eso hijo, Alexander ahora es tu hermano – le dice
- ¡Estás loco! – grita Robert
- Señor Alan ¿como esta? – saluda la mujer embarazada que creo es la esposa de Robert y quien me ignora por completo
- Helen ¿Cómo estás? – la saluda el señor Alan
- Muy bien como puede ver – le dice ella
- Eso veo, como va mi hermosa nieta – le pregunta Alan
- Muy inquieta por salir – le dice con gracia
- Helen te presento a mi hijo Alexander – me presenta, ella me mira y asiente pero sin dirigirme la palabra
- Mejor vamos a cenar – dice Robert
Nos dirigimos al comedor y los empleados comienzan con su desfile de comidas y dentro todo está mi comida preferida. Pasamos la velada sin decir ni una sola palabra, solo observándonos o más bien Robert y Helen mirando cada uno de mis movimientos, después de algunas horas se rompe el eterno silencio.
- Papa creo que es hora que me dejes manejar la compañía – le dice Robert a Alan
- Hijo solo tengo 50 años, creo que aún estoy joven como para jubilarme ¿no crees? – le responde Alan
- Papa entonces cuando tomare control de mi compañía – responde Robert muy molesto
- Perdón Robert, creo que te estas equivocando, si me miras bien yo aún estoy con vida y por lo que se, esa empresa es mía, yo la funde hace más de 20 años así que tu aun no eres el dueño, sin contar que aún no te has ganado mi confianza después del desvió de fondos para tu propio beneficio y el cual creo es por tus malditas apuestas, no creo que estés preparado, además ya no tengo solo un hijo, Alex también es mi hijo – dice el señor Alan y yo me quedo mudo
- No señor Alan, yo no soy su hijo – le digo para dejar claro que no me interesa su dinero
- Así que todo este maldito asunto es por venganza, trajiste a este malnacido de la calle a nuestra casa para castigarme por algo que ocurrió hace meses – grita Robert
- Tu no me puedes obligar a darte lo que es mío y si me da la gana se lo doy todo a Alexander – grita con ira Alan
- Ok, si ese es el caso, entonces creo que no me necesitas – dice Robert amenazante
- ¿Me estas amenazando? – le pregunta Alan
- Si así lo quieres ver, entonces sí, de ahora en adelante dejas de ser mi padre, renuncio a tu apellido, a tu fortuna y todo lo que tenga que ver contigo
Robert se levanta tan furioso que toma a su esposa con fuerza del brazo haciendo que deje salir un sonido de dolor, para sacarla casi a rastras de la casa, después de toda esa escena veo a Alan dejar rodar unas pequeñas lágrimas por sus mejillas.
- Señor Alan si esto es por mí, no se preocupe puedo volver al lugar donde estaba – le digo con lastima por su situación
- No Alex, tu eres mi hijo y si él no lo quiere ver es porque solo quiere poder y dinero, me duele ver en lo que se está convirtiendo mi hijo y no sé en qué momento se me perdió tanto del camino, creo que le permití todo después de la muerte de su madre y jamás le puse limites– dice con lágrimas.
no concibo tal verdad....
por favor, que Sam no sea hija de Robert 🙏🏻
llegará la tormenta?