Jenny Parker era una adolescente normal de 16 años, tenía una vida normal como cualquier otra adolescente pero un día desafortunadamente murio en un accidente de tránsito, pero misteriosamente despertó en el cuerpo de Alisa Barnett la villana de una novela que leyó antes de morir, Alisa es la típica villana que muere por querer separar a los protagonistas ¿que hará Jenny para cambiar su trágico final? Acompáñame a descubrirlo.
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Capítulo 20
Y ahí estaba un chico de aproximadamente 23 años, de cabellos negros y ojos celestes como el cielo pero estos habían perdido su brillo, el chico estaba encadenado y con muchos moretones y cortadas por todo su cuerpo, estaba débil ya no resistiría mucho, pero no se arrepiente de sus acciones pues fueron para una buena causa aunque no logró hacer nada pero bueno la intención es lo que cuenta ¿no?
De repente la puerta se abre y deja ver a un hombre ya mayor, con el mismo color de ojos que el chico solo que esté tenía el cabello castaño, tal vez estaba
acercándose a los 50; el hombre se acercó a una mesa donde estaban distintos objetos de tortura y tomó un látigo el cual usó para golpear el cuerpo ya lastimado de aquel chico
-¡Ahhhh!- gritaba por el dolor que le causó el
latigazo, pero sabía que no importaba cuán alto
gritara nadie lo podía escuchar
-Hay hijo mío, te advertí que te quedarás callado pero preferiste abrir la boca y mira como has
terminado, ninguna de aquellas personas que
trataste de ayudar te han venido a salvar e incluso por muerto te dan
- N-no m-me impo-importa- dijo apenas en un
susurro ya no tenía fuerza y sabía que
probablemente ese día moriria
-Si tú lo dices, pero Daniel, hijo, te doy una última oportunidad, únete a mi y te dejare vivir, no vale la pena que mueras por culpa de aquellos plebeyos que ya te olvidaron
- N-No me int-interesa s-si ya me olv-olvidaron
pe-pero nun-nunca me uni-uniré a t-ti - Daniel ya le estaba costando hablar pero nunca ayudaría a su padre en sus negocios sucios
El conde suspiro antes de hablar
-Tú lo pediste Daniel
Y así comenzó de nuevo la tortura de Daniel , el
conde comenzaba golpeándolo con un látigo hasta que se cansara y después seguía golpeándolo con una vara de bambú en la espalda para después
empezar a golpear su estómago con esa misma; cuando hubo terminado de golpear a Daniel el
conde se retiró en silencio dejando a su hijo
ensangrentado en el suelo y al punto del desmayo
*Este es mi fin ya no tengo fuerzas, ahhh al menos tuve una buena vida y aunque tengo que morir así no me arrepiento de nada, aunque si, en verdad
estoy arrepentido de no poder ayudar a esas
personas solo espero que algún día sean libre y vuelvan a ser tan alegres y felices como antes*
Daniel ya no tenía muchas fuerzas para poder seguir viviendo y él lo sabía, su cuerpo ya estaba muy
golpeado no aguantaría mucho así que decidió que lo último que quería ver era la luna, entonces se
arrastró para poder quedar cerca de la única
ventana que daba al exterior para poder ver la
hermosa luna, su fiel compañera, desde que lo
llevaron a ese lugar se acostumbró a verla
*Tan hermosa que te miras como siempre, no
importa si es la noche más oscura tú, luna mía, siempre brillas, es algo que tengo para admirar y apreciar de ti, hay luna mía, creo que esta será la
última vez que voy a poder apreciar tu luz la cual siempre me acompaño incluso en mis peores días*
Pensó Daniel mientras poco a poco iba cerrando los ojos, se estaba rindiendo, ya no tenía más fuerzas, pero de repente aquella ventana, la cual tenía
barrotes de hierro esos mismos que ahora estaban siendo doblados por una especie de plantas
extrañas, aparecieron dos figuraras del hueco hecho por aquellas plantas, dos figuras las cuales Daniel vio antes de desmayarse