Ella, era la hija de un general, una guerrera talentosa, pero su prima le tendió una trampa para asesinarla y así tomar su lugar como una princesa heredera, ahora, a reencarnado en la princesa que fue puesta en su lugar y su prima acabo aun como una concubina más, pero aun siendo la princesa, las concubinas abusaron de ella, ahora que está en ese cuerpo, esta lista para su venganza.
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cena
La cena estaba servida, el príncipe aun no llegaba y claro, estaba esperando que Aya estuviera lista, cuando hicieron acto de presencia, los guardias que cuidaban la entrada al comedor, atravesaron sus espadas para evitar que pasaran.
- alteza, usted puede pasar, pero general no extendió su invitación hacía su concubina.
- ¿que? Se atreven a negarme el paso, yo soy la mujer más preciada para su alteza.
- no entiendo porque ella no puede pasar.
- alteza, el general no recibe en su comedor, a las concubinas, es por respeto a su familia, ya que en esta casa, el general nunca tuvo una sola concubina.
- ¿que clase de absurda regla es esa? No tener concubinas es decisión del general, pero no pueden tratarme así.
- el general no gusta de las mujeres sucias, su comida se podría arruinar.
Saya había llegado también un poco tarde, a ella los guardias no le negaron el paso, cosa que dejo furiosa a Aya y claro, al príncipe, es inaceptable que traten así a su mujer.
- llamen al general, soy el tercer príncipe, ofender a mi concubina es ofenderme a mi y la realeza
Saya se había quedado observando lo que harían, pero cuando un guardia quería entrar, lo detuvo.
- alteza Yuu, no tiene porque hacer tanto escándalo, solo pase usted, a su mujer seguramente se le enviara comida, no es como si el general la fuese a dejar sin comer.
- calla, tú mujer inútil, aquí quien no debería entrar eres tú, una estúpida que convive con los sirvientes, ahí es donde te deben mandar.
- ¿que es todo este escándalo?
Los gritos de Aya se podían escuchar por todo el comedor, así que el general no pudo evitar salir a ver que sucedía.
- alteza, le pido respeto a esta casa o le haré saber al emperador. Ser un príncipe no le da derecho a querer cambiar las reglas que yo mismo he puesto. La única que fue invitada a esta cena, fue su esposa, la princesa Saya.
- general, no sabe cuanto siento que mi esposo le cause tantas molestias, yo misma le haré saber a la emperatriz esto, para ordene inmediatamente que el príncipe se regrese a si propia mansión.
Escuchar aquello le hace enojar aun más al príncipe, pero si ella avisa a la emperatriz, no habrá manera de permanecer cerca de la princesa.
- pido disculpas general, ya que para mi es más normal llevar de acompañante a la concubina Aya y no a mi esposa, ya que carece de educación.
- a mi parecer, es su concubina quien necesita ser educada, ofender a otros en sus propias casas, es de muy mala educación, mucho más faltarle el respeto a la esposa legal. La princesa esta bajo mi protección, si escucho nuevamente que su concubina le falta al respeto, ordenare que sea castigada.
- general eso...
No, no puede buscar más problemas con el general, el emperador lo respeta mucho y si crea una inconformidad, será el mismo emperador quien lo regañe. Inclina la cabeza cuando ve que el general le da la espalda, llevándose a Saya dentro del comedor.
- alteza, no puede permitir que el general me trate así.
- Aya, lo lamento, pero es mejor no ofender al general, regresa a la habitación, haré que te lleven la mejor comida, soporta esto, es por nuestro futuro.
La mujer estaba aguantando su rabia, era inaceptable que ella no pudiera entrar a ese lugar, y lo que le enfurecia más, era que la princesa fuese a quien si dejarán pasar.
La cena fue tranquila, el general hablaba con el príncipe, mientras que sus hijos, compartían sus historias con Saya, ella se veía muy cómoda hablando con ellos, cosa que al príncipe seguía sin parecerle, mientras que el general, no pudo evitar sonreír, sus hijos estaban tan animados y verlos con la princesa, de cierto modo era como ver a su querida hija Kyoko, Saya le había recordado tanto a ella, debido a su manera de ser. Todo acabo sin inconvenientes y ya que todos se habían ido, el príncipe alcanzo a Saya en su camino a la habitación, iban al mismo lugar así que ella no se quejo, más iba callada sin siquiera mirarlo, algo completamente diferente, ya que antes siempre buscaba una manera de llamar su atención, aún así esta seguro que ella aun le quiere y piensa aprovecharse de ello.
- princesa ¿que le parece dar un paseo por el jardín? Escuché que los cerezos están en flor.
- alteza, debería invitar a su amada, si ella nos ve podría creer que trato de tomarlo para mi, no quiero tener que volver a golpearle la cara.
Esa respuesta no le agrado mucho, menos insinuando que golpeara a Aya si esta la provoca, si hay que no soporta, es que trate mal a su preciada concubina.
- e-ella sabe, no se preocupe, usted es mi esposa después de todo.
- nunca me ha dado ese lugar y me ha respetado como tal, sinceramente, el puesto de su esposa, ya no lo necesito.
Dicho esto apresuró su paso, el príncipe estaba por protestar y regañarla por su falta de respeto, pero Lili la alcanzo para decirle que los de la cocina le han enviado un postre, así que ambas se apresuran a volver a su habitación.