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Las Viudas Negras

Las Viudas Negras

Status: En proceso
Genre:Venganza / Mafia / Dominación / Matrimonio arreglado
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Edgar Romero

Matrimonios por contrato que se convierten en una visa hacia la muerte. Una peligrosa mafia de mujeres asesinas, asola la ciudad, asesinando acaudalados hombres de negocios. Con su belleza y encantos, estas hermosas pero letales, sanguinarias y despiadadas mujeres consiguen embaucar a hombres solitarios, ermitaños pero de inmensas fortunas, logrando sus joyas, tarjetas de crédito, dinero a través de contratos de matrimonio. Los incautos hombres de negocia que caen en las redes de estas hermosas viudas negras, no dudan en entregarles todos sus bienes, seducidos por ellas, viviendo intensas faenas románticas sin imaginar que eso los llevará hasta su propia tumba. Ese es el argumento de esta impactante novela policial, intrigante y estremecedora, con muchas escenas tórridas prohibidas para cardíacos. "Las viudas negras" pondrá en vilo al lector de principio a fin. Encontraremos acción, romance, aventura, emociones a raudales. Las viudas negras se convertirán en el terror de los hombres.

NovelToon tiene autorización de Edgar Romero para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 19

-La casa fue  alquilada por una tal Marcela Belgrano, de 24 años, a una señora llamada Garrido-, le informó Chauca a Corzo. -La chica, sin embargo,   tenía muchas dificultades para pagar la renta, siempre se atrasaba, pedía que le dieran más plazos. Garrido, la dueña de la vivienda, no sabe a qué se dedicaba la joven ni lo que hacía o de dónde sacaba dinero, pero al menos amortizar algunas de las mensualidades que adeudaba. Garrido me dijo que la chica tenía a su padre muy enfermo y le llevaba frutas. Era lo único que comía el anciano. La muchacha venía por ratos y se iba. Me contó que eran personas muy extrañas, hurañas, parecían sombras metidas en la casa-, le siguió enumerando el oficial a su jefe sobre sus pesquisas.

Corzo se interesó en la misteriosa joven que había alquilado la vivienda y que atendía a su padre enfermo. -Búscala. Creo que podemos estar en una pista-, se entusiasmó.

-¿No estaremos escarbando en el lugar equivocado?-, se mostró pesimista, sin embargo, Tudela. Tenía una mala espina.

-No perdemos nada, ¿no?-, sonrió Corzo motivado por la posibilidad de haber encontrado un hilo al enredado caso de los cadáveres hechos carbón.

Después de un rato, Chauca trajo la información de la enigmática mujer.

-No ha llevado una buena vida ésta muchacha, dijo Corzo hojeando su file, de adolescente se vio implicada en robos menores, estuvo detenida, y luego ejerció la prostitución de bajo nivel, por lo que  también fue apresada en varias ocasiones. Después desapareció por completo, como si se la hubiera tragado la tierra-

-Nada del otro mundo, continuó bostezando pesimismo Tudela, yo creo que esa chica no está vinculado a los bonzos-

Era verdad. Belgrano parecía ser una mujer de poca cuantía como para estar involucrada a los casos de las desapariciones y los hombres calcinados, sin embargo  Corzo pensaba que podría ser un punto de partida, una lucecita que se prendiera en ese bosque oscuro donde se encontraban enclaustrados, sin saber hacia dónde marchar, sin espacios ni ventanas, puertas de salida o alguna pista destellante que lo llevara a buen puerto. Decidió seguir su corazonada pese a la incredulidad que mostraban sus colegas de armas.

-Averigua sobre ella. Aquí dice que cuando era prostituta frecuentaba las calles de los suburbios. Por allí deben haber amigas que la reconozcan y que sepan de su paradero, quizás  los hombres para los que ella trabajaba sepan algo-, le ordenó a Chauca.

Un día después Chauca llegó entusiasmado a la dependencia policial. Ensanchó su sonrisa e hizo brillar sus ojos.

-Encontré algunas amigas de la tal Belgrano, dijo trastabillando con su algarabía, y a que no sabe qué me dijeron esas mujerzuelas-

Corzo no andaba de humor para adivinanzas y movió la cabeza con la nariz arrugada. Chauca recuperó el aliento.

-Estuvo frecuentando diversos clubes exclusivos, de esos locales donde se gasta mucha plata y solo  entran los que están  forrados en oro-, dijo con resolución Chauca.

Ignacio Corzo estrujó la boca. -¿Cómo sabían esas mujerzuelas que era la tal Belgrano la que iba a esos clubes si es solo para gente adinerada?-, preguntó incrédulo el capitán.

-Todo se sabe en ese mundo, pues. A esos clubes van muchos hombres acompañados de prostitutas de alto nivel que son amigas de las mujerzuelas de la categoría medio y estas, a su vez, la son compinches de las de menor rango ¿me entiende? Es toda es una cadena de chismes y  las que luego se propalan como reguero de pólvora, como la cadena alimenticia-, volvió a estirar su sonrisa Chauca pensando haber encontrado el eslabón perdido.

-¿Qué hacía una prostituta de bajo nivel, como Marcela, en clubes de la alta sociedad?-, intervino Marcos Tudela, cambiando de opinión en cuanto a la pista que ansiaban poder encontrar.

El capitán Corzo quedó buen rato en silencio. Caviló algunos instantes y después volvió a inquirir aún más interesado.

-¿Se sabe con quién iba a esos clubes?-, empezó a tener confianza en esa posibilidad.

-No, pero podemos averiguar. Las chicas me dieron los nombres de los clubes a los que iban a gastar el dinero esos tipos a los que les sobra la plata-, dijo Chauca.

Corzo cogió su chaqueta. -Vamos, entonces, ¿qué esperamos?-, exclamó irradiando optimismo. Su semblante y humor habían cambiado.

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Gladis Torres
conchale que broma es esa uno esta inspirado leyendo y nos salen con esto
Rosa Nury Peguero
por qué hacer eso subir la novela sin terminar y ya no la terminan
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
Elizabeth Sánchez Herrera: gracias voy a leerlo 🙂
Edgar Romero: Gracias por tu apoyo Elizabeth, acabo de agregar un nuevo capítulo.
total 2 replies
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