“Primero fue una obsesión... luego, una condena disfrazada de amor.”
Dayana dejó atrás su mundo para perseguir un futuro como estudiante de medicina, sin saber que su destino cambiaría con una sola mirada en un aeropuerto. Suang, un hombre frío, poderoso y marcado por la oscuridad, la quiso solo porque no podía tenerla.
La obligó a ser su esposa, no por amor, sino por capricho.
Pero con el tiempo, algo inesperado comenzó a quebrar su control: el amor. Un amor que llegó demasiado tarde.
Encerrada en una jaula de lujos, Dayana aprenderá que no todos los sentimientos salvan… algunos destruyen.
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19
Dayana estaba saliendo del despacho del doctor Lee cuando una de las enfermeras, la señora Kim, se acercó a ella.
—Dayana, necesito que hagas algo para mí —dijo la señora Kim con una sonrisa.
—¿Qué es? —preguntó Dayana.
—Necesito que vayas a la habitación del señor Suang y le revises la herida —dijo la señora Kim—. Él pidió específicamente que fueras tú quien lo cuidara.
Dayana se sintió incómoda al escuchar el nombre del señor Suang. Después de la conversación incómoda del día anterior, no estaba segura de querer volver a verlo.
—¿Estás segura de que debo ser yo? —preguntó Dayana.
La señora Kim asintió con la cabeza.
—Sí, estoy segura —dijo—. El señor Suang fue muy claro al respecto. Quiere que seas tú quien lo cuide.
Dayana suspiró y se dirigió a la habitación del señor Suang. Al llegar, llamó suavemente a la puerta antes de entrar.
—Buenos días, señor Suang —dijo Dayana, tratando de sonar lo más profesional posible.
El señor Suang se volvió hacia ella, sonriendo.
—Buenos días, Dayana —dijo—. Me alegra verte de nuevo.
Dayana se sintió incómoda ante la sonrisa del señor Suang, pero trató de mantener la profesionalidad.
—¿Cómo está su herida? —preguntó, tratando de cambiar de tema.
El señor Suang se levantó de la cama y se acercó a Dayana.
—Está mejorando —dijo—. Pero necesito que me la revises y me la desinfectes.
Dayana asintió con la cabeza y comenzó a revisar la herida del señor Suang. Mientras trabajaba, trató de mantener la distancia y la profesionalidad, pero no podía evitar sentir una sensación de nerviosismo.
Suang por su lado se sentía en las nubes, ese olor tan dulce de la vainilla que se desprendía del cuerpo de Dayana lo estaba volviendo loco. sin poder resistirse llevo una de sus manos ...y la posó suavemente en la mejilla de Dayana, pudo sentir como su cuerpo de tenso bajo su toque.
Dayana se sorprendió y se apartó rápidamente, tratando de mantener la distancia.
—Señor Suang... —dijo, tratando de sonar firme pero con una voz ligeramente temblorosa— ¿Qué carajos estas haciendo?- frunció el ceño
El señor Suang sonrió y se acercó un poco más a Dayana.
—¿Qué pasa conejita? —dijo, con una voz baja y suave— ¿Te asuste?- dijo sonriendo con la comisura de sus labios
Dayana se sintió enfurecida al escuchar nuevamente apodo que el señor Suang le había dado. Se apartó aún más de él y trató de mantener la calma.
—Señor Suang, por favor —dijo, con voz firme—. Debo pedirle que se comporte de manera respetuosa. No me gusta que me traten de esa manera.
Suang se rió y se acercó aún más a Dayana.
—Oh, conejita —dijo, con una voz baja y grave—. No te enfades. Solo estaba tratando de ser amable.- se acercó aun más
Dayana sintió sus mejillas arder por la proximidad de suang
—Señor Suang, por favor —dijo,en voz baja—. Debo terminar de curarlo. Tengo otros pacientes que atender.
El señor Suang se detuvo y la miró con una expresión seria.
Dayana se sintió incómoda ante la mirada intensa del señor Suang, pero trató de mantener la calma y terminar su trabajo. Mientras curaba la herida del señor Suang, no podía evitar sentir una sensación de nerviosismo y malestar.
Al terminar, se apartó rápidamente y se dirigió hacia la puerta.
—Eso es todo, señor Suang —dijo, tratando de sonar profesional—. Espero que se sienta mejor pronto.
Suang sonrió ladino y asintió con la cabeza
Dayana salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Se sintió aliviada al escapar de la situación tan asfixiante, pero no podía evitar sentir una sensación de inquietud y preocupación.
Mientras caminaba por el pasillo, Dayana no podía sacar de su mente la imagen del señor Suang y de aquella repentina cercanía tan envolvente
Al llegar a la estación de enfermeras, Dayana se detuvo un momento para recoger sus pensamientos. La señora Kim se acercó a ella y le preguntó cómo había ido la visita al señor Suang.
Dayana suspiró y se encogió de hombros.
—estuvo bien, gracias por preguntar—Dayana forzó una sonrisa
La señora Kim asintió con la cabeza.
— mañana abra un anuncio del jefe en el hospital, todos tenemos que estar, excepto tú por lo que eres residente
Dayana asintió con la cabeza, tendría un día libre, quizás podría decirle a Alejandro que fueran por un café y charlaran un rato
Dayana se sintió un poco más animada al pensar en su día libre y en la posibilidad de pasar tiempo con Alejandro. Se dirigió a la sala de descanso para tomar un descanso y planificar su día libre.
Mientras estaba sentada en la sala de descanso, Dayana sacó su teléfono y envió un mensaje a Alejandro.
"Hola, Alejandro. Mañana tengo un día libre. ¿Quieres ir por un café conmigo?"
Dayana esperó ansiosamente la respuesta de Alejandro. Después de unos minutos, su teléfono sonó con un mensaje de Alejandro.
"Hola, Dayana. Me encantaría ir por un café contigo. ¿A qué hora te parece bien?"
Dayana sonrió al leer el mensaje de Alejandro. Se sentía emocionada de pasar tiempo con él y de tener un día libre para relajarse.
"Me parece bien a las 10 de la mañana", respondió Dayana. "¿En qué café te parece bien?"
Alejandro respondió rápidamente con el nombre de un café cerca del hospital. Dayana se sintió contenta de tener planes para su día libre y se levantó para regresar a su trabajo.