El Encanto De Felisia

___Los policías se retiran con todas las evidencias recolectadas, dejándole saber que su caso será procesado y que pronto recibirá una llamada para informarle fecha y horario al que deberá asistir al Tribunal.

De pronto una mujer totalmente histérica y al borde del llanto entra apresurada a la habitación de Felisia.

Evangelios: ¡Mi bebé! ¿ Comobes que te paso esto? ¿ Cómo se atrevió ese desvergonzado a levantarte la mano y dejarte en tan lamentable estado.?

La mujer no podía parar de llorar al ver a su pequeña tan lastimara; Mientras que su hermano sostenía a un enfurecido Leoncio para que no cometiera un error del que después pudiera arrepentirse.

Los abuelos también venían camino a la habitación muertos de los nervios y la angustia. Y una inevitable tormenta se creo en ese pequeño cuarto de hospital.

Leoncio furioso descarga toda su ira en contra del anciano.

Leoncio: ¡Señor Fausto! ¿Qué es este atropello contra mi hija.? Yo le entregue a mi más preciada princesa, porque usted me prometió que ella estaría a salvó y segura. Y mirela ahora, toda lastimara a manos de su bastard* nieto.

El anciano no tenía palabras para refutar tales acusaciones. Así que sólo se mantuvo en silencio frente a un padre que pedía justicia por su preciosa hija.

Leoncio: ¿Y que diablos es todo esto? ¿Como es que ese mal nacido sostenía una aventura y asta esperaba un hijo con otra mujer.? ¡Porque asta ahora recién nos estamos enterando de tan terrible situación.!

__(Cabe mencionar, que mi familia no estaba enterada de mi lamentable matrimonio; Y muchos menos de todo lo que yo había soportado a manos de Hernán y Stela.)__

Leoncio: Desde ya le advierto, que me llevo a mi hija con nosotros a nuestro hogar. Y que ella no volverá a poner un pie en su sucia casa. Porque ella no está sola. Tiene a un padre que la ama más que a su propia vida, tiene una familia que la apoyará en toda sus decisiones y tiene un hogar que siempre tendrá las puertas abiertas para que ella vuelva.

Los ancianos que lloraban desconsolado, se mantenían en absoluto silencio. No se atrevían a levantar la cabeza y sólo auguraban: ¡LO SIENTO.! Eso me rompía el corazón, ellos no tenían culpa alguna.

_(Luego de unos minutos ambos se retiraron.)_

Esa noche mis padres se quedaron a acompañarme.

Sia: Papi, por favor, no seas tan duro con los abuelos. Ellos siempre fueron buenos conmigo, me cuidaron y me defendieron de los atropellos de Hernán. Y si, sé que guardaron silencio; Pero fue a petición mía, yo no quería que ustedes se preocuparan con mis problemas matrimoniales. Además, fui yo quien creyó que podría solucionar cualquier cosa por mi cuenta. Así que por lo que más quieras Papito, no descargues tú irá con las únicas personas que fueron buenas conmigo en ese lugar.

Leoncio: ¿Cuándo fue que creciste tanto, mi pequeña.? Esta vez fuiste muy descuidada al no confiarnos está tan delicada situación. Pero está bien, solo por ti dejaré de lado a los ancianos. Aun así ese bastard* no correrá con la misma suerte.

Sia: ¡Gracias Papito! Yo sé que eres un hombre justo y que no cometerías una injusticia contra a personas inocentes.

_Tres largos y aburridos días después, por fin me dan de alta.