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Cruel Esposo Déjame Ir

Cruel Esposo Déjame Ir

Status: Terminada
Genre:Matrimonio arreglado / Síndrome de Estocolmo / Ascenso de clase social / Completas
Popularitas:5.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Miry - C

Luisa escapó de un matrimonio arreglado, pero su prometido la encontró, la llevó de regreso a Grecia y la obligó a contraer matrimonio, sobre todo, a darle un hijo, porque de lo contrario, la herencia familiar pasaría a manos de fundaciones, y Francesco Nikolauo, no estaba dispuesto a perderla.
En un país que ya no siente suyo, encerrada en las cuatros paredes de una mansión, mientras su abuela está en el calabozo, Luisa le súplica a su cruel esposo, la dejé en libertad, pero él, firme en su posición le propone.
"Libertad a cambio de que seas mía, y me des un hijo".

NovelToon tiene autorización de Miry - C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 15

Al verla histérica, los guardias le dijeron—. Si sigue gritando, molestará a los vecinos y, estos llamaran a la policía, aunque nosotros también podríamos llamarla. Le recomendamos que se retire.

En ese mismo momento, Luisa llegó a la casa de Francesco, cuando a este le dijeron que Luisa estaba a fuera, sonrió—. Déjenla pasar —Francesco se miró al espejo, arregló su cabello, seguido abandonó el despacho y fue a la sala a recibir a su esposa.

Cuando esta ingresó mostró una mirada fría, seriedad en su rostro y sequedad en sus palabras— ¿Qué te trae por aquí? —bajó la mirada al vientre y cuestionó— ¿Todo bien con mi hijo?

—Nuestro hijo, señor Nikolauo —dijo Luisa seria. Francesco suspiró y se sentó, desde ahí observó a Luisa. Esta sintió la tensión de esa mirada, la posó en un punto donde no estuviera él.

—¿Y? —incitó que hablara.

—Eliane necesita estar cerca de Alessandro, ella y él se quieren —Francesco se acercó a ella provocando más tensión.

—¿Qué estás dispuesta a hacer para que deje a tu amiga ingresar en mi casa para que vea a Alessandro? —Luisa levantó la mirada, su saliva se hizo una bola, los nervios la invadieron, con los labios temblando dijo.

—Hago lo que usted quiera, pero por favor, deje que lo vea —Francesco se acercó más, casi dejando sus labios pegados a los de Luisa. Ella sintió su estómago en las nubes, incluso sus piernas se doblaron. Francesco le rodeó la cintura y evitó que cayera.

Cuando sintió que podía sostenerse por sí sola, la soltó y se alejó. Al girarse sonrió porque ya había notado lo que quería saber: Luisa temblaba con su cercanía, ella se ponía nerviosa con su mirada y se tensaba cada vez que se acercaba.

—Bien, espero que esta vez sí cumplas tu palabra —la miró—. Volveremos a Grecia, sin tu abuela y dejándole claro a tu amiga que te vas porque quieres y no porque te obligo —Luisa asintió—. Lo segundo que hará es… dejarme tocarte. Hablo de tocar tu vientre a medida que crezca, de besar tu barriga cada vez que mi hijo se mueva. Son esas dos cosas las que quiero que hagas. ¿Puedes hacerlo o es demasiado para ti?

Luisa, que apenas se recuperaba del desmayo que casi provoca la cercanía de Francesco, asintió. Pero este no quería solo un asentimiento, este quería que ella dijera a voces “Sí, regreso a Grecia contigo y permitiré que me toques”.

—Sí, lo haré, regresaré a Grecia y, permitiré que este cerca de nuestro hijo mientras crece en la barriga.

—Bien, ahora le diré a mis hombres que vayan por tus cosas a casa de esa mujer.

—¿Mi-mis cosas? —tartamudeó, pues no pensó que desde ya debería quedarse en casa de él.

—Si, tus cosas, porque desde ahora te quedarás aquí. —Ni creas que voy a confiar nuevamente en dejarte ir y, te terminen convenciendo de que te quedes.

—Pero… Debo despedirme de mi abuela, de la propia Eliane. Tengo que asegurarle que me voy por mi propia voluntad y no porque me obliga. Por favor, permita que me quede está noche en casa de ellas…

—Ok, Pero tú amiga no verá a Alessandro hasta que tú esté aquí ¿Quedó claro? —Luisa asintió— Ahora, si no hay nada más que decir, puedes retirarte.

—¿Puedo verlo? —Francesco se quedó en silencio por unos segundos, luego asintió.

Guio a Luisa hasta el jardín donde se encontraba Alessandro. Hace unos momentos atrás había compartido un paseo con él y, Alessandro pidió lo dejara solo en medio de esa naturaleza.

Francesco y Luisa se acercaron a Alessandro, este estaba con la mirada en un punto fijo, con su mente en blanco, sin ningún recuerdo que pudiera traer de regreso su memoria.

—Alessandro —este miró a quien lo nombraba y, al ver a Luisa enarcó una ceja. Otra mujer que lo visitaba ¿Quién era?

—Señor Alessandro —le saludó respetuosamente— Soy Luisa, su exempleada —dijo con esa tímida sonrisa.

—Los dejaré solo —Francesco se marchó dejando a Luisa y Alessandro en el jardín. Este último esperaba que su exempleada empezara hablarle de trabajo o de cosas pendientes, sin embargo, le empezó hablar de Eliane.

—Señor Lombardo, creo que debería estar con su esposa, ella lo ama demasiado, ella está muy triste. Ha llorado cada noche desde su accidente, estaba muy feliz cuando le iban a dar el alta porque ya regresaría a casa, luego se puso muy triste con su decisión.

—¿Eres su amigo? —Luisa asintió— ¿Por qué dejaste de ser mi empleada? Cuando te presentaste dijiste ser mi exempleada.

—Porque desde hace seis años me encargó que cuidara de su esposa, que la asistiera en todo. Y desde entonces nos convertimos en amigas, con el pasar del tiempo las grandes amigas. Es que la señorita Eliane es tan buena, tan amable que es imposible no apreciarla o quererla. Usted se enamoró de ella muy rápido, porque con el carisma que la caracteriza, la señorita Eliane se robó su corazón. Si usted le da una oportunidad a ella, si tan solo regresara al lugar donde creó maravillosos recuerdos con ella, seguramente su mente regresaría. Creo que este no es el sitio más indicado para que sus recuerdos regresen. Le aseguro que, el señor Alessandro Lombardo, con sus cinco sentidos completos y, su mente llena de recuerdos en el sitio que quería estar sería al lado de su esposa.

Mientras Luisa hablaba con Alessandro, Rosalía ingresó. Miró con fastidio a la mujer que se había cercado a Alessandro—. Alessandro, he venido a verte para ir a dar un recorrido —dijo Rosalía ignorando a Luisa— Mis hombres esperan por nosotros en la salida.

—¿Salir? —Francesco no le había dicho nada de eso.

—Si, te llevaré a almorzar, pasaremos un rato, supongo que estar encerrado en este lugar te abruma ¿Verdad? —Alessandro miró a Francesco, este se aclaró la garganta y dijo.

—Ve, te hará bien salir —A Luisa no le pareció bien que Alessandro saliera con Rosalía, Pero no podía intervenir, solo desear que Alessandro dijera que no. Sin embargo, Alessandro asintió, decidiendo salir con Rosalía.

Esta agradeció a Francesco y se alejó empujando la silla de Alessandro, dejando atrás a Luisa y Francesco, quienes les observaban alejarse.

—¿Por qué permite a esa mujer que se lo lleve? —Francesco la miró— Sabe que, si el señor Alessandro estuviera bien, nunca se iría con esa mujer.

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Martha Ordoñez
interesantes los capítulos que eleido bendiciones
Karina Vazquez Gonzalez
una historia fascinante que desde el.primer capítulo nos llevaste ala imaginación de cada capítulo escritora muchas felicidades gran historia
Karina Vazquez Gonzalez
una historia que leí desde el.primer capítulo y esta llena de retos adversidades intrigas prejuicios emociones encontradas pero sobre todo encontraron el amor verdadero puro..y supieron afrontar las consecuencias de sus actos para ser felices..
gran historia .muchas felicidades escritora
Gloriab Gimenez
Luisa sufre y el no la tiene encuenta para nada
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