Alma Rota: El Despertar De Aria

Punto de vista de Ethan

El profesor nos estaba acusando de copiar el examen, en realidad me estaba acusando a mi de haberme aprovechado de Aria para aprobar su estúpida materia.

—Estoy seguro de que fue Aria quien realizó esa prueba y no pienso permitir que te aproveches de ella. — Dijo el profesor furioso.

—Las cosas no son así, él fue quien me ayudó...

—Entre los dos resolvimos ese examen y como no tiene pruebas de su acusación nosotros nos vamos. — Intervino Ethan defendiéndome.

—Tienes razón, no tengo pruebas por lo tanto ambos presentarán nuevamente el evaluativo el día de mañana.

Las cosas se habían complicado, este profesor no era fácil de engañar y desde un principio había olido que algo no iba bien.

—Ahora ¿que voy a hacer? mañana se darán cuenta de que el fraude soy yo. — Dije preocupada.

Ethan se acercó un poco a mí tomándome de la mano.

—Tranquila, te ayudaré a estudiar y verás que todo saldrá bien.

—Es imposible que aprenda todo eso para mañana.

—Nada es imposible, ahora tenemos que empezar a practicar para que nos rinda el día.

—¿Y las otras materias? — Pregunté sabiendo que aún faltan clases por ver.

Ethan sonrió de medio lado como si algo se le hubiera ocurrido.

—Tenemos una sala de detención donde nos castigan por portarse mal, podemos utilizar esa sala para estudiar.

—Pero no los hemos portado mal por lo que no nos permitan estar ahí.

—Entonces hagamos que nos castiguen.

—Mejor esperemos a que terminen las clases, llamaré a mi mamá para contarle lo sucedido y decirle que irás a casa a estudiar.

Ethan era un caso perdido, siempre buscaba portarse mal lo bueno fue que logré contener su ímpetu y esperamos a que las clases terminarán. Llegó la hora de salir de la escuela, Ethan y yo caminamos hasta donde se encontraba su motocicleta.

—Le prometí a mi mamá que no volvería a subir en eso. — Comenté apenada.

—Es el único medio de transporte que tengo por ahora. — Respondió pasando la mano por su cabello.

—Nos vemos entonces en mi casa, igual ya llegó mi transporte. — El carro que mi mamá envío había llegado.

— Está bien, te espero en tu casa. Solo no tardes.

Gire sobre mis talones caminando hasta el auto, en el camino tropecé con Clara cuya mirada me dió escalofríos.

—No pienses que te has salido con la tuya, Ethan es mío y no dejaré que una nerd me lo quite.

Continúe mi camino sintiendo el dolor de su mirada sobre mi espalda. Un viento frio me abrazo haciendo que mi cuerpo se estremeciera. Las palabras de Clara resonaron en mi cabeza durante todo el viaje de vuelta a mi casa.

Una vez estuve frente a mi casa pude ver a Ethan esperándome en la entrada, su cuerpo apoyado sobre su motocicleta, mientras sus cabellos bailaban la compás del viento le daban un aire de chico malo haciendo que un suspiro escapara de mis pulmones.

—Tardaste mucho. — Dijo cuando me vio caminar hacia el.

—Habia mucho tráfico. — Respondí con timidez.

—Bien, estar perdonada solo por eso. — Respondió revolviendo mi cabello.

Entramos a la casa donde mi mamá nos esperaba con una sonrisa; fingida.

— Al fin llegan, el almuerzo está listo laven sus manos para que nos sentamos a la mesa.

Mire a mi mamá advirtiéndole que no hiciera una escena, aunque en la mañana habíamos hecho las pases aún no me fiaba de ella.

—No era necesario que se molestará señora Estrada. Igual no tengo apetito aún. — Dijo Ethan con educación.

—Nada de eso, con el estómago vacío nadie estudia. Ahora hagan caso y aquí los espero.

Mi mamá estaba actuando como si fuera la madre del año, ya hasta había empezado a darme miedo.

Después de lavar nuestras manos nos sentamos a almorzar como si de la familia perfecta se tratara, mi padre también se unió a la inquisición interrogando a Ethan.

—¿Qué fue lo que pasó para que el profesor les quiera repetir el examen?

—Ese profesor no permite que nadie sepa más que el y como resolvimos un problema que no el podía se ofendió. — Respondió Ethan.

—¿Y tú qué tienes para decir, Aria. — Diario ahora sí pregunta a mi poniéndome algo nerviosa

—En realidad Ethan resolvió el examen, ya que yo no entendía nada. Pero lo hizo tan bien que ahora ese profesor nos tiene en la mira. — Respondí con honestidad.

—Si tanto te cuesta esa materia nos hubieras dicho y te pagamos clases privadas. — Expreso, mi papá decepcionado.

—Bueno ya no se pueden cambiar las cosas. Tengo hasta mañana en la mañana para entender esas clases.

—Espero que salgas bien y que le demuestren a ese sujeto que ustedes no se copiaron. — Dijo mi papá

Mi papá se levanto de la mesa despidiéndose de nosotros y especialmente de mi mamá, el la miraba con tanta ternura y amor que hasta envidia me daba. Pensaba que ojalá algún día alguien me mirara así como Lorenzo miraba a Alma.

— Tus padres se quieren mucho. — Comento Ethan una vez que estuvimos solos.

—Si, ellos son muy felices. — Respondí suspirando.

—Bueno empecemos a estudiar, tienes mucho que aprender.

Nos fuimos a la biblioteca donde estaríamos más cómodos. En el rostro de Ethan apareció un brillo especial al ver la colección de libros antiguos que poseían mis padres.

—¡Wow! Tus papás sí que tienen buen gusto. — Comento mientras acariciaba las portadas.

—Son fanáticos de la lectura, aunque en su mayoría son libros de poderes ocultos y cosas sobrenaturales... Cómo si eso de verdad existiera. — Dije rodando los ojos.

—Te sorprenderías saber todo lo que existe en este mundo. — Respondió con melancolía.

Mi mamá entró por el umbral viendo fijamente el libro que tenía Ethan en sus manos.

—¿Te interesa este tipo de lectura?— pregunto quitándole el libro y devolviéndolo al estand.

—No, no señora. Solo me llamo la atención.

Ethan se veía algo nervioso, así que volvió a dónde yo estaba sentándose a mi lado empezó a sacar sus cosas del morral.

—Estaré en el estudio, si necesitan algo solo se lo piden a Libia.

Libia era la señora que se encargaba de la cocina, una mujer muy amable que siempre me daba dulces a escondidas de mi madre.

Empezamos a estudiar, Ethan empezó a explicar derivadas e integrales de manera tan natural que empecé a entender de que se trataba. Por un instante me perdí en el sonido de su melodiosa voz y de lo sensual que se veía mientras me explicaba. Era una tonta que se había enamorado sola.