Dilata reencarna en su primera vida, con recuerdos de la segunda. Hará de todo para poder tener una mejor vida y ser feliz junto a su hijo.
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Visitas.
–Señora.
El mayordomo toca la puerta esperando mi permiso para entrar.
–Adelante.
–Ha llegado esta carta desde la Capital.
Se acerca hasta entregar la carta, la tomó para proceder a abrirla.
"Querida Condesa Dupeyrón.
Me complace informar que tomaré su palabra y aceptaré su invitación para conocer su hogar.
Junto con mi prometido estaremos partiendo un día después de enviar esta carta.
Esperare ansiosa nuestro reencuentro, atentamente Raina Baes."
–Desmond puedes decirle a las mucamas que preparen dos habitaciones en el área de visitas, vendrá la princesa heredera y el príncipe heredero.
–Entiendo señora, con su permiso.
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–He visto mucho movimiento hoy.
–Se me había olvidado comentarle que mañana estarán llegando su sobrino y prometida de visita.
–¿Se hizo muy amiga de la señorita Baes?
–Fue un muy buen apoyo para mí cuando nos encontramos con mi esposo en la Capital.
–Ya veo –se me queda mirando unos segundos antes de volver a hablar– En un par de semanas será mi cumpleaños y se hará una fiesta en mi territorio y quisiera que usted fuera mi acompañante.
–¿Está seguro?
–Por supuesto, no hay nadie más con quien quisiera ir.
–Yo estaría encantada de acompañarlo.
–Me alegro mucho, también quisiera comentarle que ese día planeo pedirle ayuda a mi hermano con nuestro pequeño problema.
–Aun estoy muy nerviosa sobre ese asunto, no quisiera meterlo en problemas.
–No tienes que preocuparte por nada.
–Se lo agradeceré toda la vida.
Raymond me observa con una pequeña sonrisa antes de tomar mi mano y besarla.
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Estamos todos en fila esperando la llegada de la princesa y príncipe heredero.
-Recuerda cariño hacer una reverencia como te enseñé cuando lleguen los príncipes.
-Esta bien mami.
Me enderezo cuando veo llegar a lo lejos el carruaje de sus altezas. Hay dos filas, una a cada lado de la entrada, de empleados esperando con nosotros.
El carruaje llega y de él baja el príncipe para luego dar la mano a la princesa y ayudarla a bajar. Se dan la vuelta mirando hacia nosotros y de inmediato los sirvientes hacen una profunda reverencia.
–Bienvenido su alteza el príncipe heredero –siguiendo mi ejemplo Drustan hace una reverencia como le enseñé– Bienvenida su alteza la princesa heredera.
–Muchas gracias por el recibimiento Condesa Dupeyrón, estábamos muy emocionados por conocer su hogar.
–Por lo que alcanzamos a ver es muy hermoso Condesa.
–Muchas gracias sus majestades.
–Bienvenido sobrino.
–Tío –creo que hasta el momento no se habían fijado en el Archiduque –¿Qué hace usted aquí?
–La Condesa me invitó a conocer su hogar y mostrarme las maravillas que ha hecho aquí.
–Ohh…
–Les aseguro que les encantará.
–Por favor adelante, les mostraré sus habitaciones.
–No es necesario que lo haga usted Condesa.
–Tengo que mostrarles el funcionamiento de las habitaciones alteza.
Les hago una seña para que me sigan mientras los sirvientes ayudan a llevar el equipaje. Llegamos al ala de invitados donde arreglaron dos habitaciones para los invitados una junto a la otra.
Les voy explicando tal como lo hice con el Archiduque el primer día y ambos también se mostraron asombrados por todo lo que veían. Al terminar dejamos que descansarán del viaje y nos fuimos a hacer nuestras cosas.
Al llegar la hora de la cena estábamos todos sentados a la mesa esperando la comida.
–¿Qué les gustaría hacer mañana a sus altezas?
–A mi me gustaría un recorrido por la propiedad de la Condesa.
–Sería un gusto para mí enseñarle princesa ¿Y usted príncipe Jace?
–Ire junto a mi prometida al recorrido.
–Excelente, entonces en la mañana cuando el sol no es tan fuerte daremos un recorrido ¿Les parece?
–Cómo usted dispone Condesa.
Luego de la cena me dirijo al despacho para continuar con el trabajo, a pesar de haber recibido la educación de una señorita y tener los conocimientos de mi segunda vida, estos no eran suficiente por lo que al recibir este territorio contrate un profesor y hasta el momento me ha estado yendo muy bien.
–En unos días estaré partiendo a mi territorio.
–¿Tan pronto?
–Desde aquí es una semana a mi territorio.
–Oh.
Siento como me toma del brazo con cuidado y me acorrala contra la pared.
–¿Te entristece?
–Decir que no sería mentir –digo en un susurro, lo tengo tan cerca.
–Sabes que nos veremos de nuevo.
–Lo sé, es solo que de solo pensarlo siento una opresión en el pecho.
–Entonces tendré que hacerte olvidar.
De inmediato que deja de hablar sus labios toman los míos en un beso suave y tierno que sube de intensidad con los segundos, hago mi cabeza hacia un lado para poder respirar, Raymond sigue besando mi mejilla para luego bajar a mi cuello, no puedo evitar dejar salir unos cuantos suspiros.
Giro mi cabeza para darle más espacio y cuando abro los ojos quedó petrificada.
Un poco más allá se encuentra la princesa Raina mirándonos con los ojos abiertos como platos.
Reaccionando empujó a Raymond, me arrepiento al segundo.
–Lo siento.
–¿Qué sucede?
–La princesa.
Se voltea a mirar y ve lo mismo que yo.
–Lo siento, yo no vi nada.
La princesa de inmediato se da la vuelta y comienza a caminar alejándose del lugar.
–Dios…
–Tranquila, no pasa nada.
–¿Pero qué vamos a hacer ahora?
–No te preocupes, no estamos haciendo nada malo.
–Pero…
Raymond me abraza y besa mi frente.
–Ya te dije que lo solucionaremos.
–De acuerdo.
Permanecemos un momento más abrazados y luego cada uno se va por separado.
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Caminábamos en completo silencio por las cosechas, Raymond y el príncipe charlaban por delante nuestro, mientras la princesa y yo estábamos en un silencio incómodo.
–Me gustaría que me mostrará el pueblo después del almuerzo.
–Encantada alteza.
Continuamos caminando hasta que llegamos al árbol de cerezas, había algunos frutos que no existían en este mundo que tuve que traer con mi poder para poder disfrútalos, entre ellos estaban las piñas y los frutos rojos (cereza, arándano, frambuesas y moras)
–¿Qué árbol es este?
–Se llama cerezo y da un fruto con su mismo nombre, es dulce y a veces agrio, pero igualmente delicioso.
Tomó uno de la cesta de recolección, creó un cuchillo y lo parto en dos.
–Tiene que tener cuidado porque tiene una pepa en el medio que vendría siendo la semilla del cerezo.
–Mmm… Esto es delicioso –se muestra muy sorprendida.
–Se lo he dicho, si gusta puedo preparar unas cuantas semillas de algunos frutos para usted y enseñarle cómo se cosechan.
–Me encantaría eso.
–Usted controla el agua ¿Cierto?
–Sí.
–Quisiera que probara esta agua, la hice especialmente para el riego de los cultivos.
Sirvo un poco en un vaso y la toca con los dedos.
–Esto es increíble, es el agua más pura que he visto en mi vida.
–También tiene propiedades mágicas, sígame.
Camino hacia un lado despejado, dejó la semilla en la tierra y la cubro un poco, vierto el agua y me hago hacía atrás junto con la princesa. En unos segundos comienza a crecer un árbol con cerezas en él hasta alcanzar una altura considerable y detenerse.
–Asombroso.
no se arrepiente solo es su marido el dilema debería acabar con esa farsa ya que tiene apoyo así no va sola no le hará nada y este Raymond de todo por ella ya que puede ser que pronto haya bebe a bordo