Recuerdos De Mi Futuro

Al dia siguiente sus oficiales le avisaron a Alexandra que el duque Fairfax estaba en el flanco norte, en la frontera.. ese lugar era una gran montaña que caia como abismo, pero por su extension un lugar dificil de defender.. ella al oir el reporte salio de inmediato de la mansión. despues de varias horas.. subio cabalgando como una furia, el viento le pegaba en la cara y el polvo le picaba los ojos, pero no se detuvo hasta alcanzar la cumbre de la gran montaña, donde ya la esperaba Caleb Fairfax, de pie como una estatua, mirando el valle con una atencion que helaba..

Duque: has venido rápido..

Alexandra: ¿Por qué recorres el reino..

Duque: ¿con cuantos hombres defenderias esta montaña?

ella tardo un segundo, calculando en la cabeza, la tierra, las rutas de aproximación.. se sorprendio al vera duque generalmente burlon tan concentrado..

Alexandra: tendria que ver bien la estrategia pero al menos ciento veinte soldados.. con eso podria ralentizar la invasion, poner barreras, trampas... ganar tiempo.. es un terreno amplio..

el giro apenas la cabeza, sin sonrisa..

Duque: ciento veinte.. me parece mucho aluminio para tan poco ingenio.. con la cantidad de personas que tiene tu ejercito no puedes darse ese lujo.. es como sino conocieras tus propias capacidades..

Alexandra: se esta burlando de mi?

Duque: no es burla..

Alexandra: no lo creo..

Duque: el problema es tu falta de experiencia..

Alexandra: ¿experiencia?

Duque: asi es.. no tienes experiencia en un combate de verdad por eso.. tu mayor problema Alexandra es que crees que el enemigo atacara con honor..

ella fruncio el ceño..

Alexandra: que quieres decir?

Duque: que aun piensas en enfrentamientos donde todos juegan limpio.. la guerra no espera a los honrados.. con diez hombres bien posicionados, con palancas, redes, pozos camuflados y miles de litros de aceite en puntos claves, con una simple pendiente y fuego controlado puedes detener un ejercito entero, nadie pasa, nadie vive para contarlo.. mira esas pequeñas cuevas, aprovecha el terreno..

Alexandra: ¿aceite? tú.. ¿los quemarias vivos?

el asintio sin apartar la vista del valle..

Duque: si.. asi se gana una guerra cuando no hay otra opcion, cuando no puedes negociar mas y tu gente depende de esos segundos .. prefiero quemar el invasor que ver Aragon reducida a cenizas.. el enemigo no dudara en matarlos y la muerte es muerte.. asi peleen jugando limpio, el resultado en vidas es lo que importa..

Alexandra sintio un vertigo, la imagen de cuerpos ardiendo le revulsaba el estomago, la idea la asusto y la repudio al mismo tiempo

Alexandra (susurro):no puedo... no puedo mandar a quemar a hombres.. no es que no haya matado, pero no hay honor en eso.. yo..

Caleb se volvio hacia ella por primera vez con algo parecido a ternura, la mano colgando junto a su espada

Duque: no se trata de querer.. se trata de elegir lo que salvaras, y a veces para salvar a tus hombres, tus campos, tu gente, tienes que ser lo suficiente cruel con el enemigo.. sé que eres valiente y que darias la vida por Aragon pero no puedes dar la vida de otros, además estarías defendiendo tus tierras, no usarías la fuerza para invadir ni para matar inocentes..

ella lo miro largo rato, el viento les despeinaba y movia con fuerza sus capas, abajo el valle parecia ajeno a sus conversaciones, los nidos de rocas y los senderos pequeños dibujaban facilidades y trampas..

Alexandra: pero diez hombres? como los posicionarias?

Duque: alli, alli y alli

 Caleb apuntaba señalando puntos que ella no habia visto aun, hendiduras en la piedra, un recodo en el rio, una capa de barro que se volveria lodo..

Duque: colocas tragaderas, calas los toneles de aceite en espacios escondidos, fibras que al caer prenden en segundos, y hombres con mangos largos para verterlo desde arriba.. y por ultimo, haces que parezca una emboscada natural, cuando lleguen, cuando todos tus enemigos hayan entrado, vuelves esta zona un infierno y su tumba.. todo sera fuego y miedo.. no hay honor en eso, es verdad.. hay eficacia..

el silencio se extendio, Alexandra sintio como si se le cambiasen las costillas, la idea le hacia daño y a la vez despertaba una parte de ella que queria sobrevivir a toda costa.. y por primera vez lo que sintio no fue solo ira, ni solo rechazo.. fue admiración.. no por la idea cruel, sino por la claridad con que el duque la explicaba, por la capacidad de convertir un paisaje en una fortaleza con poco mas que ingenio y voluntad.. Caleb la observo y percibio el cambio, no sonrio..

Duque: puedes odiarme por esto princesa, pero prefiero que me odien a que te lloren

ella bajo la vista, la montana se vencía hacia el valle, y por debajo el pensamiento se formo como hierro..

Duque: si ese es el precio para salvar Aragon, entonces aprendere.. me enseñas?

su pregunta era sin orgullo solo necesidad..

el asintio, como si le ofreciera algo que a el tampoco le resultaba fácil..

Duque: te enseñare todo, te mostrare como hacer que diez hombres detengan mil, pero debes prometer que aprenderas a no juzgar ideas por su brillo, sino por su resultado..

Ella lo miro, las manos le temblaban..

Alexandra: lo prometo..

y en ese instante, en la cima de la gran montana, entre un reino y un imperio, dos formas de entender la guerra chocaron y por primera vez se rozaron..

ella lo vio a los ojos y alli hubo reconocimiento, miedo, rabia y una determinacion nueva

Duque: si vamos a quemar o a salvar, lo haremos con cabeza, con planes y con la certeza de que Aragon sobrevivirá..

y mientras el sol se escondia tras las nubes, la sombra de Caleb se alargo sobre la roca, no como amenaza sino como instruccion, y Alexandra por primera vez entendio que la prudencia y la ferocidad pueden ser la misma arma, segun quien la maneje.