NovelToon NovelToon
DESTRUYEME

DESTRUYEME

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Dominación / Traiciones y engaños / Amor-odio / BDSM / Enfermizo
Popularitas:3.7k
Nilai: 5
nombre de autor: DayMarJ

Sinopsis de Destrúyeme

Lucas Santori es un hombre marcado por el odio, moldeado por un pasado donde el dolor y la traición fueron sus únicos compañeros. Valeria Montalbán, una mujer igual de rota, encuentra en él un reflejo de su propia oscuridad. Unidos por una atracción enfermiza, su relación se convierte en un campo de batalla entre el amor y el deseo de destrucción. Juntos, navegan por un abismo de crímenes, secretos y obsesiones, donde la línea entre víctima y verdugo se desdibuja. En su mundo, amar significa destruir y ser destruido.

NovelToon tiene autorización de DayMarJ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 19

...Lucas....

El piano no logra sofocar esta maldita sensación que me consume desde dentro. No es liberación, no es paz. Es un vicio corrosivo, una debilidad que se aferra a mi piel como una maldita enfermedad. Algo que no quiero, algo que no deseo sentir.

Entonces la veo. Todo en mí se congela, como si mi propio cuerpo se negara a obedecerme. Mis manos se detienen sobre las teclas, y el eco de la última nota muere en la habitación. La observo, intentando ocultar el incendio que me consume por dentro. ¿Qué clase de veneno es este? Se arraiga en mis entrañas, me carcome, me convierte en algo que desprecio. Solo quiero arrancarlo de mí, extirparlo de raíz antes de que termine de joderme por completo.

—¿Qué haces aquí? —mi voz sale áspera, sin rastro de emoción, justo como quiero que suene.

Ella avanza sin prisa, deslizándose con la seguridad de alguien que sabe que ha ganado. Su mirada se clava en la mía, desafiante, y su cuerpo desnudo es una provocación latente, una tentación que se niega a desaparecer.

—Esto luce bastante mal —murmura, tomando mi brazo con la misma calma irritante de siempre.

Las astillas de vidrio ya no están, pero las heridas siguen ahí. No siento nada. Como siempre.

Sus dedos arrancan algo pequeño, una astilla diminuta de vidrio casi invisible, y entonces lo siento.

Dolor.

Crudo, punzante, real.

Gruño, no por la herida, sino por la sorpresa de volver a sentirlo después de tanto tiempo. Mi interior se revuelve, el instinto me grita que me aleje, que arranque de raíz esta debilidad antes de que eche raíces.

Aparto la mano bruscamente y ella me observa, con esos malditos ojos que me enferman. Esos que intentan desarmarme sin siquiera darse cuenta, que creen que pueden entenderme.

—Lárgate, Montalbán —escupo con rabia, mi voz es puro hielo, desprovista de cualquier emoción.

Avanzo sin mirarla, tomando sus cosas con descuido y arrojándolas hacia la puerta, como si fueran basura. Como si ella lo fuera. No quiero su presencia aquí. No quiero lo que me hace sentir.

Pero ella no se mueve. Sigue ahí, observándome. Puedo sentir su mirada clavada en mí, desafiante, burlona… como si me leyera por dentro.

—¿No me escuchaste? —gruño, acercándome. Esta vez la tomo con brusquedad, queriendo arrancarla de este lugar, de mi vida, de mi jodida cabeza.

No lo veo venir. Su mano se alza y el golpe estalla contra mi mejilla. Mi rostro se gira levemente, pero no retrocedo. El ardor no me importa. No es nada comparado con la mierda que me revuelve el pecho.

No es el dolor físico lo que me sacude. Es la forma en la que me mira. No con miedo, no con sumisión. Con desafío. Con esa maldita certeza de que ha visto algo en mí que ni yo quiero reconocer.

Aprieto los dientes y suelto una carcajada seca, amarga.

La observo sin parpadear, con la indiferencia precisa para que entienda su lugar. Para que sepa que, por más que crea que puede tocarme, nunca va a llegar a donde ella quiere.

—¿Sabes qué es lo más patético de todo esto? —mi voz es baja, afilada como una navaja—. Que en algún rincón de tu cabeza realmente crees que eres importante para mí. Que lo que pasa entre nosotros significa algo.

Me acerco, inclinándome apenas hacia ella, lo suficiente para ver cómo se le tensan los hombros.

—Pero déjame dejarlo claro, Valeria. Lo único que vales para mí es lo que dura el momento en el que me abres las piernas. Eso es todo. No hay más.

Su expresión no cambia, pero lo veo. Lo veo en la forma en la que su respiración se agita, en la manera en que sus puños se cierran. La he herido. Y eso, por alguna razón, debería hacerme sentir mejor.

—No significo nada, ¿eh? —su voz es un susurro afilado, una daga deslizándose sin prisa por mi piel—. Entonces dime, Santori… ¿por qué carajo te asustaste cuando sentiste dolor?

Mis músculos se tensan.

—Oh, vamos… no te hagas el imbécil —su sonrisa se amplía, como si se estuviera divirtiendo—. Lo sentí en ti. Ese puto instante de pánico cuando te diste cuenta de que no eres tan intocable como crees.

Da un paso más cerca, sin miedo, con la mirada encendida de desafío.

—Debe ser jodido, ¿no? Pasarte la vida creyéndote un dios solo para que llegue alguien como yo a derrumbarte con un solo toque.

Debería callarse. Pero no lo hace.

—Y lo mejor de todo… —su risa es suave, burlona, casi tierna— es que no puedes hacer nada para cambiarlo. Puedes echarme, puedes intentar convencerte de que no pasó, pero ya lo sentiste. Ya sabes que no eres invencible. Y ahora vas a tener que vivir con eso.

La odio.

La odio por cada maldita palabra. Por la forma en que su voz me perfora. Por la verdad en su veneno.

Así que hago lo único que sé hacer.

La echo de mi casa.

De una manera poco amable, la arrastro hasta dejarla fuera de mi hogar, sin miramientos, sin delicadeza. Quiero arrancarla de aquí, de mí. Desintoxicarme de todo lo que su presencia ha sembrado en mi interior, borrar el rastro de este veneno que me consume.

Necesito recuperar el control.

Cierro la puerta de un golpe, con un portazo seco que resuena en la casa como un disparo. Me alejo de ella, de su presencia, de la sensación que aún deja en el aire. Pero incluso sin verla, sé que sigue ahí.

No hay desafío en su rostro esta vez. No hay burla ni provocación. Solo algo más… algo que no quiero descifrar.

Me alejo de la puerta con pasos firmes, como si al hacerlo pudiera arrancarla de mi piel, de mi mente, de todo lo que me ha jodido con su sola existencia.

Evito mirar por la ventana. Me lo prohíbo. Me obligo a mantenerme firme, a no caer en esa maldita necesidad de verla una vez más. Pero la tentación es un veneno insidioso, uno que me carcome hasta hacerme ceder.

Cuando finalmente lo hago, cuando mis ojos buscan su silueta en la oscuridad, me convenzo a mí mismo de que solo quiero asegurarme de que se haya ido.

Y sí. Ya se ha ido.

El vacío que deja tras de sí es inmediato, brutal. Aprieto la mandíbula y me obligo a apartarme. No hay nada más que ver.

Quiero sentir satisfacción por lo que he hecho. Debería sentirme aliviado, recuperar el control, respirar sin su maldita presencia envenenando mi espacio. Pero no. Es todo lo contrario.

Esta sensación persiste, adherida a mi piel como una maldito parásito del que no puedo deshacerme. La he echado, la he apartado de mi vida, y aun así, sigue aquí. Como un puñal enterrado que, en lugar de aflojarse, se hunde cada vez más hondo.

El dolor en mi brazo también empeora, pulsando con cada latido, como si su toque hubiera dejado algo más que una simple herida. Aprieto los puños hasta que los nudillos se vuelven blancos, intentando contener la furia que inunda cada fibra de mi ser. Pero es inútil. Porque por primera vez en años, estoy sintiendo. Y lo detesto.

Tomo lo que encuentro a mi paso y lo estrello contra las paredes, convirtiéndolo en escombros, en nada. Pero ni siquiera eso es suficiente. Nada lo es. Esta rabia no se va, sigue ardiendo dentro de mí como un veneno que se niega a desaparecer.

La sed de sangre regresa. La necesidad de recordarme quién soy, de reafirmar que sigo siendo el mismo hijo de puta que nunca ha flaqueado. Necesito una nueva víctima, algo que me devuelva el control, que me haga sentir que sigo siendo el dueño de esto, que nada me domina.

Porque no puedo permitir que Valeria Montalbán sea la excepción. No voy a dejar que me convierta en un maldito gilipollas más, uno de esos idiotas que se dejan arrastrar por sentimientos absurdos y sin sentido.

Necesito arrancarla de mí. Arrancarla de mi mente, de mi piel, de mi puta vida.

Dejo que mi cuerpo se desplome sobre la cama sin rastro de delicadeza, como si el peso de todo lo que arde dentro de mí finalmente me venciera. La furia aún palpita en mi sangre, el dolor en mi brazo sigue punzando, y su sombra… su maldita sombra sigue aquí, aferrándose a cada rincón de esta habitación.

Aprieto los ojos con fuerza, intentando expulsarla de mi cabeza. Intentando convencerme de que mañana todo esto no será más que un mal rato, una jodida equivocación que no volverá a repetirse.

Después de un rato, el cansancio me embosca sin previo aviso, arrastrándome a un sueño pesado y turbulento. Me rindo a él, con la esperanza de que, al despertar, ella ya no exista en mi mundo.

***********************************

El sonido incesante del teléfono me arrastra de vuelta a la realidad. No tengo idea de qué hora es, pero el calor es sofocante, pegajoso, como si hubiera pasado horas atrapado en una pesadilla de la que aún no logro desprenderme.

Parpadeo, intentando despejar la neblina del sueño. Apenas ahora noto que olvidé encender el aire acondicionado. Un error estúpido, pero no el peor de este dia.

El teléfono suena otra vez, insistente, como si supiera que estoy tratando de ignorarlo. Maldigo por lo bajo y lo tomo con brusquedad.

Esta vez, lo contesto.

—¿Hola?

—Señor, me pidió que lo mantuviera informado de cualquier movimiento inusual en la casa que estoy vigilando.

Me froto el rostro, irritado.

—Escúpelo —espetó, perdiendo la paciencia.

—Las mujeres se están yendo —la frase cae como un golpe seco. Aprieto los puños con tanta fuerza que los nudillos crujen—. Se están llevando sus cosas.

La furia regresa con una fuerza devastadora. La muy desgraciada. No solo me desafía, sino que se adelanta a mis movimientos, intentando cerrarme cualquier acceso a su vida. Está sacando a su familia de mi casa, cortando los últimos hilos que me mantenían conectado a ella, rompiendo la única forma en la que podía ejercer control.

—¿Quiere que haga algo para detenerlas, señor?

El veneno de la tentación se esparce por mis venas, hirviendo en cada fibra de mi cuerpo. Todo en mí grita por actuar, por recordarle a quién pertenece, por hacerle entender que no puede simplemente alejarse sin consecuencias.

Mi mandíbula se tensa. Podría dar la orden. Podría hacer que se detuvieran ahora mismo.

Y entonces, la punzada en mi brazo me lo recuerda.

El dolor está ahí, tan real como la maldita verdad que no quiero aceptar. Me jode admitirlo, pero el control que he tomado sobre ella también se lo he otorgado sobre mí. Es un maldito juego de equilibrio. No puedo quitarle nada sin perder algo a cambio. Y eso me enfurece más de lo que debería.

Aprieto la mandíbula, sintiendo el veneno de la frustración en mi garganta.

—Déjala que se vaya y no la sigas más —ordeno, obligándome a pronunciar cada palabra con la mayor frialdad posible.

No me gusta cómo suenan. No me gusta cómo se sienten.

Mi vida sin ella siempre fue perfecta. Limpia. Ordenada. Un mundo donde yo decidía y nadie osaba desafiarme.

No puedo dejar que esa pequeña grieta me desmorone por completo.

1
Lisseth 👩🏽
Excelente
Nancy RoMo
ninguno de los dos quieren dar su brazo a torcer 😝🥴
Nancy RoMo
🥺🥺🥺
Nancy RoMo
laura no estorbes, les esta salvando el pellejo a todos
Lisseth 👩🏽
Excelente
Lisseth 👩🏽
Excelente gracias
Mar
quiero maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón de este par de locos yo los amo jajaja /Sob//Sob//Sob//Sob//Sob//Sob//Sob/
Nancy RoMo
me gusta este par de justicieros 😆, con todo y sus retorcidas mentes 🤭
Lisseth 👩🏽
Excelente
Lisseth 👩🏽
Dios que locura de verdad ese par deberían estar en el manicomio jajajaajaja
Lisseth 👩🏽
Excelente
Mar
locos es lo que son jajaja quiero maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón maratón
Lisseth 👩🏽
Excelente gracias 🤩
Lisseth 👩🏽
Ese par son desquiciados tienen una mente muy retorcida que me encanta 🥰 como cada capítulo me gusta 👍 más que los anteriores 😍😍😍
Nancy RoMo
cada capitulo me atrapa mas 🤩, me encantan los personajes 😁
Nancy RoMo
te confias santory, valeria es de cuidado 😅
Lisseth 👩🏽
Excelente
Lisseth 👩🏽
Excelente gracias 🙏
Lisseth 👩🏽
Exacto es tu contador Santori
Lisseth 👩🏽
😳😱😱ósea que vale batea para los dos lados wow 😮 jajaja cuando se entere Lucas de eso 😅😅😅😅😅😅 será un golpe bajo para el oh lo enciende más
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play