LOS HEREDEROS

CAPÍTULO 19.

Habían pasado unos meses desde aquella noche en la que la pasión arraso con nuestros protagonistas. Los siguientes días todos estuvieron ocupados en sus trabajos y casi no tuvieron tiempo de verse y hablar sobre ese asunto.

Sin embargo, Camila intentaba ignorar a Massimo. Se sentía avergonzada después de aquello y aún no lograba aclarar sus sentimientos.

Camila debió viajar a Estados Unidos para una misión de espionaje, mientras Giovanni viajó a Londres para velar por la empresa y Massimo se quedó en Italia supervisando el inventario de armas. Pronto saldría un cargamento hacia América y no quería que haya fallos.

Luego de quince días en el exterior, Camila regresó a su querida Italia. La misión habia salido bien, descubrió algunas cosas acerca de Franco Valentine que serían útiles para la organización.

Cuando aterrizó en el aeropuerto observo su celular para responder sus mensajes. Uno en particular le llamó la atención, era un número desconocido. Abrió el mensaje y lo que vio la dejó impactada. No podía creerlo. Como pudo haber sido tan tonta de creerle todas las cosas bonitas que él le decía. Definitivamente, no había cambiado en absoluto. Era un patán y ella una tonta que nuevamente volvía a caer en su juego.

Guardo su teléfono en el bolso y cuando llego a la mansión se dirigió directo a su habitación, dejó sus cosas, se cambió de ropa y bajo las escaleras para dirigirse a la oficina. Necesitaba hablar con su hermano, pero en ese momento Massimo salía de su habitación con tan solo unos shorts cortos y sin remera, con una toalla colgada en su hombro.

-Preciosa. -Dijo él sonriendo. -Llevas tiempo ignorándome y ahora no me avisas que regresas. ¿Qué pasa contigo?

-¿Así tendrías más tiempo de acostarte con cuanta zorra se te aparezca en el camino? Por mí puedes seguir haciéndolo. No me interpongo.

-¿De qué hablas? -pregunto Massimo confundido.

-Eres un estúpido. No comprendo como pude creerte.

-Camila, de verdad no entiendo de que me hablas y sabes bien que la paciencia no es una de mis virtudes. Dime que te pasa sin vueltas. -exclamo él, preocupado.

-¿De verdad vas a negar que te acostaste con otra mientras no estaba? ¿Que el de estas fotos no eres tú? -Camila giro su celular revelando su contenido. -Y no es precisamente otra, es la zorra de Ivana Rostova. Eres una mierda Massimo. Pero ¿sabes qué? Puedes hacer lo que te plazca. Después de todo, no significas nada para mí.

Camila se giró furiosa y salió de la casa llorando. No podía contener sus lágrimas. El hecho de que Massimo haya estado con otra mientras ella no estaba le partía el alma, aun sabiendo que no habían aclarado su relación, ella lo amaba. Pero estaba dolida y necesitaba desahogar esa maldita furia que la consumía por dentro.

*****

-Buenos días, Victoria. ¿Se encuentra mi hermano en su oficina? -Dijo ella, llegando a la empresa.

-Señorita Camila. Que agradable verla por aquí. Por supuesto, pase, pase yo la anuncio.

-Gracias Vi… -exclamo ella.

Camila ingresó a la oficina de su hermano.

-Mi reina. -Dijo él, poniéndose de pie para abrazarla. -No me dijiste que regresabas hoy, hubiera pasado a buscarte al aeropuerto

-Quería darte la sorpresa. -Respondió ella fundiéndose en un fuerte abrazo con su hermano.

-¿Ocurre algo piccola? -pregunto él, sospechando.

-No… No… Todo bien. Solo venía a reintegrarme a la oficina. ¿Cómo ha ido todo por aquí?

-Bien. Debo viajar a Londres nuevamente para una reunión con unos nuevos inversionistas el viernes. El viaje ha ido de maravilla como te imaginarás y es por eso que debo volver.

-¿Tal vez podría acompañarte?

-Si quieres, puedes ir en mi lugar. Me serías de gran ayuda, ya que tengo demasiado por hacer aquí.

-Claro, me parece que es lo justo. -Dijo ella. -Después de todo, es hora de que comience a hacerme responsable de mi parte de la empresa.

-Claro Cami, por mí no hay problema en que vayas tú. Al contrario. Me alegra demasiado. -Dijo él. -¿Y a ti? ¿Cómo te ha ido en la misión?

Camila suspiro.

-Ni me preguntes. -Dijo. -He averiguado algunas cosas.