Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
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Buscando la Verdad Oculta III
Lian caminaba por las calles vacías, su mente un torbellino de pensamientos y emociones. La noche había caído y una neblina espesa comenzaba a envolver la ciudad, ocultando las luces parpadeantes de los faroles. Cada paso que daba resonaba en su interior como un eco de confusión y desasosiego. La revelación sobre Ethan lo había dejado tambaleándose, y ahora se sentía como un náufrago en un mar de incertidumbre.
Mientras vagaba sin rumbo, recordó los momentos felices con Ethan: las risas compartidas, las largas conversaciones bajo las estrellas y los planes que habían hecho para el futuro. Pero cada recuerdo se veía empañado por las sombras que Alan había arrojado sobre su relación. La imagen del rostro sonriente de Ethan se transformaba en una máscara inquietante, y Lian no podía evitar preguntarse cuántas verdades habían estado ocultas detrás de esa fachada perfecta.
De repente, un grito desgarrador rompió el silencio de la noche. Lian se detuvo en seco, su corazón latiendo con fuerza. A unos metros, una mujer joven estaba de pie junto a un coche volcado, su rostro pálido y lleno de terror. Sin pensarlo dos veces, Lian corrió hacia ella.
—¿Estás bien? —preguntó, mirando la escena con preocupación.
La mujer temblaba mientras señalaba el vehículo.
—Mi hermano… él estaba dentro —dijo entre sollozos—. No sé si está herido.
Lian se acercó al coche volcado y vio a un joven atrapado en el interior, inconsciente. Sin dudarlo, llamó a emergencias y se quedó con la mujer hasta que llegaron los paramédicos. Mientras esperaba, sentía cómo la vida seguía fluyendo a su alrededor, ajena a su propio caos interno. La angustia de esa joven lo hizo reflexionar sobre la fragilidad de la vida y cómo un instante podía cambiarlo todo.
Finalmente, los paramédicos llegaron y comenzaron a trabajar rápidamente para rescatar al joven. Lian se alejó lentamente, sintiéndose impotente ante la situación. La escena le recordaba lo efímero que era todo; un momento de felicidad podía desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos. Se sintió como un espectador pasivo en una obra de teatro trágica, donde todos los personajes luchaban por sobrevivir mientras él se encontraba atrapado en su propia tormenta emocional.
Continuó su camino, sumido en sus pensamientos, cuando de repente se encontró frente a la estación de donde venía la flor abandonada. Era un lugar que siempre le había parecido inquietante, pero en ese momento sentía una extraña atracción hacia él. La neblina se espesaba a su alrededor, creando un ambiente casi onírico. Las luces del lugar parpadeaban intermitentemente, como si intentaran comunicarse con él.
Mientras exploraba el lugar, sintió una presencia detrás de él. Se dio la vuelta y vio a un anciano de aspecto extraño, con una larga barba blanca y ojos que parecían conocer todos los secretos del mundo. El viejo estaba vestido con ropas desgastadas y tenía una mirada profunda que parecía atravesar el alma de Lian.
—¿Qué haces aquí, joven? —preguntó el anciano con una voz rasposa pero tranquila.
Lian se sintió intrigado y asustado al mismo tiempo.
—Estoy… buscando respuestas —respondió honestamente—. Acabo de descubrir cosas sobre alguien que creía conocer.
El anciano asintió lentamente, como si comprendiera más de lo que Lian había compartido.
—A veces, las respuestas no son lo que esperamos —dijo el anciano—. Y a menudo, hay verdades ocultas que solo pueden ser reveladas viendo la realidad.
Lian frunció el ceño, confundido por sus palabras.
—¿Qué quieres decir? —preguntó.
El anciano dio un paso adelante, la neblina parecía arremolinarse a su alrededor como si lo protegiera de algo invisible.
—Hay historias que no han sido contadas, verdades que han sido enterradas bajo la superficie de lo que crees saber —dijo el anciano con voz grave—. Si realmente deseas conocer toda la verdad sobre Ethan y lo que ocurrió con tu hermano Max, tendrás que abrir tu mente a lo desconocido.
Lian sintió un escalofrío recorrerle la espalda; las palabras del anciano resonaban en su interior como un llamado a la aventura. A pesar del miedo que lo invadía, había algo en su mirada que le decía que debía seguir adelante.
—¿Cómo puedo hacerlo? —preguntó finalmente, sintiendo cómo la curiosidad superaba su temor.
El anciano sonrió levemente, como si hubiera estado esperando esa pregunta.
—Ven conmigo —dijo—. Te mostraré el camino hacia la verdad. Pero debes estar preparado para enfrentar lo que descubrirás.
Sin pensarlo dos veces, Lian asintió y siguió al anciano hacia la subestación abandonada. A medida que se adentraban en la oscuridad del lugar, la neblina se espesaba aún más, envolviéndolos en un manto misterioso. El aire estaba cargado de electricidad y promesas no cumplidas.
Mientras avanzaban por los pasillos polvorientos y llenos de telarañas, Lian sentía cómo el mundo a su alrededor comenzaba a desvanecerse y transformarse. Las sombras danzaban en las paredes mientras las flores rojas como la que Lian había arrancado, sus corazones latían al unísono con una anticipación palpable. Lian estaba a punto de descubrir verdades que cambiarían su vida para siempre.
El anciano se detuvo frente a una puerta oxidada y desgastada por el tiempo. Con un gesto de su mano, le indicó a Lian que entrara. Al abrirla, una luz brillante iluminó el interior de la habitación. Lian parpadeó ante el repentino destello; dentro había una serie de objetos antiguos dispuestos meticulosamente: fotografías descoloridas, cartas amarillentas y otros recuerdos olvidados.
—Aquí es donde comienza tu viaje —dijo el anciano—. Cada uno de estos objetos tiene una historia que contar. Tómate tu tiempo para explorar; cada uno te llevará más cerca de la verdad que buscas.
Lian se acercó a una mesa donde había una fotografía enmarcada de un grupo de jóvenes sonriendo en un parque. En el centro estaba Ethan, su mirada radiante y llena de vida. Junto a él había otros rostros familiares: amigos y conocidos de su infancia.
—Los secretos del pasado son como sombras; pueden ser aterradores o liberadores. Si deseas saber más sobre Alan y su relación con Ethan, debes mirar más allá de esta fotografía.