Mi Historia Entre Tus Manos

Luego de haber preparado la cena, y haberla disfrutado la pareja se acurruco nuevamente en él sofá, él silencio entre ellos no era incómodo; por el contrario, era el tipo de silencio que surge cuando las palabras ya no son necesarias para expresar lo que se siente. Ambos sabían que habían llegado a un punto crucial en su relación, un punto que requería más que solo palabras o promesas.

Emma, recostada sobre el pecho de Ethan, levantó la vista hacia él, notando la tranquilidad en su rostro. Sin embargo, había algo que no dejaba de rondar su mente, algo que necesitaba ser discutido.

-Ethan- murmuró, rompiendo suavemente el silencio.

-¿Sí?- respondió él, acariciando su cabello, sus dedos enredándose suavemente en los mechones dorados.

-¿Qué vamos a hacer ahora?-preguntó, su voz estaba cargada de una mezcla de curiosidad y preocupación- Quiero decir, con nuestra relación. Hemos pasado por tanto para llegar aquí, pero… ¿cómo vamos a manejar esto con nuestras familias?

Ethan exhaló profundamente, como si hubiera estado esperando esa pregunta. La sostuvo un poco más fuerte antes de contestar.

-Creo que lo primero que lo que debemos hacer es, ser honestos con ellos- dijo con firmeza, aunque su voz también llevaba una nota de ansiedad- No podemos ocultar esto, no después de todo lo que hemos pasado. Si estamos realmente comprometidos a estar juntos, debemos ser transparentes con nuestras familias.

Emma lo miró a los ojos, viendo la sinceridad en su mirada. Sabía que tenía razón, pero también sabía que enfrentar a sus padres y a los de Ethan no sería fácil. Las dudas y las preguntas sobre cómo reaccionarían sus padres, especialmente después de todo el tiempo y la distancia, comenzaron a llenar su mente.

-¿Cuándo deberíamos decirles?- preguntó, sintiendo un nudo formarse en su estómago.

Ethan sonrió suavemente, como si hubiera estado anticipando esa pregunta.

-Había pensado en el almuerzo de fin de semana que organizan nuestros padres- sugirió- Es una tradición, y estarían todos presentes. Pero también creo que esperar tanto podría ser un error. No quiero que esto se convierta en un secreto que nos pese. No quiero que nos escondamos, Emma.

Ella asintió lentamente, mordiéndose el labio mientras consideraba la opción. La idea de esperar hasta el fin de semana era tentadora por la comodidad que ofrecía el entorno familiar, pero también sentía que no podían seguir postergándolo.

-Tienes razón- dijo finalmente- No quiero esperar tanto. Esto es algo que debemos hacer pronto. ¿Qué tal mañana? Podríamos hablar con ellos en la empresa. Podría ser menos dramático que hacerlo en un almuerzo familiar.

Ethan se inclinó hacia adelante y le dio un beso suave en los labios antes de responder.

-Me parece una excelente idea. Mañana mismo- confirmó él- Organizaremos una reunión en la empresa y les contaremos todo. Así no tendrán que enterarse por otros o por rumores, y podrán entender cómo llegamos a este punto.

-¿Crees que se lo tomarán bien?- preguntó Emma, incapaz de ocultar la inquietud en su voz.

Ethan la miró con ternura, tomando su mano entre las suyas.

-No lo sé, cielo. No podemos controlar cómo reaccionarán, pero lo que sí podemos hacer es ser sinceros y mostrarles que esto es algo que realmente queremos- respondió él acariciando su cabello- Ellos nos aman, y al final, querrán lo mejor para nosotros. No te preocupes. Estaremos juntos en esto, y pase lo que pase, lo enfrentaremos juntos.

Emma sintió un poco de alivio al escuchar esas palabras. Sabía que no sería fácil, pero con Ethan a su lado, tenía más confianza en que podrían superar cualquier obstáculo.

-Entonces, mañana- dijo ella, afirmando la decisión con una firmeza renovada en su voz.

-Mañana, amor- repitió Ethan, asintiendo mientras le daba un último beso antes de levantarse- Hablaré con mi padre esta noche para organizar todo. Y también llamaré al tuyo. Lo mejor será que estén todos allí.

Emma lo observó mientras él tomaba su teléfono y comenzaba a hacer las llamadas. Aunque los nervios seguían presentes, había algo en la determinación de Ethan que la hacía sentir más fuerte, más segura de que todo saldría bien.

La noche avanzaba mientras la ciudad se sumía en el silencio, y la habitación de Ethan se llenaba de una luz tenue, suavemente dorada por las lámparas de noche. Emma y Ethan estaban solos, envueltos en una intimidad que ambos habían anhelado durante años. Al principio, las palabras fluían despacio entre ellos, casi como un susurro, mientras se miraban a los ojos, profundamente conectados, la atmósfera en la habitación estaba cargada de electricidad, una mezcla de deseo y amor reprimido que finalmente estaba a punto de liberarse. Ethan se acercó lentamente a Emma, su mirada era intensa y estaba llena de una ternura que lo decía todo, el joven colocó una mano suavemente en su mejilla, acariciándola mientras inclinaba su rostro hacia el de ella. Sus labios se encontraron en un beso suave al principio, pero que pronto se volvió más profundo, más urgente, el beso era una promesa de lo que vendría, un desbordamiento de sentimientos que habían estado contenidos durante demasiado tiempo, las manos de Ethan comenzaron a explorar el cuerpo de Emma con una delicadeza que contrastaba con la pasión latente en cada movimiento. Ella respondió con la misma intensidad, deslizando sus dedos por el cuello de Ethan, disfrutando de la calidez de su piel. Cada caricia era como un fuego que se encendía lentamente, envolviéndolos a ambos en una ola de calor que no podía ser ignorada. Mientras continuaban besándose, Ethan guió a Emma hacia la cama, sus cuerpos entrelazados en una danza que era tan natural como respirar. La suavidad de las sábanas contrastaba con la urgencia de sus movimientos, y pronto se encontraron envueltos en un torbellino de emociones y sensaciones. La ropa cayó al suelo, olvidada, mientras ambos se perdían en la pasión del momento. El cuarto se llenó de susurros y respiraciones entrecortadas, sus cuerpos moviéndose al unísono, como si hubieran sido hechos el uno para el otro, cada roce, cada toque, era una afirmación de lo mucho que se habían deseado y esperado, el tiempo parecía detenerse mientras se entregaban completamente el uno al otro, sin reservas, sin miedos. El ritmo de la noche fluctuaba entre la dulzura y la intensidad, a veces lento y tierno, otras veces más apasionado, reflejando la profundidad de sus sentimientos. La conexión entre ellos era innegable, casi palpable en el aire, y a medida que la noche avanzaba, se perdieron en la emoción de finalmente estar juntos de la manera en que siempre habían soñado. Finalmente, después de lo que pareció ser una eternidad y un instante a la vez, sus cuerpos se relajaron, exhaustos pero satisfechos, envueltos en la calidez de su amor. Ethan rodeó a Emma con sus brazos, atrayéndola hacia él, y ella apoyó su cabeza en su pecho, escuchando el ritmo constante de su corazón. La noche siguió su curso, y juntos, se quedaron dormidos, unidos en un abrazo que simbolizaba mucho más que una simple noche de pasión. Era el comienzo de algo nuevo, algo que ambos sabían que cambiaría sus vidas para siempre. estaba cargado de anticipación.