La Melodía De La Muerte

Irina Kiev

La noche estaba cayendo, Adrik estaba en la cocina preparando un bocadillo con algunos enlatados que guardaba para cuando venía, sirvió en un plato y nos sentamos a comer, después de terminar, dejamos todo organizado y regresamos a la ciudad.

Dejé a Adrik en su casa, nos despedimos y regresé junto a Nubecita, aún no era tan tarde, así que en cuanto llegué, salí a pasear con ella, estuvimos un largo rato caminando, cuando regresamos a casa fui a darle su comida, al terminar, nos fuimos a la cama.

Casi no puedo conciliar el sueño, no se me quitaba está sensación del pecho, era indescifrable, era felicidad, emoción, éxtasis, fue en una mezcla de todo, por momentos se me venía a la mente lo que vivimos en la tarde en esa casa alejada de todo.

Cerré mis ojos y, por un instante, fue como volver a estar entre sus brazos, con el mundo afuera desvaneciendo, como si nada existiera más allá de sus pupilas profundas, emocionada por la forma en que Adrik me miraba, como si verlo fuera suficiente para ser feliz.

Recordé sus dedos, lentos, seguros, recorriendo mi espalda como quien traza un mapa secreto,

como si en mi piel hubiera un idioma que solo él supiera leer, recordé su voz, grave, dulce, temblando por el orgasmo.

Había una nueva sensación en mi pecho y estómago; no solo mariposas, sino un incendio suave, algo que iba creciendo, como si el tiempo, por fin empezara a girar a favor, y aunque aún no sabía si aquello era amor, sí sabía que la noche ya no me pertenecía por completo, que ahora, al cerrar mis ojos, buscaría su rostro en la oscuridad, y que el silencio, lejos de doler, empezaba a sonar a promesa, pero a la vez con miedo por lo que nos deparaba el futuro.

En medio de mis pensamientos me quedé dormida con una sonrisa gigante pintada en mi rostro... A la mañana siguiente me levanté con ganas de saber de él, ahí negué al recordar que no intercambiamos números, parecía que habíamos tenido un encuentro casual, algo pasajero y sin compromiso.

Fui al baño, tomé una larga ducha, y como todos los días vino la señora Raisa, le recibí los desayunos, dejé todo en orden en la casa y me fui al trabajo, cuando llegué, todo era un caos, el Teniente había llegado temprano, tenía a los chicos corriendo de un lado a otro; saludé al ingresar, todos me miraron, vi la incomodidad en el rostro de mis sub alternos.

El Teniente observó la bolsa en mis manos y frunció el ceño -- esto no es comedor comunitario y mucho menos un albergue, por eso está unidad está tan retrasada en la entrega de informes, deje de estar alimentando a esta bola de ineptos -- habló con furia.

- Señor, no sé dé que informes atrasados habla, todos los días enviamos al correo los informes solicitados, ¿usted ha verificado?-- dudó un momento, su cara se puso roja de la ira.

- usted no tiene derecho a refutar lo que yo diga, si digo que no han presentado nada, es nada, ¿le queda claro?-- yo entrecerré mis ojos.

- No señor, así no es, si digo que se lo envíe, es por qué así fue, además no solo se lo envié a usted, por precaución también envío todo al Teniente Coronel y he estado en contacto con él-- su semblante cambio, pasó de modo ataque, a tranquilo.

- ¿por qué hiciste eso?-- me preguntó.

- Por mi seguridad, soy una subteniente, tengo dos superiores a los cuales dirigirme sin saltar el conducto regular, si no logro comunicarme con usted, puedo pasar a mi segunda opción con más rango, y el Teniente Coronel, siempre está pendiente de sus correos, su comunicación es directa y sin demoras-- le dije sin una pizca de miedo, nunca se lo he tenido.

- Ok, perfecto, pero después no te quejes-- se levantó de la silla.

- ¿me está amenazando... señor?-- le pregunté directamente.

- Tómelo como quiera, solo déjeme decirle, que no se la voy a poner fácil -- sentenció.

- Pruébeme, le mostraré de que estoy hecha, no le tengo miedo, y aquí delante de mis sub alternos, le digo, si algo me pasa, lo culpo directamente a usted, así que cuide sus palabras, debería dar ejemplo y usar su rango para trabajar por lo que realmente es importante y por lo cual una persona normal decide pertenecer a la policía, para proteger, cuidar y velar por qué la justicia se lleve a cabo de manera correcta -- no titubee ni un solo momento, ese hombre salió disparado de la oficina, se fue como alma que lleva el diablo, saqué todo el aire retenido.

- Su... superior, ¿está bien?--- yo miré a esos tres chicos que estaban en un rincón y sonreí.

- Casi que no se va, se va a enfriar su desayuno -- puse la bolsa sobre la mesa, ellos dudaron un momento, pero luego se sentaron a desayunar.

Yo fui a mi oficina, y comencé a redactar un reporte, debo ser más rápida que él, y notificar lo que sucedió, menos mal la fama se la ha ganado a pulso, y sé que mi reporte no será puesto en tela de juicio, al terminarlo se lo envíe a mi Teniente Coronel, adjunté los vídeos de la cámara de seguridad, quien cuenta con audio, se podía escuchar atentamente las acusaciones y las amenazas camufladas de advertencias.

Al terminar, fui por una taza de café, casi no me gusta, pero quería elevar mi energía, me hice una taza bastante cargada, cuando lo iba a comenzar a beber, mi celular vibró en el bolsillo, lo saqué y era un mensaje de un número desconocido.

📩- Hola, soy Adrik, no me diste tu número, tuve que sacar todos mis trucos para poder obtenerlo-- una sonrisa se dibujó en mi rostro, dejé la taza de café a un lado, esto era mejor que la cafeína, mi energía se elevó.

📩- Que bueno que lucharas por conseguirlo, soy una mujer que lo vale, tus esfuerzos serán recompensados-- dije con suficiencia.