Fénix es una Joven de 21 años que vive una vida difícil con su padre- El padre la obliga a casarse con el nieto mujeriego de Thomas Anderson, el joven CEO Joshua Anderson, para evitar la banca rota.
Esta es la historia de un Matrimonio Forzado. Fénix y Joshua compartirán algo mas que un acta de matrimonio.
-Amor, secretos, dolor y engaños te harán ser parte de una historia única.
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Infierno
Los diseños sobre la mesa se veían preciosos, Fénix era arte puro cuando de un lápiz y un papel se tratará, estaba orgullosa de heredar de su madre el arte del dibujo, aunque sus creaciones dictaban muchos de parecerse.
-Fénix esto es simplemente bello, gracias por ayudarme con este trabajo, eres una gran colaboradora. - la mujer de unos cuarenta y tanto tomaba cada dibujo tratando de entender como esta joven y talentosa mujer seguía estancada en esa horrible familia, aunque sabía los tristes motivos.
-Gracias Señora Paula, trabajar para usted me hace sumamente feliz- Fénix se sentó en la silla giratoria agotada, otra vez tuvo que correr a la casa de su ex profesora, Bastián no quería dejarla ir y no podía contar con el chofer de la casa, el hombre había insistido en llevarla, pero ella perdió todo derecho y de aceptar esa oferta, solo haría que el pobre fuera despedido por Débora.
-Solo dime Paula, eres mi socia en esto- la mujer le alcanzo un vaso de agua fría para aplacar el calor de la joven que se percibía en las mejillas rojas acaloradas.
-No, por favor, no, mi padre no lo aceptaría usted sabe… ella se puso de pie al instante y sus manos se unieron en señal de ruego.
-Tranquila crearemos juntas un seudónimo para ti, pero serás mi socia estos son tus diseños, y aunque tus estudios fueron truncados por el idiota de tu padre- Paula rápidamente reacciono y cubrió sus labios-
fénix no pudo contener la risa, esa mujer jamás dejo escapar insultos frente a ella-
-Lo lamento cariño, pero ese hombre me exaspera- camino hasta fénix y tomo sus manos- quiero que sepas que cuentas conmigo, hare lo que este a mi alcance para que concluyas la carrera, no parare hasta que seas la diseñadora más importante del mundo de la moda.
-Señora Paula, gracias, pero hace mucho deje de soñar, soy feliz con mi pequeño y trabajar con usted me llena de satisfacción.
-Mientras todo siga así, creo que podré sobrevivir, al menos en un año lograré salir de allí. - soltó un suspiro como si tratara de consolarse-
-Eres una hija para mí, cuando decidas abandonar esa casa sabes que tú y el pequeño Bastián son más que bienvenidos en mi hogar, Dios no me dio la bendición de un esposo cariñoso y mucho menos hijos, pero te trajo a mi vida, no dudes en buscar mi ayuda- La mujer la abrazo con ternura, esa que solo una madre puede dar, y Fénix se imaginó que así sería la relación de ella y Victoria. –
. Te extraño mamá- pensó.
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Unas horas más tarde, Fénix ingreso a la casa por la cocina, las luces estaban apagadas, el cielo se había cubierto de estrella, los zapatos colgaban de su mano, y una pequeña sonrisa venia dibujada en sus labios, feliz de saber que su trabajo fue un éxito.
-Fénix- la voz profunda de su padre la asusto, los zapatos resonaron en el frio porcelanato blanco. El hombre mayor estaba sentado en la esquina junto a una tasa de café humeante.
-Padre- su voz salió temblorosa- su cabeza comenzó a trabajar pensando que tarea no cumplió para justificar el enojo de su padre-
-Ven a la oficina, tenemos que hablar- El hombre se puso de pie y abandono el lugar.
La joven mujer trago saliva, tomo sus zapatos y se calzo, un suspiro salió de sus labios, deseaba ver primero al pequeño, lo extrañaba demasiado, pero si no acudía al llamado todo sería peor.
Entro a la oficina y sus ojos se abrieron sorprendido- Detrás del escritorio estaba su padre, con aquel rostro frio e inmutable con el que siempre la miraba, pero lo extraño fue ver a Nancy sentada en el sofá negro junto a su madrastra que sonreía maliciosamente, pero no había rastros de su hijo-
Nancy al verla comenzó a llorar angustiada
-¿Qué sucede?- pregunto con temor- si Nancy estaba allí, quien estaba con su niño-
-Lo lamento mi niña- dejo salir entre sollozos Nancy-
Fénix tembló sin entender porque su cuerpo reacciono a esa palabras, sus ojos se volvieron llorosos
-Ya basta Nancy, el teatro no es lo tuyo- Débora se puso de pie y camino coquetamente hasta el escritorio para ponerse detrás de su esposo y friccionar los hombros-
-Debemos hablar de un asunto familiar retírate, -Ronald hablo fríamente como es costumbre
La mujer como pudo se puso de pie, y sin mirar a los ojos a Fénix trato de atravesar la puerta, pero esta se lo impidió
-Nancy ¿con quién está mi pequeño? Fénix dejo salir las palabras llenas de miedo, por la respuesta que podría recibir-
-Realmente lo siento, te juro lo intente, pero ellos…ellos - Nancy no dejaba de llorar y Fénix por primera vez percibió como un fuerte calor cubría su cuerpo
-Dime ¿dónde está mi bebé? - grito con ira, enloquecida sacudiendo los hombros de Nancy que no dejaba de llorar
-¡¡Basta!! –Ronald golpeo el escritorio violentamente, pero Fénix esta vez no tuvo temor, sus ojos azules parecían fuego, la ira lleno su cuerpo, podía soportar todo menos que tocaran a su pequeño, camino fuera de si hasta el escritorio y ambas manos se apoyaron en el fino mueble.
-¿Qué hicieron con mi hijo?,- grito cerca del rostro de su padre.
Un fuerte golpeo impacto en su mejilla y sus piernas la abandonaron haciéndola caer... el cuerpo de Nancy la cubrió como escudo
-No señor, por favor ya no la lastime mas, ¿no ha hecho suficiente daño a esta niña?, ¿qué más quiere?, ¿porque debe pagar la culpa de los adultos? - grito Nancy tomando el rostro magullado de Fénix lo acaricio con ternura.
La joven mujer no pudo procesar las palabras de la empleada su mente estaba llena de su pequeño.
-Esta despedida, por igualada- grito Débora-
Nancy la ignoro solo acariciaba con ternura el rostro de aquella niña que vio crecer.
-Dime, por favor- Fénix tomo las manos de Nancy y en sus ojos solo había un ruego, saber de su niño.
-Ellos se lo llevaron, cariño. Las lágrimas abandonaron nuevamente los ojos negros de Nancy
-Nooo, el grito desgarrador atravesó las paredes, el alma de Fénix se había quebrado en mil pedazos, una parte de ella comenzaba a morir y no existiría nada en el mundo que calmara ese dolor.
Si antes pensaba que su vida era miserable, ahora entendía lo que era vivir en el mismo infierno.