Eliza, una noble empobrecida, está desesperada por pagar sus deudas cuando recibe una oferta inesperada: convertirse en espía para Lady Marguerite en el ducado del Duque Richard. Sin embargo, su misión toma un giro inesperado cuando el duque, consciente de las amenazas que rodean a sus hijos, le propone un matrimonio por contrato para proteger a su familia. Eliza acepta, consciente de que su vida se complicará enormemente.
Tras la muerte del duque, Eliza se convierte en la tutora legal de Thomas y Anne, y asume el título de Duquesa de Gotha. Pero su posición es amenazada por Alexander, el hijo mayor del duque, un hombre frío y calculador respaldado por la poderosa familia de su difunta madre. Alexander de Ghota.
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Capitulo 20 "Un largo recuerdo"
La academia se encontraba en lo alto de una colina, rodeada de bosques frondosos y ríos cristalinos. Era un lugar apartado, diseñado para formar a los futuros líderes del reino. Desde el momento en que llegué, supe que no sería fácil, pero también sabía que no tenía otra opción. Debía convertirme en alguien fuerte y preparado para enfrentar cualquier desafío.
Los días en la academia eran rigurosos. Nos levantábamos al amanecer y entrenábamos hasta el anochecer. Las lecciones abarcaban desde esgrima y estrategia militar hasta diplomacia y administración. Cada día era una prueba, y cada prueba era una oportunidad para demostrar mi valía.
Mis tíos, Lord Alistair y Lord Richard, me visitaban regularmente, asegurándose de que progresaba.
—Alexander, recuerda siempre la nobleza de tu madre y el legado que llevas en tus venas —me decía Lord Alistair mientras observábamos un entrenamiento de esgrima—. Este lugar es solo una etapa, incluso tu madre fue la primera mujer que logró ingresar en la academia, tienes talento.
—Y no olvides que tienes una familia que te respalda —añadía Lord Richard—. Usa este tiempo para fortalecerte y aprender lo que quieres ser.
Tomaba sus palabras con seriedad, sabiendo que cada lección y cada entrenamiento me acercaban más a mi objetivo. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos, no podía evitar sentir la soledad. Mis compañeros de la academia venían de familias nobles y poderosas, pero ninguno entendía el peso que yo cargaba. Me mantenía distante, concentrándome en mis estudios y entrenamientos.
Una tarde, mientras repasaba unos textos de estrategia en mi habitación, el director de la academia, el profesor Aldridge, golpeó suavemente en la puerta y entró con una expresión seria.
—Alexander, ha llegado una carta para ti —dijo, entregándome un sobre sellado con el emblema del Ducado de Ghota.
Tomé la carta con manos temblorosas. La abrí y comencé a leer las palabras de mi padre:
**"Querido Alexander,
Es con gran pesar que te escribo esta carta. Marguerite ha fallecido. Su enfermedad se agravó rápidamente y no pudo recuperarse. Aunque sé que no tenían la mejor relación, ella era parte de esta familia, y su pérdida nos afecta a todos.
Además, debo confesarte que mi salud también está deteriorándose. No tengo mucho tiempo, y necesito que regreses a Verdenia. Thomas y Anne te necesitan. Son jóvenes y han perdido a su madre. Necesitan a su hermano mayor para guiarlos y protegerlos.
Por favor, Alexander, regresa a casa. Necesito que estés aquí para la familia y para el ducado.
Con cariño,
*Tu padre"***
Las palabras se mezclaban en mi mente mientras intentaba asimilar la noticia. Sentí una mezcla de emociones: alivio por la muerte de Marguerite, tristeza por mis hermanos, y una ira profunda hacia mi padre. Decidí ignorar la carta, guardándola en el fondo de mi escritorio. No podía perdonarle tan fácilmente.
Pasaron meses desde la primera carta, y mi resentimiento solo crecía. Una tarde, mientras estaba en el campo de entrenamiento, recibí otra carta. Esta vez era de mi padre, anunciando su matrimonio con una joven apenas mayor de edad. Los rumores sobre ella no tardaron en llegar a la academia: una mujer de dudosa reputación que se había casado con mi padre por conveniencia.
Mis tíos también escucharon los rumores y me instaron a actuar, pero yo no quería saber nada. —Tu padre no ha cambiado, Alexander —dijo Lord Alistair con desdén—. Debí actuar cuando aun era tiempo.
—No debemos permitir que el legado de tu madre sea mancillado nuevamente —añadió Lord Richard—. Debes regresar y tomar tu lugar.
—No, tíos —respondí con amargura—. No volveré. Dejad que mi padre viva su vida como quiera. Ya no es asunto mío.
Pero las cartas siguieron llegando, esta vez de la nueva esposa de mi padre. Decía que él estaba muy enfermo y que temía por su vida. Pidió mi presencia en Verdenia, no una, sino varias veces. Sin embargo, mi rencor me mantenía firme. No podía olvidar el pasado.
Un día, mientras entrenaba en el campo, uno de mis compañeros me entregó una carta con una expresión solemne. La abrí, y mi corazón se detuvo al leer el contenido. Era un pésame, anunciando la muerte de mi padre.
**"Querido Alexander,
Lamento informarte que tu padre ha fallecido. Aunque hubo grandes, él siempre te amó.
Con sinceridad,
*Condesa Eliza de Gotha."***
El golpe emocional fue devastador. Si mi padre, la fuente de mi ira, había muerto, ¿por qué seguía sintiendo este vacío y esta furia? No tenía respuestas. Solo sabía que debía regresar. No dejaría que el legado de mi madre, la Duquesa de Gotha, fuera mancillado nuevamente. No por una desconocida incapaz de llevar ese nombre. No uno que mi madre siempre protegió.
Los días siguientes fueron un torbellino de preparativos. Mis tíos, al saber la noticia, se apresuraron a organizar mi regreso. Sabían que esto no solo era un deber familiar, sino también una oportunidad para reclamar mi lugar en el ducado.
—Alexander, debes estar preparado para cualquier cosa —me advirtió Lord Alistair mientras empaquetábamos mis pertenencias—. No sabemos cómo ha cambiado el ducado desde que te fuiste.
—Y recuerda, aunque tu padre esté muerto, las amenazas pueden persistir —añadió Lord Richard—. Mantén tus ojos y oídos abiertos.
Agradecí sus consejos, a estas alturas eran lo mas cercano a mi madre y cuando lo sveia, podia ver la risa de ella, la mirada desconfida e incluso algunos gestos que compartieron desde niños. La despedida en la academia fue solemne. Mis compañeros y profesores me desearon lo mejor, y el profesor Aldridge me entregó un libro como regalo de despedida.
—Alexander Mariko de Gotha —dijo con una sonrisa—, buen viaje.
El viaje de regreso a Gotha fue largo y me dio mucho tiempo para reflexionar. Recordaba los días felices de mi infancia, las lecciones de mi madre y las traiciones que había soportado. Sabía que mi regreso no sería fácil,no sabia que sentia relamente, ni sisquiera si podia llamar o querer a esos hermanos mas de lo que queria a mi primo, pero cuando los vi, me di cuenta que Thomas era identico a mi padre y Anne era la viva imagen de Marguerite, eso no ayudaba en nada. Yo no habia avanzado nada.