Millonario Ceo Prometido Bajo Contrato

CAPÍTULO VEINTIUNO: NO QUIERO QUE ME OCULTES NADA.

Emiliano FerreR.

Jamás te dejaría sola en esto. Fui descuidado, lo siento, y si un hijo es el motivo para que tú y yo podamos vivir juntos, lo acepto porque, aunque no fue planeado, te quiero a mi lado, siempre y por siempre. Te amo no desde hace dos días, estoy seguro de lo que siento y quiero, contigo lo quiero todo. Se supone que primero es el matrimonio y luego vienen los hijos, pero si el destino lo quiere, así lo acepto. ¿Te casarías conmigo? Y si ese bebé existe, ¿estás dispuesta a dormir junto a mí y despertar cada mañana por el resto de tu vida?

No aparto mis ojos de los suyos esperando una respuesta. La observo, no sé qué pasa por su cabeza. Pero su reacción me sorprende cuando se levanta y cae en mis regazos, a horcajadas, riendo, llorando al mismo tiempo, dándome besos en el rostro.

—¡Te amo, te amo y te amo! —exclama—. Y sí, sí y sí, mil veces sí acepto, estar juntos en la cama al ocultarse el sol, despertar con la claridad del mismo, formar esta casa en nuestro hogar, una familia, nuestra nueva vida juntos. Es la mejor noticia que me han dado, tenía miedo a tu rechazo y a enfrentar esto sola, aunque todavía falta comprobarlo, asegurar si estoy embarazada. Tenemos que esperar un poco, amor, todavía es muy pronto, pero la angustia y la idea me desesperan. Primero quería asegurarme y confirmar si aquí crece el fruto de nuestro amor. Luego pensé no decírtelo, pero cambié de opinión, no sé qué hubiese pasado si no hablo contigo de esto.

—Fue una buena decisión en decírmelo, los dos estamos en esto. Me sorprendió la noticia, pero aun así acepto mi responsabilidad y me causa alegría, ya tengo ilusión de que allí crezca una parte de ti y de mí. No me imagino cómo seré como papá, pero te juro que seré el mejor para ustedes.

Le doy un beso suave, pero lleno de amor, felicidad, pasión y entrega total. Confía en mí, nunca te dejaré. Tú eres mi vida, mi mundo; sin ti no soy nadie, hermosa.

Estamos abrazados en un silencio cómodo. Ella, metida en mi cuello, suelta suaves suspiros a cada instante; mis manos recorren su espalda con suavidad y ternura. Solo debemos esperar unos días para realizar una prueba de embarazo. Dependiendo del resultado, Antonella será mi esposa o no. Aunque por mí, me caso hoy mismo, no importa si está o no embarazada.

—No quiero que me ocultes nada, todos los que puedas sentir, dudas, miedos, inseguridades sobre nosotros, dímelos. Quiero que confíes en mí siempre, voy a estar aquí para ti, mi amor.

Ella sale del hueco donde estaba y me mira con ojitos tiernos, su expresión es de ternura pura, me mira a los ojos y yo no le aparto la mirada, estamos tan cerca el uno del otro.

—No lo haré, mi amor.

Sellamos con un beso suave y calmado, sintiendo la ternura y la tranquilidad que antes no tenía.

—Te amo, Emiliano Ferrer —me dice mientras nos besamos.

—Yo te amo más —le digo.

—Esta noche conoces a mis padres, ya hablé con mi papá comunicándole que asistimos esta noche, tendremos una cena en la mansión.

Ya es hora de que la conozcan, que sepan de ella. Quiero formalizar primero con ellos y después con la sociedad.

—Paso por ti a las siete.

—Estaré lista —me dice.

—¿Tienes algo más que quieres decirme? ¿Te sientes más tranquila? ¿Alguien más lo sabe? —le pregunto.

—No, es todo, cuore mío (mi corazón). Sí, estoy más tranquila, aunque no quiero pensar qué va a pasar con mis papás, no les he dicho nada. Prefiero esperar al resultado y después veremos, y si lo sabe Mónica, de hecho, fue ella la que hizo ver que no tuvimos cuidado. —Asiento.

—Tranquila, vamos a afrontarlo juntos, les daremos la cara antes que ellos. Ahora vamos, debemos trabajar, hay mucho por hacer.

HORAS MÁS TARDE

Después de una profunda charla con mi princesa, me dediqué a trabajar. Fui a supervisar dónde está el ensamblaje de los autos y vamos por muy buen camino, todo va a su ritmo sin contratiempos.

Regreso a la oficina, al entrar veo el ramo de rosas en su mesa. Ella está leyendo sin darse cuenta de que he llegado. Camino a mi mesa, al sentarme la observo.

—Un enamorado, señorita Antonella —veo cómo se sobresalta y voltea a verme con una sonrisa.

—¿Me comparte lo que dice la nota de la tarjeta, no le molesta si deseo saber qué le dicen?

—Sí, señor, es mi novio, ¡son hermosas, verdad!

Sí, podemos leerla los dos.

Llega hasta a mí y da la vuelta y se sienta en mi regazo, leyendo en voz alta la nota.

—"Quizás no sea la persona perfecta para ti, cometo errores, tengo miles de defectos; pero, hago lo posible por enamorarte, por hacerte feliz, día a día me esfuerzo por darte lo mejor de mí, para que te sientas bien y te sientas feliz junto a mí. TE AMO Emiliano Ferrer."

—Gracias, son muy hermosas, eres un romántico, eres mi romántico, mío, solo mío —me dice.

—Solo para ti, tú me haces sacar esa versión de mí, lo confieso, tendrás más de mí para ti. No lo olvides. También eres mía, solo mía.

Nos damos un beso.

Luego de un momento de romanticismo, regresamos a nuestra labor.

Recuerdo la invitación.

—Antonella, confirma mi asistencia al evento, por favor, y agrega acompañante.

Ella asiente a lo que le digo.

Veo el documento que me envió Marcos, ya lo leí, voy a darle otro vistazo.

Reviso cada detalle, al parecer todo está bien. Me lo llevaré para que mi padre vea su punto de vista.

ANTONELLA SALVATORE

Luego de la larga plática que tuvimos él y yo, me siento un poco más tranquila. Él me da la seguridad que necesito, la tranquilidad emocional, sentir paz que horas antes no tenía. Sé que puedo salir adelante sola, pero tenerlo a él a mi lado afrontando, asumiendo, es una sensación inexplicable.

Lo amo tanto, estoy tan entregada a él, a este sentimiento, que no soportaría no tenerlo. Amé el detalle de las rosas, la nota está de infarto y justo lo que dicen esas líneas es lo que estamos por afrontar, por un error de ambos.

El día transcurrió tan rápido y con mucho trabajo, que se fue el tiempo sin darme cuenta.

Emiliano me trajo a mi casa, pasó a saludar a mis padres, lo acompañé a la puerta.

—Gracias por traerme, nos vemos esta noche, te amo. —Y él respondió con un "yo más".

Se va de inmediato, ya que tenemos cena con su familia.

Regreso a la sala, mi madre está allí.

—Mamá, esta noche voy a conocer a los padres de Emiliano, confieso que me pone nerviosa —digo al sentarme a su lado—. No sé qué pasará esta noche en esa casa, ¿tú crees que me acepten?

—No lo sé, cariño, la gente adinerada suele ser un tanto pretenciosa, pero solo sé tú. No encuentro el motivo por el que no te acepten, además lo importante aquí es que él te quiere contigo y lo demás no importa. Solo no aceptes que te humillen, que te hagan sentir menos, que no vales nada.

Asiento a lo que mi madre me dice, es cierto, lo único que importa es él y yo.

—Te quiero, madre, gracias.

—Y yo a ti, mi niña, eres mi tesoro, disfruta del amor, aprende a llevar lo que la vida te coloque en el camino. —Me da un beso en la frente y me abraza con su calor de madre que tanto amo.

La dejo en la sala y voy a mi habitación, son casi las seis, estoy en buen tiempo.