Felisia

Mi nombre es Felisia langaster. Tengo 21años de edad y hoy es el Día de mi compromiso. Para muchas mujeres hoy sería el día más feliz de sus vidas, pero para mi hoy es el primer día del comienzo de mi venganza.

Mi matrimonio se decidió a través de una promesa entre familias poderosas del oeste de Manhattan. Mi familia compuesta de 6 integrantes. Mi padre el gran señor Leoncio langaster de 53 años de edad, mi madre la señora evangélica de 50 años son la cabeza de nuestra familia.

Mi hermano mayor Joshua de 29 años, mi hermana Nicole de 27 años ( los dos ya tienen sus propias familias) Yo soy la tercer hija y por último pero no menos importante mi adoración, mi pequeño hermanito Santiago de tan sólo 12 años ( el mañoso de toda la casa).

Mi padre Leoncio langaster es un famoso empresario dueño de una de las más grandes y reconocida empresas de joyas de toda la cuidad.

Ya adentrada la noche y con toda la familia lista nos dirigimos al mayor y mas lujoso hotel de nuestra cuidad, el lugar es en extremo extravagante y sofisticado hasta el más mínimo detalle.

Al ingresar por la muy detallada puerta que luce magestuosa me encuentro con una pequeña cantidad de ojos expectantes, entre ellos se encuentran unos en especial; Unos que me ven con desprecio y rencor, ojos hermosos cabe mencionar de un color miel pero sin una pizca de dulzura ellos.

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El hombre frente a mi no es ni más ni menos que el segundo joven maestro Hernán Di Santos. Una familia muy respetada reconocida y admirada por muchos.

Hernán Di Santos de 26 años de edad es muy bien conocido en el círculo social, pero no por su carisma o acierto en los negocios, si no más bien por su desordenada vida privada y escándalos con demasiadas mujeres ( el típico don Juan rompe corazones).

En mi cabeza pensaba...( Y como no serlo ) Hernán Di Santos contaba con un atractivo innato. Cabello castaño oscuro que combina a la perfección con sus ojos color miel, su rostro cuenta con rasgos bien definidos y su cuerpo bien tonificado lo hacía lucir como un Dios griego y eso sin contar con su enorme fortuna.

En pocas palabras era el hombre perfecto!

Claro pero no todo puede ser color de rosas y su personalidad era totalmente opuesta a su angelical aspecto.

Felisia camina lento pero seguro hasta llegar a una distancia considerable de tal hombre y su madre. Mi madre saluda cordialmente a la suya.. La señora Maritza de 48 años de edad viuda del padre de Hernán era una mujer hermosa a pesar de los años de rasgos fuertes y bien definidos y de un carácter de acero.

Después del saludo cordial de toda mi familia inclinó mi mirada al piso, me sentía intimidada ante la frialdad que percibía del joven segundo maestro. Cabe de más decir que el no sólo está en desacuerdo con este matrimonio si no que también me despreciaba con cada fibra de su ser.

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