Jesica, es una chica de una familia media, cuando su madre enferma se ve obligada a comenzar con un trabajo como novia por contrato donde conocerá a Max quien la llevará a un mundo de mentiras y dolor
NovelToon tiene autorización de cinthya Verónica Sánchez Pérez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Realidad.
El beso que compartían era de una intensidad abrumadora, algo que Max nunca había experimentado antes. A pesar de que había tenido la oportunidad de besar a muchas mujeres a lo largo de su vida, este beso en particular lo desestabilizaba de una manera que nunca había sentido. Era como si cada latido de su corazón resonara con una fuerza desconocida, y la conexión que se establecía entre ellos a través de ese único contacto era tan profunda que lo dejaba casi sin aliento. Era la primera vez que un beso lo hacía sentir tan vulnerable y emotivo.
En ese instante, el celular de Max comenzó a sonar, interrumpiendo el momento que compartía con Jessica. Sin embargo, Max no la soltó; permitió que el teléfono continuara sonando mientras la besaba apasionadamente.
Jessica, atrapada en esa conexión, levantó la mirada y se encontró con los ojos de Max. Durante un breve segundo, quedaron así, mirándose, inmersos en un silencio que parecía eterno.

De repente, la realidad volvió a Max, quien, con un tono de preocupación, le dijo: No puedo hacerte esto, estás demasiado tomada. Deberías dormir. Al pronunciar estas palabras, la soltó suavemente, y Jessica, agotada, se dejó caer en la cama, cerrando los ojos casi al instante y quedando profundamente dormida.
Max la observó con ternura, luego se acercó y la arropó con una suave sábana para asegurarse de que estuviera cómoda. Sin embargo, el tumulto de sus pensamientos lo llevó a actuar rápido, así que se levantó y se dirigió de inmediato al baño en busca de un baño de agua fría que le ayudara a calmar la marea de emociones y sensaciones bajo su pantalón.
Ala mañana siguiente....
A la mañana siguiente, la suave brisa del mar se colaba a través de la ventana, mientras el sol todavía luchaba por hacerse ver en el horizonte.
Jessica empezó a abrir los ojos poco a poco, sintiendo cómo la resaca del día anterior retumbaba en su cabeza, como un tambor lejano que no dejaba de sonar.
En un momento, saltó rápidamente de la cama, como si un viento invisible la empujara. En ese instante, recordaron el beso que le había dado a Max la noche anterior, un momento que había dejado una huella dulce y confusa en su memoria. Al mirar a su lado, notó que él no estaba, y un leve suspiro de alivio recorrió su cuerpo.
Con un vistazo rápido, analizó su vestimenta: seguía vestida, lo que la hizo sentir una mezcla de sorpresa y consuelo al darse cuenta de que no había hecho ninguna locura. Su corazón se relajó un poco ante la idea de que, a pesar de la intensidad de la noche, había mantenido su autocontrol.
¿Qué has hecho, Jessica? se dijo a sí misma, mientras un suspiro escapaba de sus labios y su mente comenzaba a recordar ese instante impulsivo en el que se había lanzado a los brazos de Max. No podía evitar pensar en lo extremadamente atractivo que era él. Su presencia era magnética, y el simple hecho de estar cerca de él hacía que su corazón se acelerara. Sin embargo, también era consciente de que no podía permitirse fijarse en él de esa manera, ya que él era únicamente su jefe. Era una realidad que la hacía sentir atrapada; le parecía imposible que alguien como Max pudiera realmente interesarse en ella de forma genuina.