La monarquía es la misión sagrada de Dios para darle dignidad a la tierra. Nuestra protagonista tenía un destino trazado que vivir dentro de su familia, pero debemos recordar que nunca se debe dar algo por sentado, todo puede cambiar repentinamente de la noche a la mañana. Después de encontrarse en el set de grabación, Beatriz y Trevor vuelven a coincidir, pero esta vez en la universidad, es ahí en donde interactua con nuestro sexy y guapo protagonista, que había llegado un día a su clase de arte. De la convivencia nace entre ellos un amor fuerte, apasionado como el de ensueño, cálido como el verano. Hasta que un día y sin dar una explicación Beatriz deja la universidad sin una despedida, o una explicación dejando a Trevor con sus ilusiones y el corazón roto. Será que el tiempo algún día pueda volver hacer que se reencuentren, así algún puedan volver a vivir el gran amor que tenían
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Frente a Frente
Capítulo 20
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Días después comenzaron con las grabaciones de la serie, Pacheli había conseguido los caballos que necesitaban para las escenas en el bosque. Su amigo el primer ministro siempre les ayudaba no solo con lo que requerían, también con financiamiento.
Trevor se veía más guapo de lo acostumbrado, pero extrañamente su corazón se había tranquilizado. Por las noches hacía videollamada con Megan que estaba grabando en Hawaii una película basada en hechos reales, pero hasta ella notó que su amado estaba cambiando.
Cada vez que tenía oportunidad Trevor caminaba afuera de la casa del monarca el palacio principal, para ver si lograba encontrarse con la reina. Pero a lo que le había dicho el primer ministro a Pacheli, ella no daba santo y seña de sus pasos, incluso el primer ministro debía solicitar una audiencia privada para poder dialogar con ella.
Estaba dividido entre su corazón y su razón, a ese punto saber la verdad había cambiado todo su mundo, pero sabía que había un trasfondo en todo, que hasta incluía al pequeño príncipe. Beatriz se había vuelto una total extraña para el, hasta su nombre real, verla en cada billete, cada moneda y su retrato en cada oficina gubernamental. Hacía que su ansiedad creciera aún más, ella tenía un esposo que seguramente compartía a diario su cama, eso lo atormentaba, lo llevaba hasta el límite. Descartaba que el pequeño príncipe fuera su hijo, aunque la intriga también lo alteraba. Estaba en constante agonía.
—¿otra vez merodeando afuera del ducado?.—preguntó Robert
—Si, no hay duda que el destino no nos quiere juntos, ya no debo buscarla. Ni siquiera sé para qué quiero encontrarme con ella. Tengo miedo de tenerla en frente y no poder controlar lo que aún siento por ella, en verdad no sé cuáles son mis sentimientos en este preciso momento.—respondió Trevor
—Yo, veo que estás muriendo de amor por ella, pero también quieres saber el porqué se fue y jamás te dijo quién era, para ser sincero yo empatizó con Beatriz. Estoy seguro que ella quería quedarse contigo como una mujer normal, es por eso que jamás te dijo que era una princesa.¿Cómo le dices a tu ser amado que eres la hija de un rey? Vamos Trevor, aunque los veas normales, ellos son un ideal a seguir—decía Robert
—Eso nunca lo sabré, tal vez debería dejar de buscar para poder encontrar.—respondió Trevor mientras se disponía a darse una ducha
Robert se sentía atado de manos, no sabía cómo ayudar a su mejor amigo. Solo dios podría, comenzaron a grabar las escenas en el bosque, sin embargo Trevor no había elegido aún su caballo, así que tenía que ir a las caballerizas cerca de la locación para elegir uno.
Llego hasta el lugar, efectivamente era enorme y había muchos caballos de todas las clases, en especial llamó su atención una de las caballerizas ya que tenía la puerta abierta y se escuchaba una voz que murmuraba, tal vez era el cuidador o el entrenador de los equinos que estaba en ese momento revisando a uno de ellos. Se acercó lentamente para no asustar a nadie que estuviera ahí presente, en la puerta se podía leer el nombre del equino, Orión.
Pero lo que verían sus ojos era más de lo que podía digerir en el momento, frente a él estaba ella, Beatriz. Ambos se quedaron impávidos, no podían creerlo después de todos esos años separados, volvían a estar cara a cara. Trevor no sabía cómo reaccionar, Beatriz le sonrió por inercia.
—No esperaba verte aquí.—dijo Beatriz
—Tampoco yo.—respondió Trevor, lo único que pensaba era en lo bella que se veía, en cuanto a la reina sus latidos se podían escuchar a distancia
En sus pensamientos Trevor solo pensaba en sus ganas de besarla, abrazarla y decirle que la amaba tanto o más como el día en que se marchó, que nadie pudo llenar el vacío que dejó. Que él siempre sería solo suyo, pero por otro lado estaba su sufrimiento y toda la frustración, sobre todo la amarga tristeza en la que vivió por años.
Al igual que el, Beatriz quería preguntar ¿por que acabó con lo que tenían?, ¿por qué a pesar de su carta él ya no la quería cerca?, sabía que mentir no había sido bueno para su amor, supuso en el momento que la carta le ayudaría a unirlos, pero fue todo lo contrario terminó por separarlos. Pero tampoco pudo decir nada, en unos segundo las cenizas de su romance volvían a encenderse.
—Me alegra verte de nuevo.—expresó Beatriz
—A mi también me alegra, tenía muchas cosas que reprocharte pero ya no le veo el caso.—respondió Trevor, simplemente los dos no tenían absolutamente nada que decirse.
—Trevor, yo…—decía Beatriz cuando fue interrumpida
—Nada de lo que digas va a cambiar lo que siento en este momento por ti, arruinaste mi vida y volviste mis días un verdadero infierno.—le reprochaba Trevor sin contemplación—Yo te amaba, te idolatraba eras la mujer de mi vida, y simplemente te fuiste sin si quiera darme una sola explicación, no tienes ni idea de la tortura a la que me sometiste, hasta ahora que estoy aquí por trabajo te encontré y solo para darme cuenta que nunca te ibas a quedar conmigo porque eras la heredera al trono, no es justo que te hayas burlado y divertido conmigo.—decía Trevor
—Te dejé una carta, donde te explicaba todo. También decía que volvería a ti, donde podías encontrarme y a donde podías llamarme, hasta que un día recibí el mensaje que me dejaste con Kenia de que no querías saber nada de mí y que habías regresado a tu país. ¿Que debía hacer? matar a mi padre de un disgusto, para ir detrás tuyo para buscarte, a una ciudad que solo estaba en mi imaginación porque un día la recorrería a tu lado. Para que, para que me corrieras dejándome a mí suerte. No soy tan fuerte como crees, tuve al igual que tú que resignarme, ahora me reprochas cuando tú fuiste el que no me llamaste más.—respondió Beatriz mientras empuñaba sus manos
—Yo no recibí ninguna carta, sinceramente no te creo. Si fuiste capaz de ocultarme quién eras y quién era tu familia. ¿Quién me asegura que puedo confiar en tu palabra?.—preguntó Trevor
—Lo mismo digo, quien me asegura que no recibiste la carta si yo vi cuando el secretario personal de mi padre dejó ambas cartas en la casa que compartía con Kenia.—respondió Beatriz
—Eso ya no importa, el daño está hecho. No podemos volver el tiempo, sin duda ya no somos los mismos. Solo tengo algo que preguntarte ¿Eres feliz?.—preguntó Trevor
—Si lo soy, mi hijo es mi mayor motivo para ser feliz. Sobre todo para soportar el peso de mi deber, ¿y tú?.—preguntó Beatriz
—Soy muy feliz y más ahora que me siento liberado de tu recuerdo.—respondió Trevor para herirla inconscientemente, esa respuesta hirió sin duda a Beatriz
Para que no la viera llorar, salió de inmediato de ahí. Ya no podía seguir estando frente al hombre que aún amaba y que al parecer él la aborrecía. Beatriz caminaba desesperada y llorando por todo lo dicho.
Trevor se quedó ahí, meditando lo que acababa de ocurrir, se había arrepentido de todas las palabras hirientes que le había dicho. Siguió su impulso y fue tras ella. Beatriz iba llorando y caminaba rápido sin rumbo fijo, se adentró en el bosque pero sin esperarlo Trevor la alcanzó para detenerla
En ese momento no pudo contenerse, menos al verla llorar y sin importarle nada la beso. Como siempre se entregó a ella una vez más, en un solo beso tan anhelado durante todo su tiempo separados, Beatriz le correspondió. Sin esperarlo comenzó a caer una tormenta, volvieron a las caballerizas, antes de llegar había una cabaña abandonada en la propiedad. Los dos estaban empapados, igual que la primera vez que estuvieron juntos.
—Aquí podemos esperar a que la tormenta pase.—dijo Beatriz
—Perdóname por todo lo que dije, la verdad es que nunca podría dejar de amarte.—dijo Trevor una vez más.
Beatriz se arrojó a sus brazos, él comenzó a acariciarla sobre su ropa. No había duda que la lluvia siempre era su aliada de ambos, ella se quitó el vestido dejando su silueta expuesta. Sus senos habían crecido pero su cintura aún era pequeña y su abdomen tenía algunas cicatrices de su embarazo. Trevor se quitó también su ropa, dejando completamente desnudo su cuerpo.
Ambos se acercaron para abrazarse y besarse sin freno, la respiración de ambos era agitada el deseo y el fuego de la pasión eran notables. Mientras Beatriz estaba de pie, Trevor se hincó para probar de su centro, lamió y besó su punto más sensible, para arrancar de ella sus gemidos. Después con su lengua recorrió sus entrepiernas hasta llegar a sus tobillos, la piel de Beatriz estaba estremecida.
Se hincó para estar a la altura de Trevor, para así besarlo. Él la rodeó entre sus brazos, la recostó sobre la ropa mojada para lamer y probar sus senos. Beatriz gemia de placer, había anhelado tanto ese momento, por fin estaba ocurriendo de nuevo. Trevor se posó entre sus piernas para embestirla delicadamente y luego más fuerte, ese sentido de urgencia provocaba que que la hicieransuya sin control, las caderas de Beatriz también se movían para que la disfrutara enteramente. Aún con su respiración demasiado agitada y al compás de sus gemidos, no se detuvieron hasta llegar al clímax.
Más tarde estaban los dos abrazados meditando lo que acaba de ocurrir, la lluvia no cesaba en ese momento solo estaban ellos dos. Trevor y Beatriz habían calmado su dolor y su ansiedad por no estar juntos, sin esperarlo ella rompió el silencio
—mi pequeño príncipe Luis es nuestro hijo, tuyo y mío.—le confesaba Beatriz
—¿Pero como es posible?.—preguntó Trevor
—la última vez que estuvimos juntos, ese día no nos cuidamos meses después me enteré. El príncipe de Dinamarca aceptó casarse conmigo para proteger a nuestro hijo, de mi madre.—respondió Beatriz
Trevor no podía digerir todo lo que acababa de escuchar, hasta hace unas horas no tenía nada por lo cual seguir. Ahora tenía de vuelta a su amada Beatriz y un hijo fruto de su amor. Todo había cambiado entre ellos, se dio cuenta que estaban más unidos que nunca. Esa unión era su pequeño príncipe.
Te descubrí en "GOLONDRINA."
Me gustó tanto que decidí seguirte. Y de esa lista, elegí ésta por el título.
ESPERABA un relato de fantasía, pero nunca imaginé el resultado.
Es bellísima, perfecta de punta a punta y esta MUY BIEN ESCRITA!!!
DIOS bendiga tu talento. Felicitaciones. Y muchas graaaaaaacias por estos regalos.