Venganza & Destino

"Muy bien, señor", dijo Tan.

"No necesitas presenciar este matrimonio sin importancia, ¡solo enfócate en la gravedad de la situación!" replicó el Sr. Lan.

"Excuse me, señor, parece que la condición de la niña está empeorando", señaló Tan.

"Esperemos que la niña tenga suerte y encuentre un donante adecuado", expresó el Sr. Lan.

Sin pensarlo mucho, Tan y el Sr. Lan llevaron a la pareja al hospital. Descendieron del automóvil y se dirigieron hacia la habitación de Laluna, donde Larisha estaba alimentando a Laluna con trozos de fruta.

"¡Ven conmigo ahora! ¡Me casaré contigo esta noche!" anunció el Sr. Lan.

"¿Quién se cree usted, señor? ¿Cuál es su verdadero motivo para querer casarse con mi hermana? Si su intención es perjudicarla".

"¡Entonces quédate en silencio y sé una cadáver!" respondió fríamente el Sr. Lan.

"¡Ya es suficiente, señor! ¡No diga más, me someteré, estoy lista para casarme contigo ahora mismo!" accedió Larisha.

"Hermana", susurró Laluna.

"Señorita Larisha, por favor, salga del hospital y vaya con el Sr. Lan, yo me quedaré vigilando aquí", indicó Tan.

"Luna, sea lo que sea que enfrentemos, todo esto es parte de nuestra vida ahora. Confío en que te recuperarás y harás lo necesario para recibir el mejor tratamiento", alentó Larisha.

"Pero yo no estoy de acuerdo, estás entregando tu vida a cambio de mi salud", protestó Laluna.

"Larisha, haz que tu hermana se disculpe o haré que le cobren la tarifa del hospital", amenazó el Sr. Lan.

"¡Luna, disculpate con el Sr. Lan! ¡Ve y pídele perdón!" instó Larisha.

"¡No lo haré! ¡Nunca me disculparé ante un hombre cruel como él!" gritó Laluna antes de retirarse del lugar.

"¡No importa, señorita! No hagas que el Sr. Lan sea aún más molesto. ¡Deberías ir ahora!", dijo Tan.

"Muy bien, dejo a mi hermana con usted, Sr. Tan", respondió Larisha.

Larisha también acompañó al Sr. Lan para salir del hospital y ambos se subieron al auto. El Sr. Lan se sorprendió al ver que Larisha ya no rechazaba la idea del matrimonio, a pesar de que su hermana no estaba estable y no había encontrado un donante.

"¡Cálmese, no está en posición de negar mis órdenes!", exclamó el Sr. Lan.

"Haré lo que me pida, señor. Pero le ruego que movilice a todos sus hombres para buscar donantes para mi hermana, señor. Su cabello se cae, está desmejorando, pierde peso", suplicó Larisha.

El Sr. Lan, conmovido por la situación de la hermana de Larisha, apartó la mirada al verla llorar, sintiendo una conexión especial que lo conmovió.

"Intentaré movilizar a todos mis hombres para encontrar donantes para su hermana", prometió el Sr. Lan.

"Gracias, señor. Estoy dispuesta a ofrecer mi cuerpo y vida por su ayuda, señor", expresó Larisha.

En el hospital, Laluna se negaba rotundamente a aceptar que Larisha se casara con un hombre cruel como el Sr. Lan.

"¡Señorita, céntrate en tu recuperación! No pienses en nada más", aconsejó Tan.

"¡Fuera! Estoy harta de verte, de ver a tu jefe. ¡Mejor morir que ver a mi hermana miserable por el resto de su vida!", exclamó Laluna.

"Eres muy molesta", respondió Tan.

"¿Qué dijiste? ¿Molesta yo? ¡Deja de hablarme, sal de esta habitación antes de que vomite por seguir viendo tu cara!", replicó Laluna.

Tan, se molesto con Laluna, se acercó y agarró sus manos, enfrentando sus caras muy cerca.

"¿Qué pretendes, señor?", preguntó Laluna sorprendida.

"Solo quiero asegurarme de que realmente ves mi rostro, ¿te sientes incómoda?", inquirió Tan.

"¡Por supuesto!", respondió nerviosa Laluna.

Tan se acercó más, acelerando el pulso de Laluna, creando una tensión emocionante con la cercanía de sus rostros y su aliento chocando llenos de odio pero también de una nueva sensación emocionante.

"Aaaaah"

Luna, que ya no lucía tan cercana al hombre, mordió la mejilla derecha de Tan para causarle dolor y luego liberó su agarre de su mano.

"¿Estás loca, señorita?" preguntó Tan, acariciando su mejilla derecha.

"¡Sí, estoy loca! Y si vuelves a hacer algo así, mi locura podría ser aún mayor", dijo La Luna.

Esa noche en la mansión, Larisha llevaba un hermoso vestido blanco, con maquillaje natural que la hacía sentir como una verdadera novia. A pesar de esto, el matrimonio se percibía como una farsa sin amor verdadero.

El corazón de Larisha estaba sumido en tristeza. El matrimonio debería haber sido uno de los momentos más felices de su vida. Sin embargo, el venidero matrimonio, con un hombre cruel con quien llevaba 21 años, estaba basado en la venganza y en la necesidad mutua de causarse dolor.

Su sueño de casarse con un hombre que la amara sinceramente se desvaneció.

Finalmente, el Sr. Lan, vestido impecablemente de negro con corbata y reloj de lujo, entró en la habitación para ver a la novia, que solo lo consideraba como una prisionera en su propia habitación.

"Señor, ¡la novia está lista! Se ve muy hermosa y elegante", dijo una maquilladora.

Larisha se puso de pie y luego se volvió para mirar al Sr. Lan.

Esta noche, Larisha parece un ángel del cielo, tan hermosa y encantadora envuelta en su vestido blanco. El Sr. Lan se sorprendió al contemplar la belleza de Larisha frente a él.

No esperaba quedar tan impresionado por la joven de 19 años a la que odiaba, incapaz de parpadear y sin poder apartar la mirada.

"¿Qué opina, señor, el maquillaje y el vestido son adecuados?" preguntó un diseñador encargado del vestido de Larisha.

"¡Oh, sí! Está perfecta", respondió Lan Lan, deseando pasar desapercibido pero impactado por la belleza de Larisha.

"Por favor, señorita, el Sr. Lan te acompañará por la escalera de la mansión", dijo un sirviente.

Larisha se acercó al Sr. Lan y tomó su mano como en una boda.

"Vamos, Lan, solo es un matrimonio sin importancia. ¿Por qué mi corazón late tan fuerte y siento palpitar descontroladamente al estar con Larisha?" pensó Sr. Lan.

Aunque Larisha parecía tranquila, pues había decidido controlar su corazón, sabía que era solo un matrimonio falso en el que no necesitaba involucrarse emocionalmente.